El Backstage de la Pública
Enrique Cabrera es el técnico que se encarga de que el maniquí y acompañantes estén perfectos para la fiesta
HACE algunos años a la Tarasca se le enganchó el pelo en el tendido eléctrico de feria que decoraba el cielo de Mesones. Aquello, por lo visto, fue una 'panzá de reír' pues el maniquí paseó calvo como consecuencia del incidente. Pero sobre todo dio para muchos comentarios que es en realidad lo que gusta a los granadinos, charlotear sobre si va guapa si va fea o si "me podrían dejar el vestido que tengo una comunión". De esta anécdota y de todas las demás sabe mucho Enrique Cabrera, el técnico del área de Cultura que se encarga de arreglar cada año a los protagonistas de este desfile y al que muchos conocen como el novio de la Tarasca. Es él quien dedica todo su tiempo para que gigantes, cabezudos, dragón y maniquí estén preparados para pasear por las calles de Granada en una de las fiestas más queridas. Y también es él quien vela porque el secreto mejor guardado no se descubra: el vestido que llevará y que marcará la moda.
Este año el honor de vestir a la Tarasca lo tiene el modisto José Ruiz Naranjo junto con Manuel Marfil y Raquel Fuentes que se van a encargar del estilismo y el maquillaje. Para Ruiz, vestir a la Tarasca es un auténtico sueño que se cumple hoy después de meditar mucho tiempo el diseño del vestido. Según detalló ayer a Granada Hoy, este granadino que lleva trabajando más de treinta años en el mundo de la moda se lanzó hace dos años al emprendimiento con la apertura de su propio taller de costura en la calle Alhóndiga. Un trabajo que desempeña con mucha ilusión en un momento en que numerosas granadinas empiezan a demandar de nuevo una ropa personalizada cansadas de las prendas en serie que se venden en las franquicias. Con este traje que presenta hoy pretende sobre todo "sorprender a los granadinos", algo que cree que conseguirá.
La Banda Municipal de Música ofrecerá las once de la mañana el concierto especial de Corpus. Y será a las doce cuando la Pública emprenderá su desfile por las calles de Granada rodeada de gigantes y cabezudos con sus temidas bromas y sus vejigas. Para entonces los granadinos ya podrán debatir sobre si va guapa va fea. No todos los años se ha conseguido guardar el secreto. Según detalla Enrique Cabrera, en 2001 la casa Globe se encargó del traje pero un día antes salió publicada una fotografía en la portada de un periódico. "Tuvimos que ir corriendo a comprarle uno nuevo y cambiárselo en el último momento", explica Cabrera, que desde hace doce años también custodia todos los diseños que se le han puesto a la Tarasca que son cedidos por los modistos granadinos que elaboran los vestidos al Ayuntamiento. La idea es que cuando la capital disponga de un Museo de la Ciudad puedan ser expuestos junto al resto de bienes de gran valor que dispone el Ayuntamiento.
La celebración se remonta a la época de los Reyes Católicos. "Cuando Isabel la Católica entró en Granada, el Cardenal Cisneros formó un pira de libros y les metió fuego y solo guardó los que tenían inscripciones en oro y otros antológicos", afirma Cabrera. Fue allí donde comprobaron que en Granada se celebraba un evento por estas fechas y decidieron instaurar la fiesta del Corpus. Desde entonces, todos los años ha salido la Tarasca, representada realmente por el dragón y no por el maniquí. La figura de la mujer encima de este reptil representa, según detalla Cabrera cómo el bien vence al mal. Solo en dos ocasiones no ha desfilado por las calles de Granada. Una por orden del rey Carlos III y otra durante la Guerra Civil. El resto del tiempo ha sido protagonista de unos festejos que tanto gustan a granadinos y turistas pero también a Enrique Cabrera que no duda en colarse en el desfile cada año para disfrutar entre gigantes y cabezudos y ver las impresiones que generan entre los granadinos que tanta ilusión le hacen. Los gigantes representan a los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, y Boabdil. Por otra parte, los cabezudos han ido cambiado a lo largo del tiempo. "Al principio daban mucho más miedo. Yo cuando era pequeño y iba a la Tarasca me escondía entre las piernas de mi padre para verlo", relata Cabrera que considera que el rostro se ha suavizado. No obstante, no es raro ver a varios críos llorando el miércoles de Corpus sobre todo si se han llevado un vejigazo de los cabezudos.
En el año 1990 Enrique Cabrera decidió sorprender a los granadinos creando la figura del mendigo Paniolla bien conocido en la capital. "Cuchi si es Paniolla", exclamaron las decenas de personas que le reconocieron ese día en las calles del centro. Al año siguiente llegó el rey de los gitanos, Chorrojumo seguido del payaso que representa a Pompón y Tedy, abuelos de Milikito que nacieron en la pescadería de Granada y se hicieron famosos fuera de España. Otro de los más queridos representa a Vilorio que venía periódicos en la Cafetería del Suizo o el Quijote que llegó en el 400 aniversario de Cervantes. Ahora, no descarta crear nuevos cabezudos y sorprender un año más a los granadinos con unas creaciones que se guardan en su taller junto a los tres cortejos de los Reyes Magos de Oriente. Una labor que desempeña con mucha ilusión pues según explica Cabrera desde que tomó el trabajo de recuperar las figuras y hacer algunas nuevas es una de las épocas más felices de su vida. "Me gusta como la Tarasca atrae a tanta gente de la ciudad y los pueblos, que la vean y digan lo bien que va".
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