La Bobadilla, el encanto de comer en un entorno andaluz
No es necesario estar hospedado en el lujoso Hotel La Bobadilla para disfrutar de la cocina de cualquiera de sus tres restaurantes. La experiencia merece la pena, porque La Bobadilla es una finca en medio de un olivar donde se respira el encanto de la arquitectura andaluza, cada vez más difícil de encontrar en un mundo donde nuestros cortijos tan bonitos están siendo arrasados por el hormigón. Muchas veces son los extranjeros quienes de verdad potencian la verdadera esencia de Andalucía, y así ocurrió en este caso. A principios de los años 80, los empresarios Rolf Egli (suizo) y Rudolf Staab (alemán) adquirieron esta finca de 300 hectáreas en pleno bosque mediterráneo con la intención de construir un restaurante de lujo en la campiña. Se enamoraron del paisaje con sus verdes colinas de encinas y olivar, del entorno virgen donde el silencio sólo es interrumpido por el trinar de los pájaros. Conocieron al arquitecto granadino Jesús del Valle que supo interpretar sus deseos, y lo que en un principio sería un restaurante fue concibiéndose como un proyecto más ambicioso para culminar en un complejo hotelero. Por eso merece la pena pasear, visitar la piscina rodeada de palmeras diseñada a modo de oasis y rodeada de jardines aromáticos, entrar al hall de columnas, a la capilla con su órgano monumental de 1.595 tubos (el órgano no eclesiástico más importante de España), y dejarse llevar por toda la belleza de este lugar tan especial que cuenta con tres restaurantes.
El restaurante La Plaza está abierto sólo para el almuerzo y es una placita en torno a una agradable y alegre fuente. A principios del mes que viene (del 6 al 12 de julio) se realizará una semana gastronómica de tapas muy cuidadas, con propuestas como el gazpachuelo frío con ceviche de pez mantequilla, la hamburguesita cordobesa o el daiquiri de fresas y lima. El Restaurante La Finca es muy romántico para cenar, recomiendo la crema de trufa blanca; la ternera lechal; el torrefacto de pistachos verdes; el tapenade y el pesto de cebollino y albahaca. Nos sorprenderá su gin tonic en plato. El tercer restaurante, El Cortijo, sólo tiene servicio de cenas. Muy recomendables los corazones de alcachofas rellenos de guiso de pescado, gambas y salteado de cangrejos de río al ajillo; las lascas de secreto ibérico con mostaza a la antigua y jugo de romero y la leche frita con miel de tomillo, salsa de mango y helado de vainilla. El personal es excelente, y muchos de ellos llevan trabajando en La Bobadilla desde su apertura. La directora es Sonia Guisado, y junto con el cheff Antonio Organero y el director de alimentos y bebidas Frédéric Plasse quiere potenciar la cocina ecológica y de proximidad, muchos de los alimentos que se sirven son del propio huerto de la finca.
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