Corpus

El Nico, a hombros, salva una tarde vacía de novillos y llena de aburrimiento

  • Alejandro Enríquez y el mexicano Diego Silveti, una oreja y gracias · Esta tarde novillada de promoción con El Alvareño, Romero Hernández y José Palma

Mal comienzo del abono granadino en la novillada picada, y como casi siempre la culpa la tiene el ganado, pero a veces tampoco la actitud de algunos novilleros es la mejor. Ayer se lidiaron ocho novillos de Hermanos Garzón, que pese a estar bien presentados, resultaron muy blandos y sosos, de los que no asustan a nadie ni dejan lucir. Quizá la salvedad de segundo y séptimo, algo más potables.

En el cartel dos granadinos con distinta suerte, estilo y concepto, pero sin desdecir nada con sus compañeros. De nuevo fue Nicolás López El Nico (ovación y dos orejas) el que se llevó el gato al agua y marcó las diferencias. En su contra, los nervios y ansiedad desmedida por triunfar, pero no olvidemos -y algunos chavales lo hacen a menudo- que estamos hablando de novilleros, en definitiva aprendices de un oficio duro y exigente. Lo positivo sumó más. Recibió a sus dos novillos con largas cambiadas y tremenda decisión. Muy flojos sus oponentes, pero no el granadino. Se sajó con el tercero, pulseó con firmeza y tiró bien del novillo, incluso toreó largo al natural. Trincherilla, cambio de manos, ganas tremendas, remate de rodillas y toreando en redondo no tuvieron el respaldo de la espada.

De nuevo rodilla en tierra en el séptimo, otro blando que no se podía escapar. Lo consiguió con pundonor y tremendas ganas. Aguantó la cara del novillo en una faena con más coraje que otra cosa, pero animó al respetable que había llenado escasamente un cuarto de plaza, y falta le hacía. No fue su día más redondo, pero volvió a dejar El Nico su tarjeta de visita.

El otro paisano, Alejandro Enríquez (silencio y oreja) topó con un novillo quebrantado tras dos volteretas que llevó a desesperar a novillero y tendido, pese al intento insistente de hacer las cosas muy medidas y algún lance con cierto sabor en la apertura del festejo. Aprovechó Enríquez el viaje del flojo quinto para hacerlo pasar y poco más. El novillo no decía nada y la emoción de nuevo se fue al traste. No perdió la compostura e intentó torear despacio, cosa que se agradeció.

El mexicano Diego Silveti (silencio tras aviso y oreja tras aviso) realizó una faena de escaso contenido al cuarto. Es cierto que el novillo no tuvo fuerza y poquita raza, pero tampoco le sobró al novillero. Demasiada colocación y exceso de precauciones en un toreo encimista y falto de armazón, aunque no exento de cierto estilo. Quizá la voluntad y algún detalle suelto le salvaron en el que cerró plaza, pero no encontró el sitio ni se acopló a la flojedad del novilla.

La cruz fue Diego Lleonart (silencio y silencio tras aviso) que vino a Granada con poco compromiso. Muchas precauciones, falto de ganas y ambición, andarín y una buena dosis de miedo, sobre todo en el segundo, que desbordó al de Castellón. Con el sexto hizo un tándem que más parecía de amiguetes en el ruedo, mientras el público hablaba de sus cosas.

Esta tarde segundo festejo de abono en una novillada de promoción donde actuarán los granadinos El Alvareño, Romero Hernández y José Palma con novillos de El Soldado.

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