Ponce, Fandi y Cayetano ponen la ilusión y los toros la decepción
PLAZA DE TOROS DE GRANADA : Se lidiaron cuatro toros de Hermanos García Jiménez. Justos de raza y casta en general, aunque profundos el tercero y el sexto. El cuarto, de Peña Francia, bueno y noble; y el quinto, de Olga Jiménez, transmitió escasamente. Bien presentados en general, aunque desiguales en juego. Las astas del cuarto y del quinto serán analizadas por posible manipulación. TOREROS: Enrique Ponce, de grana y oro. Ovación tras petición de oreja. Oreja con fuerte petición de la segunda. El Fandi, de amapola y oro. Oreja tras petición de la segunda. Dos orejas. Cayetano, de blanco y plata. INCIDENCIAS: Primera corrida del abono de la Feria del Corpus de Granada, con casi dos tercios de plaza llena. Se guardó un minuto de silencio en memoria del torero Manuel Carra. El Fandi salió a hombros por la puerta grande.
La voluntad no siempre acompaña con la respuesta que dan los toros. Ésta es la explicación que mejor se puede dar a lo vivido en la primera corrida de la Feria Taurina del Corpus 2015, en la que El Fandi y Cayetano lograron salir a hombros en una tarde en la que Enrique Ponce se marchó a pie solo con una oreja en una tarde en la que los toros no estuvieron a la altura. A ello hay que añadir la polémica vivida por la mañana en los corrales, en donde el equipo gubernativo decidió mandar a analizar las cabezas de los toros cuarto y quinto por posible manipulación de las astas.
El que peor suerte tuvo en su lote fue el maestro valenciano Enrique Ponce, quizás el máximo exponente de las ganas de sacar y exprimir todo lo posible a sus dos oponentes. Sin juego y sin casta ninguna, pudo al menos pasear un apéndice correspondiente al cuarto de la tarde.
Fue en éste en el que el diestro dio una de las mejores versiones, principalmente en la recta final de la faena y cuyo empecinamiento por buscar salir a hombros le costó un aviso. Así, ligó un par de tandas con la muleta bruscas en las formas pero con firmeza en el fondo para someter a Furtivo. Le bajó la muleta, se la puso muy pegada al hocico y así lo sometió para meterse a los tendidos en el bolsillo, aunque no así al palco presidencial, que solo concedió una oreja de las dos que con vehemencia pidió el respetable.
En el toro con el que abrió la corrida, Ponce lo recibió a la verónica y fue entonces cuando al toro empezaron a vérsele las escasas opciones de 'rascar' algo positivo. Racalimpo apenas fue aguantando las tandas que el diestro le planteó por sus pitones izquierdo y derecho, éste último con algo más de clase aunque insuficiente. Fue conduciendo al toro sin provocarle demasiado para intentar que aguantase, y aunque le dio tiempos, su pinchazo tendido le privó de cortar el primer trofeo de la corrida.
Sin embargo, no es lo mismo haber nacido en Valencia que haberlo hecho en Granada y llamarte David Fandila 'El Fandi'. La predisposición de los presentes en los tendidos a ver torear al granadino es total y eso se nota desde que sale del burladero hasta que regresa tras dar muerte a sus dos toros. Ayer se llevó tres trofeos de un lote algo más completo en el segundo toro de la tarde, no así en el quinto, al que sin embargo logró dejarlo sin apéndices contra todo pronóstico.
En el primer toro que le tocó lidiar a El Fandi, el diestro lo recibió hasta con seis largas cambiadas de rodillas, algo con lo que ya se ganó a los tres tercios de aficionados que ocupaban los tendidos, pero no así a su oponente, que en los embroques a la verónica salía sin fijación y muy suelto, quedando justo de fuerzas tras su paso por el caballo.
No en vano, el Fandi consideró necesario ejecutar el tercio de quites por lopesinas y rematar posteriormente de rodillas antes de empezar el tercio en el que el diestro se siente más cómodo: las banderillas. Con tres pares del sello indiscutible del granadino arrancó la faena de muleta preparado para hacerse con la puerta grande, algo que le costó más de lo esperado.
Comenzó la faena con muletazos de rodillas, cinco concretamente. Molinetes en la segunda tanda, también por el pitón derecho, sirvieron para percatarse de que el toro tenía más clase y raza, y aunque con celo hacia la muleta de El Fandi, fue apagándose poco a poco. Hubo que esperar hasta la cuarta tanda para ver el único intento del diestro granadino con la muleta por la izquierda, pero quizás demasiado tarde debido a que el toro empezó a avisar de lo que haría poco después: rajarse. En la séptima tanda la res puso punto y final a una faena que el torero culminó con una estocada entera y tendida con la que consiguió una oreja.
En el quinto de la tarde, y segundo de El Fandi, poco juego y lustre le dio a la faena del matador, que dejó a la gente fría tras el recibimiento de rodillas del matador. La voluntad del granadino siempre se sobrepone a sus oponentes, consiguiendo así meterse al público de los tendidos en los bolsillos con detalles como desplantes y remates de tandas que, unidas a una estocada entera pero algo tendida, le dieron dos orejas más para abandonar a hombros por enésima vez el coso de Doctor Olóriz.
Cayetano cerró una tarde en la que quizás fue el que más fortuna tuvo con el lote que le tocó lidiar. El tercero de la tarde tuvo mejor comportamiento, más casta y más nobleza que el resto de la camada, aunque sin embargo duró menos. Buscó tandas por la derecha con mucho arte y muy estático, además de probar más que el resto de sus compañeros de paseíllo con la mano izquierda. Ahí, al natural, fue donde el toro tuvo más profundidad y, aun saliendo a media altura de la muleta, permitió a Cayetano lucirse en la segunda tarde que se vestía de luces esta temporada. Pese al pinchazo se llevó un trofeo.
La segunda oreja la cortó ante un toro con clase, el sexto de la tarde, que también tuvo un comportamiento similar al querer rajarse tras la tercera tanda e irse a la querencia a tablas. Sin embargo, el matador madrileño lo sometió y se lo llevó a los medios con lo que consiguió exprimirle un par de tandas más. La buena estocada ya solo fue merecedora de la segunda oreja.
Sin toros no hay paraíso. Basta con que los toreros traten de justificarse y darlo todo para demostrar que están por encima de las reses. El día que diestros y astados estén a la altura será idílico.
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