Los precios se estancan pero el consumo crece

Los caseteros subrayan el aumento de las ventas con respecto al Corpus 2014, y los clientes el buen servicio

Las calles del recinto ferial de Almanjáyar lucieron repletas de gente desde las primeras horas del mediodía.
Las calles del recinto ferial de Almanjáyar lucieron repletas de gente desde las primeras horas del mediodía.
Miguel López Granada

05 de junio 2015 - 01:00

JUEVES de Corpus. Día grande de la fiesta mayor, y el ferial que no podía presentar mejor cara. Sigue la tendencia creciente en un real de Almanjáyar que cada día que pasa, y ya sólo quedan dos, encuentra mejores sensaciones que el anterior en lo que respecta al flujo de visitantes. Si el domingo y el lunes fue necesario esperar hasta pasada la media tarde para poder deleitarse con trajes de gitana, caballos y olor a paella; en estas tres últimas jornadas el ir y venir de personas por las calles del albero ha sido constante desde las primeras horas del mediodía.

Ni siquiera las altas temperaturas están siendo óbice para que miles de granadinos y turistas crucen el portón gigante de la calle Casería del Cerro para adentrarse por otras algo más modestas: las de las más de sesenta casetas de este Corpus 2015.

Todos buscan lo mismo: una buena cerveza o refresco para rebajar la temperatura corporal mientras el sol va escondiéndose por el horizonte, momento en el que las casetas van desalojándose y en las calles la arena se levanta al paso cadente de los transeúntes. Hasta entonces, lo idóneo es hallar cuatro paredes entre las cuales la relación calidad-precio sea lo más óptima posible.

Importa el bolsillo, y mucho. Sobre todo en tiempos de crisis. Y a los caseteros, convencer a sus potenciales clientes del beneficio que tendrán si pisan sus tableros de madera aglomerada. La sensación general de unos y otros es que el Corpus 2015 está siendo mejor que el del año anterior. Lo dicen los que están delante y detrás de la barra. Los primeros agradecen el buen servicio aunque discrepan en cuanto al precio, mientras que los segundos celebran el aumento de la demanda en tiempos de recuperación aún poco acentuada.

David Reyes es uno de los copropietarios de La Montera, caseta ligada culinariamente al restaurante Saffron. Con todas las mesas luciendo el cartel de 'reservado', David cuenta que "como es nuestro primer año gestionándola, nos hemos basado en los precios que había el año pasado". "El lunes fue el único día malo, pero desde entonces todo ha ido genial", resalta.

En Por Peteneras, otra caseta tradicional del recinto de Almanjáyar, Jorge García, su gestor, va por la misma línea: "La carta refleja más o menos los mismos precios que el año pasado", si bien reconoce que "se notan los brotes verdes". Doce euros cuesta una ración bajo la sombra que procuran la carpa y los hierros de Por Peteneras.

Pero el optimismo va más allá. Casi todos los caseteros coinciden en valorar como buena o muy buena la presente edición de la feria. Nono Hoces, de Carambirubí, cifra en "casi un 40%" el aumento en el volumen de raciones, platos y bebidas servidos durante el presente Corpus con respecto a años precedentes. Y todo pese a tener un modelo de gestión externalizado. "Nosotros tenemos subcontratada la comida con el restaurante La Barrica de Loja", apunta. "Ellos se llevan el 70% de lo que se vende y nosotros el treinta restante", añade.

Como en casi todos los módulos, el flamenquín o las berenjenas con miel son los grandes triunfadores de la caseta de Nono. Raúl Acevedo está a cargo de La Chicuelina, formada por más de 20 socios entre los que destaca el centrocampista del Granada B Adolfo Martínez. Acevedo destaca el perfil de cliente que cruza el manto de tela que hace las veces de entrada a su negocio: "Está en una horquilla situada entre los veintitrés y los treinta años".

"Hemos mantenido los precios del año pasado. Una hamburguesa de buey o un plato de queso cámembert frito cuestan ocho euros, mientras que los flamenquines están a catorce", subraya, al tiempo que agradece que "el volumen de ventas va en progresión cada año". En su caso, la preparación de las comidas también está subcontratada, en este caso con el restaurante El Retranqueo.

Pero, ¿Qué piensan los verdaderos transformadores de la ilusión en realidad? Los clientes también opinan. Y, en general, coinciden en la calidad, aunque difieren en lo relativo al bolsillo. Para algunos todo está "más o menos igual que siempre", mientras que para otros "cada año va subiendo".

De la primera opinión son Dory Pamera y Antonio Mochón, un matrimonio que ayer destacaba la "cercanía" del personal que les atendía en La Chicuelina. "Merece la pena comer aquí durante estos días. La calidad es buena y los precios también", explica Dory. De la misma forma, su marido cuenta que "siempre es bueno cambiar de aires, y el Corpus es un buen momento para hacerlo".

De vuelta a Carambirubí, Mari Trini Gutiérrez departe con un grupo de amigos mientras esperan su almuerzo. "Venimos a la feria cada jueves de Corpus y algún día más de la semana. En general, se nota que comer es más caro cada año", asegura. En este, nos estamos gastando de media unos veinte o veinticinco euros por persona", apostilla finalmente.

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