En un pequeño rincón del barrio marinero de Santa Adela, en Motril, el tiempo se ha detenido y dos hermanos, Pepe y Miguel Muñoz, conocidos popularmente como los 'Tarifa', se han propuesto recuperar parte de la identidad y de la tradición de una ciudad con un gran arraigo al mar y la pesca, mediante la restauración de barcas, en algunos casos con más de medio siglo de historia.

Un proyecto con el que ponen en valor el patrimonio pesquero de toda una comarca y con el que pretenden inmortalizar en la historia una de las tradiciones más antiguas con las que cuentan en la zona.

"Es una embarcación que estaba tirada en un rincón, deteriorándose con el paso del tiempo, la estamos restaurando para mantener parte de nuestro patrimonio pesquero. La barca era de José e Ignacio, de la familia del Dorado, y tiene unos 50 años", explica Pepe el Tarifa, mientras asegura que es una barca que ellos mismos hicieron cuando el Club Náutico contaba con un astillero.

Son vecinos de la playa de toda la vida, hasta el punto que nació en la misma pescadería vieja de la lonja. "Antes había unos grandes bidones, debajo vendían el pescado, y encima vivíamos cuatro familias. Llevo toda la vida aquí, por eso cuando veo como las tradiciones se van perdiendo y nuestro legado se destruye, la piel se me pone de gallina de la lástima que siento", lamenta mientras muestra como efectivamente, al pensar en ello el vello de la piel se le eriza.

"Cuando haces un barco y lo ves entrar en cualquier puerto te invade una sensación de orgullo de saber que lo has hecho con tus propias manos, por eso cuando veo un barco tirado en la playa o en cualquier sitio, sufro. Todos tienen su historia y su vida. Lo único que les falta es poder hablar para contarla. Estas barcas llevan detrás todo un proceso de construcción, todo lo que han vivido los hombres del mar con ellas y luego las ves abandonadas", señala.

Estos hermanos están restaurando la primera de las embarcaciones en colaboración con el Grupo de Acción Local de Pesca y el Ayuntamiento de Motril, pero se trata solo de una parte del gran proyecto de recuperación del patrimonio pesquero, ya que toda la restauración se está documentando para dejar constancia de una parte importantes de la historia de la Costa, y que posteriormente se incorporará al archivo local de la biblioteca, y las barcas servirán como elementos ornamentales en varios enclaves de la zona.

Los hermanos Tarifa restaurando la barca

El patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Motril, e hijo de uno de los dueños de la barca, Ignacio López, recuerda que al ver este tipo de embarcaciones "te trasladas a cuando eras un crío y se veía la playa llena de embarcaciones como esta que salían a faenar cada mañana y vendían el pescado en la playa, da mucha emoción saber que por lo menos va a quedar el testimonio".

Y añade que la pena es que el tiempo pasa, el oficio se moderniza y "no nos damos cuenta que vamos perdiendo un patrimonio histórico y que es nuestro. En este barco mi tío y mi padre han echado grandes ratos, y es una forma de mantener la historia".

Un patrimonio material que estaba perdido y que supuso también la pérdida de algunos oficios, como el caso del calafate – persona que se dedica a cerrar las junturas de las maderas de las naves con estopa y brea para que no entre el agua- y que desde hace poco cuenta con una persona encargada de ello en Motril. "Cuando perdimos el sistema del varadero, retrocede el taller mecánico y los calafates y se van a otros puertos a trabajar, ahora, después de muchos años la hemos recuperado, tenemos un astillero que está dando un servicio muy bueno, y aunque no hemos recuperado del todo la mecánica, vamos poco a poco".

Por su parte, la concejala de Pesca e hija de uno de los dueños de la barca, Ángeles López Cano, incide en que "conservar parte de nuestro patrimonio y legado marinero es muy importante. Desde el Grupo de Acción Local de Pesca en colaboración con el Ayuntamiento de Motril y con la familia que está restaurando este barco, la idea ha sido conservar nuestro patrimonio, seguir conservando nuestra historia y legado marinero. La idea que tenemos es que estas embarcaciones se puedan ubicar en sitios visibles donde toda la población pueda disfrutar de ellas y que conozcan nuestra historia marenga".

López Cano cuenta que recuerda perfectamente a su padre subido en dicha embarcación, por lo que la familia tuvo muy claro que quería donar la barca a la ciudad para iniciar ese imaginario colectivo de la pesca.

Al hilo, la alcaldesa, Luisa García Chamorro, señala que con esta acción "se cumplen tres premisas, primero la recuperación de patrimonio pesquero, además preservarlo para que se pueda conocer a fondo la historia de estos barrios pesqueros y además, una tercera es que van a ser un elemento para embellecer la ciudad". 

Por su parte, el teniente de alcalde de Urbanismo, Antonio Escámez relata que cuando conocieron la idea "inmediatamente supe que era una iniciativa bonita y además importante porque pone en valor este trabajo de los calafates". Y puntualiza que "es un día grande para el puerto y sus barrios, Santa Adela y Varadero, porque se está recuperando parte de su historia, pero también para Motril como ciudad".

"Me siento muy orgulloso de pensar que dentro de muchos años mis nietos puedan ver el barco restaurado en una rotonda o expuesto en algún sitio y sepan que fue su abuelo quien lo hizo. Esto a nosotros nos da la vida", cuenta Pepe el Tarifa, y bromea con que está pensando en volver a ponerse en activo para dedicarse de pleno a la restauración de barcos.