En septiembre de 2018 llegaba al Puerto de Motril, tras permanecer cerca de dos meses amarrado en aguas de Ceuta, el barco ruso Zapolyarye, un carguero que tuvo que buscar un lugar seguro donde resguardarse tras quedar sin combustible por problemas con la naviera. Tres años y cuatro meses después, el barco continúa en el mismo sitio, atracado en el muelle dique de la dársena granadina.

Una situación que podría cambiar próximamente, tras solucionar la Autoridad Portuaria su expediente de abandono y aprobar el Consejo de Administración el pasado mes de noviembre su puesta en subasta pública. De esta forma, los interesados podrán presentar diversas ofertas por este buque de 180 metros de eslora y gran calado hasta el 11 de febrero y el 1 de marzo su apertura.

Según señalan desde la Autoridad Portuaria, en dicho acuerdo se establece un precio de salida inicial de 3.181.424 euros, que en el caso de declararse desierto se podrían celebrar hasta tres subastas sucesivas con una reducción del 20%, el 45 y el 55%, respectivamente.

Además, reseñan que las ofertas realizadas deberán incluir una garantía equivalente al 4% del tipo de la primera subasta -101.805,57 euros-. La adjudicación se hará a la oferta económicamente más ventajosa, condicionada a que el ganador de la subasta abone el precio en los quince días hábiles siguientes desde la notificación del acuerdo de adjudicación.

Se trata de un Bulk Carrier, reforzado estructuralmente y que fue clasificado como buque rompehielos. Los equipos instalados, tales como motores, calderas y depuradoras, entre otros, son de "muy buena calidad", según recoge el pliego de condiciones que rige la subasta pública, así como sus equipos de navegación y sistemas de comunicaciones.

Está provisto de doble casco, construido con aceros especiales de alta resistencia y en buen estado de conservación. Cuenta con un total de 23 tanques de lastre de agua salada con capacidad para 9806 metros cúbico y siete bodegas de carga.

Podrán presentarse a la subasta todas las personas físicas o jurídicas, españolas o extranjeras, que tengan plena capacidad de contratar y de obrar de acuerdo con las normas del Código Civil.

El Zapolyarye llegó a la dársena motrileña acompañado por su tripulación. Unos marineros que tuvieron que permanecer a bordo del barco, si no podían perder su derecho a cobrar y que les colocó en una posición muy complicada. Y que tras más de dos años pudieron finalmente abandonar el muelle dique tras finalizar el expediente de abandono del carguero.