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La lonja de Motril aumenta su facturación hasta cerca de los cinco millones en 2022

  • Se han comercializado más de 47.000 kilos de quisquilla de Motril 

  • Lamentan que no se considere al pescado como producto de primera necesidad y se le aplique la reducción del IVA 

Un barco entrando al Puerto de Motril tras faenar

Un barco entrando al Puerto de Motril tras faenar / Alba Feixas

La Lonja de Motril aumenta las ventas durante el 2022 pese a los hándicaps a los que se han visto enfrentados los pescadores de la flota granadina y a un horizonte poco claro que preocupa a todo un sector que espera que se reconsidere la propuesta de la rebaja en el número de días, ya que en caso contrario, puede suponer una parada de hasta cuatro meses en el calendario. Con la sombra de la duda planeando sobre el sector, esperan por lo menos repetir el volumen de facturación registrado este pasado año que, en el cómputo general se sitúa en cerca de cinco millones de euros, gracias a la comercialización de cerca de algo más de 900 toneladas de pescados y mariscos.

Según datos de la Cofradía de Pescadores de Motril, durante el 2022 se facturaron 4.976.680,64 euros, lo que supone un aumento cercano al 3,5% de lo registrado en 2021, cuando se cerró el ejercicio económico con 4.823.215,67, pese a que en el pasado año se facturaron cerca de 450.000 kilos menos de producto.  

Datos que han situado a uno de los productos estrella de la dársena granadina, la quisquilla de Motril, como uno de los productos más demandados a lo largo del año con unas ventas superiores a los 47.000 kilos, generando 825.949,62 euros, y ha llegado a alcanzar los 136 euros más IVA el kilo, frente a los cerca de 750.000 euros generados en 2021 con la venta de unos 34.000 kilos de este producto con nombre propio.

Aunque la joya de la corona del 2022, como ya ocurrió en años anteriores, con un volumen de facturación de 1.471.177 euros y la venta de 131.633 kilos es la gamba. Por la dársena granadina han pasado también 31.900 kilos de rape -246.618 euros-, 28.539 kg de pescadilla -273.733-, 27.340 kg de pulpo -245.020 €- , 130.438 kg de jureles -175.745  €- o 7.338 kg de salmonete de roca -70.561 €- entre otros productos del mar.

Cifras que, pese a que son algo mejores a las registradas el pasado año, y supone un aumento con años de pandemia, no contenta a los pescadores motrileños del todo que, a su reivindicación por fomentar el consumo y la comercialización local, se le suma este año los altos costes a los que han tenido que hacer frente por la subida del gasoil y de los materiales. El sector mira la cuenta de resultados y lamenta que, pese a que los ingresos han sido superiores a otros años, los gastos también han aumentado considerablemente.

Además, los pescadores continúan a la espera de la finalización de la nueva lonja de Motril, prevista para finales del primer trimestre del año o principios del siguiente, que les permitirá ser mucho más competitivos al contar con nuevas cámaras de almacenamiento del pescado, y una zona de subasta adaptada a las exigencias que establecen las administraciones en materia de sanidad.

El IVA en el pescado

El sector pesquero comienza el 2023 con un nuevo golpe tras el anuncio del recorte en los días de faena, tras no considerar el Gobierno central a estos frescos como de primera necesidad y no repercutirles la bajada del IVA, actualmente gravados con un 10 %, en lugar de con un 4 %. El patrón de la Cofradía de Pescadores de Motril, Ignacio López, lamenta que se desaproveche la oportunidad de incentivar el consumo de un alimento de tan alta calidad nutricional y sostenible, "es imprescindible para nuestra nutrición y no entendemos como nos deja fuera de esos alimentos que han bajado el IVA, algunos incluso se lo han quitado, y luego carnes y pescados continuamos con el mismo, con lo que se lanza el mensaje de que no es un alimento de primera necesidad, pese a ser un aporte de proteínas importantísimo para nuestra alimentación". 

López añade que mantenerse el 10% del IVA repercute directamente en los precios del consumidor. A los gastos del producto hay que sumarle los derivados de la gestión de la lonja o del propio transporte, "si tuviéramos una reducción, se podría traducir en premios más competitivos, tanto para el productor como para el consumidor final". 

Hace pocas fechas el sector remitió una misiva al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mostrándole su preocupación por la decisión adoptada y solicitando que se reconsidere su decisión al tratarse de un alimento básico, a pesar de que el propio Ministerio de Consumo recomienda su consumo tres veces por semana, se traduce en la segregación de proteínas de alta calidad nutricional en la dieta de amplias capas de población, las más desfavorecidas en el contexto inflacionario actual, y acarreará a medio plazo graves perjuicios de salud.

Pescado de la Lonja de Motril Pescado de la Lonja de Motril

Pescado de la Lonja de Motril / Alba Feixas

De hecho, según los datos aportados por el sector, las enfermedades relacionadas con la mala alimentación cuestan 14.000 millones de euros anuales al Sistema Nacional de Salud, que representa casi un 20% del total del gasto sanitario. Frente a estas cifras, y según los cálculos del sector, la reducción del IVA de los productos pesqueros que se solicita supondría menos de 500 millones de reducción de ingresos para el Estado.

Reducción en los días de pesca

Otro de los hándicaps a los que se enfrenta este año el sector pesquero granadino es a la reducción en el número de días de faena. Una situación que pone en aprieto a todo un grupo de trabajadores que, en el caso de Motril, ya había visto reducido el número de días para trabajar, repercutiendo de forma negativa y suponiendo la merma de trabajadores. De hacerse efectivo, los pescadores de Motril tendrían que repartirse los días de pesca de forma que los barcos quedarían atracados en el muelle cerca de cuatro meses al año, algo insostenible. 

El patrón de la Cofradía de Pescadores de Motril, Ignacio López, asegura que se ha mandado una propuesta de cierre de los caladeros durante las cuatro semanas de febrero, por los que se les podría bonificar con un 3,5 en lugar del 7%, lo que supondría una reducción menor de días. De esta forma, los armadores pararían su flota durante dos meses al año y se repartirían el resto de días a lo largo del año, no necesariamente todos a la vez. "Creo que es algo razonable, la Unión Europea ha marcado cuatro meses al año donde se reproduce la pescadilla, y uno de ellos es el mes de febrero, cuando nosotros paramos de forma habitual, aunque aún estamos a la espera de que nos respondan". 

Una situación que preocupa también a otros actores implicados directamente en la comercialización del pescado como son las propias lonjas. Según reseñan fuentes del sector, la reducción en el número de días afectada de forma directa a cientos de trabajadores que se dedican a poner en contacto a los pescadores con los comercios o grandes cadenas. "Las lonjas se llevan un porcentaje del producto vendido, si se reduce el número de días de faena, y por tanto la facturación y los días de venta, a algunas empresas dejarán de salirle las cuentas y habrá verdaderos problemas". 

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