Un pequeño de no más de 4 años mira con curiosidad y algo de nerviosismo a Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, este año se han adelantado casi un mes para no faltar a un nacimiento muy especial. En la tahona y la despensa el vaivén es constante, al igual que en la casa del escriba, nadie quiere perderse ni un detalle. El Rey Melchor mira al pequeño por el rabillo del ojo y le esboza una sonrisa, gesto suficiente para que el pequeño se agarre a la pierna de la madre y aparte corriendo la mirada mientras levemente se sonrojan sus mejillas. Un instante de magia que se repite en diferentes momentos gracias al Belén Viviente que la Asociación de Mujeres Virgen del Mar de Calahonda celebra desde hace algo más de una década para el disfrute de grandes y pequeños.

No falta ni un detalle para que vecinos y visitantes puedan disfrutar durante todo el día de la recreación navideña en la que se puede aprender en directo como se fabrica jabón casero, o llevarse alguna de las piezas ya hechas, ver como el escriba domina el arte de la escritura en papiro, o se cuida de gallos, conejos o patos. Además de saborear unas patatas fritas o buñuelos hechos en el momento, comprar algunas viandas como aceitunas encurtidas, tomates frescos de la zona o unas habichuelas.

Aunque sin duda, un año más, las miradas de los más pequeños son dos burritos ataviados con talabartería hasta los que se acercan para inmortalizar el momento con una foto o dar un pequeño paseo por la Plaza Neptuno. A otros, sin embargo, les cuesta más acercarse, por temor al animal, y lo ven a lo lejos mientras disfrutan de los columpios del parque que hay en la plaza. 

Dos niños miran con atención a dos patos del corral

No son pocos los vecinos de otras partes de la provincia que aprovechan el buen día y el fin del puente para desplazarse hasta este rincón de la Costa Tropical, con la excusa de ver el Belén Viviente, y comer en algunos de los bares o restaurantes de la zona. Para otros se ha convertido casi en una tradición que repiten año tras año y con la que dan el pistoletazo de salida a los eventos navideños, como Irene y Antonio, de Motril, que cada año aprovechan la celebración de esta representación para quedar con algunos amigos, dar un paseo por la playa, comer en un chiringuito y por la tarde visitar el Belén Viviente para hacerle algunas fotos a los niños y comer buñuelos con chocolate mientras contribuyen con la Asociación de Mujeres de Calahonda.

"Hemos hecho nuestro Belén Viviente como cada año con la intención de intentar mejorar la Asociación a la vez que nos los pasamos bien todos los vecinos", explica a Granada Hoy Francisca Romera, la presidenta de la Asociación, quien agradece la colaboración tanto de vecinos como de empresarios y de la Entidad Local Autónoma de Carchuna - Calahonda.

Unas niñas pasean en los burritos

Sobre la cantidad de gente que cada año se vuelca para que todo salga bien para que puedan disfrutarlo, sobre todo, los más pequeños, Romera asegura que no tiene palabras suficientes de agradecimiento, "llevamos más de una década, y todo lo que nos queda todavía, se ha convertido en una cita indispensable de la Navidad y viene mucha gente de fuera para echar el día con nosotros". Esta es solo una más de las actividades que realizan a lo largo del año, son una asociación muy activa que cuenta con más de un centenar de asociadas.

Por su parte, el presidente de la ELA, Juan Alberto Ferrer, agradece el trabajo que realizan desde la Asociación que permite que "vecinos y visitantes puedan disfrutar de un día en familia. Es una actividad que se lleva haciendo mucho tiempo, tiene mucho trabajo detrás y es ya una tradición que hay que cuidar y apoyar".

Ferrer asegura que uno de los objetivos marcados es el de ayudar y trabajar para que el Belén vaya cobrando más protagonismo con el paso del tiempo y se pueda igualar a otras representaciones más grandes que se hacen en otros puntos de la provincia como el de Los Tablones, en la Costa, que se realiza el próximo domingo 17 de diciembre, o el de Válor, en la Alpujarra, el 30 de diciembre.