Costa

Una patrulla canina de élite

  • La Unidad Canina de Protección Civil de Motril ha participado en más de una veintena de búsqueda de personas por toda la provincia desde su creación

Satisfacción, colaboración, gratitud y sacrificio son algunas de los conceptos que podrían definir perfectamente lo que supone formar parte de la Unidad Canina de Protección Civil de Motril, que en la actualidad se encuentra integrada por cuatro personas -Rafael Montero, Ainhoa Serantes, José María Mesa, y David Flores- y que cuenta con cuatro canes - Muga, Ona, Inuk y Rex-, este último ya jubilado, que participan en tareas de búsqueda de personas desaparecidas o fallecidas.

La satisfacción, colaboración y gratitud personal de participar y prestar un servicio público de forma altruista, así como de ayudar en momentos complicados a quien lo necesita.

Este grupo entrena y se prepara durante muchas horas para que, en caso de necesidad, los perros realicen la mejor labor de rescate posible, en cualquier momento que puedan ser solicitados. Su responsable, Rafael Montero, explicó a Granada Hoy que los protocolos de actuación fijan un plazo recomendable de 48 horas para iniciar la búsqueda de desaparecidos.

"Cuando se trata de personas mayores o enfermas, esas primeras horas son cruciales", indicó Montero. En la mayoría de las ocasiones, actúan tras la petición realizada por el Servicio de Emergencias del 112 y tras contactar con ayuntamientos y familias afectadas. Una efectividad que ha quedado contrastada y que les ha servido para ser incluidos en los planes de Protección Civil, Policía Nacional, Guardia Civil y el GREA (Grupo de Emergencias de Andalucía).

La Unidad Canina de Protección Civil de Motril lleva funcionando apenas seis años y en ese periodo de tiempo ha realizado más de una veintena de actuaciones, la última hace apenas unas semanas en el municipio de Sorvilán. Actuaciones que reflejan la operatividad y el buen funcionamiento de este servicio que cada día da más satisfacciones, indicó el responsable.

Un proyecto que fue puesto en marcha junto a Roberto Valenzuela en 2015, de características únicas en la provincia de Granada e incluso podíamos decir que en Andalucía lo que los ha colocado como una unidad "de élite" y en "punta de lanza" en la búsqueda de personas vivas o fallecidas.

No se trata de un trabajo fácil, requiere una dedicación constante de estos cuatro voluntarios que tienen que estar disponibles en cualquier momento del día en caso de actuación, además de las largas horas de entrenamiento con los canes para que se mantengan en forma. Deben conocer perfectamente al animal para saber interpretar los movimientos de su cuerpo y las características del mismo, de ahí que el éxito recaiga en el trabajo y en el entrenamiento continúo que realizan.

José María Mesa y su perra Muga forman parte de este grupo de voluntarios dedicados a la búsqueda de personas, su can está especializada en el rastreo de restos humanos, y en la búsqueda de la mujer de Sorvilán fue la que encontró su cuerpo sin vida.

Mesa apuntó que para llegar hasta el punto en el que están, hizo falta mucho adiestramiento y entrenamiento. Practican y simulan en reiteradas ocasiones el encontrar una pequeña porción de carne de cerdo en diferentes estados de putrefacción, que esconde para entrenar su olfato. Estas muestras las guarda en su casa, en un congelador destinado exclusivamente para ello, y en el que van guardando y generando distintos ejemplares para que Muga se acostumbre a los distintos olores.

Y estos entrenamientos dan resultado, ya que pocos minutos después de iniciar el entrenamiento de búsqueda, el ladrido avisa con acierto de que ya ha localizado, lo que supuestamente sería una víctima.

Además, explicó que "no hay que olvidar que esto es un juego para ellos, por lo que, al terminar cada ejercicio, el perro tiene su recompensa".

Durante el entrenamiento, Ainhoa se aleja de la zona con su perra Ona más de doscientos metros, mientras alguien se esconde en un lugar no visible entre pinares, donde permanece poco tiempo dada la rapidez de respuesta. Son algunos de los ejercicios que una y otra vez repiten para desarrollar un instinto que no todos los canes tienen.

Serantes indicó que siempre le había interesado la búsqueda de personas, pero no fue hasta que empezó a ver vídeos de Rafael Montero con los perros cuandose decidió a unirse a este grupo especial.

Los perros están entrenados para que, en caso de recibir la orden de búsqueda, rastreen un área delimitada y ladren si perciben la presencia de una persona viva, o escarben si la persona está muerta. Si van sueltos, en esta misión de rastreo solo darán aviso en caso de localizar una persona en posición poco habitual, es decir, tirada en el suelo, inmovilizada o atrapada.

El adiestramiento se realiza con el juego como base principal. "Se les despierta un instinto de búsqueda con juguetes, incentivados en el hábito y con la recompensa que reciben", que en la mayoría de los casos es seguir jugando. Montero resaltó que en ocasiones se les premia a buscar un objeto o juguete sostenido por una persona, que posteriormente se elimina para que busquen solo al que lo portaba.

"De esa forma se trabaja en la identificación del olor", ya que las personas "tienen feromonas propias y específicas que segregan en diferentes situaciones, como son el miedo o la angustia, entre otras", explicó.

Poco a poco van potenciando un estímulo especial para la búsqueda de personas desaparecidas mediante el olor, y la localización de seres humanos atrapados o fallecidos, señalando la ubicación y el hallazgo mediante ladridos.

Todos coincidieron en que, pese a que el entrenamiento es igual, es distinto para cada perro.

Esta unidad canina está pensada para localizar a personas que están desaparecidas o fallecidas, por lo que nada más llegar al campo de acción procuran que esté lo más despejado posible, aunque si hay gente a su alrededor, se guían principalmente por los olores que desprende una persona.

Los perros están entrenados para que, a una orden de búsqueda, rastreen un área delimitada y ladrar si perciben la presencia de una persona viva, asi como escarbar si la persona está muerta.

Su jornada es dura, ya que pueden pasar horas corriendo, olfateando de un lado a otro y acaban agotados, en muchas ocasiones sin conseguir ningún resultado.

Un perro bien adiestrado es capaz de rastrear un hectárea en apenas media hora, es por eso que la Unidad Canina trabaja sin descanso para que sus canes estén en las mejores condiciones.

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