La Costa parece que está destinada a vivir una y otra vez su particular día de la marmota. Tras años reclamando la necesidad de construir unos espigones que ayuden a la defensa de la franja litoral, que ve como temporal tras temporal las distintas playas del litoral sufren recesiones de arena, inundaciones o graves destrozos, los espigones siguen sin aparecer o se enquistan en las administraciones en largos trámites que parecen no avanzar nunca. 

Una situación que se ha convertido en algo insostenible. Tras los destrozos llegan unos arreglos que suponen una gran cantidad de dinero que, las administraciones locales saben que acabaran perdidas nuevamente en el mar con el siguiente temporal. 

El último temporal de Levante se llevó consigo el arenal de distintas playas, acercándose a los paseos marítimos de Cotobro y Velilla en Almuñécar, Playa Granada en Motril, Carchuna y Calahonda, Melicena, La Rábita o El Pozuelo. 

"Esta mañana hemos podido comprobar impotentes como el mar rompía en las playas de Albuñol, tragándose gran parte de los equipamientos que tenemos. Casetas, pasarelas, señalizaciones, bancos... Todo está en el mar sin que nada pueda salvarse", lamenta la presidenta de la Mancomunidad y alcaldesa de Albuñol, María José Sánchez. 

Señala que desde 2017 que se publicó el Plan de Protección del Litoral de Granada con diferentes niveles de actuación, no se ha hecho nada "y eso no lo podemos consentir" ya que los ayuntamientos no pueden asumir el cuantioso coste que requiere la recuperación de sus playas y además, es competencia de Costas y el Ministerio para la Transición Ecológica. 

"Nos sentimos indefensos, impotentes e indignados. Ahora llega la Semana Santa y la paralización insostenible de Costas es incomprensible. La playa de La Rábita ha desaparecido de forma literal. Es importante señalar que la Directora General de Costas y el subdirector visitaron en mayo de 2022 nuestras playas y aún no hemos obtenido respuesta alguna", señala Sánchez, quien anuncia que la próxima semana exigirá respuestas a Costas.

"No podemos seguir esperando año tras año que los expedientes estén pasando de un técnico a otro con tramitaciones tediosas que no dan respuesta a nada. No tiene sentido invertir en equipamientos para certificar las playas de la Costa con la Q de Calidad y que ahora hayan desaparecido y sean los ayuntamientos los que tengan que empezar de nuevo", añade.

El estado de crispación en la Costa va en aumento. El tejido político y empresarial sigue sin comprender porque tienen que seguir reclamando unos espigones que se resisten a llegar, pese a que ha quedado constatada su necesidad en múltiples ocasiones. De hecho, algunos de los espigones recogidos en el proyecto del Plan de Protección del Litoral de Granada de 2017 continúan en una fase muy inicial, mientras otros permanecen atascados en algún despacho a la espera de una firma para poder iniciarse su licitación. Hace pocas fechas, el presidente de la Diputación de Granada, José Entrena, realizó una visita a la Costa para reunirse con representantes de la Asociación de Empresarios de la Costa Tropical (Aecost) y de la Mancomunidad de Municipios para recabar apoyos en su solicitud de que la Junta de Andalucía se comprometa con las obras de las conducciones de Rules y financie el 20% de las obras del desglosado número 9, y anunció que próximamente se haría pública la declaración de impacto del espigón de Playa Granada, lo que permitiría que las máquinas empezasen a trabajar en Motril antes de final de año. Aunque en la Costa prefieren ser cautos, llevan demasiado tiempo escuchando que en poco tiempo iba a ser una realidad.

Dos vecinos pasean por lo que queda de playa en Melicena

En Melicena también han sufrido los estragos del temporal y el mar se ha llevado un "buen bocado" del arenal y cerca de media decena de palmeras. Un vecino de la pedanía explica a este periódico que han tenido que precintar un parque infantil que hay en la playa al quedar prácticamente al borde del escalón generado, uno de los accesos del paseo marítimo permanece cerrado con unos cables para intentar salvar unas palmeras que resisten, y entre varios vecinos han puesto a buen recaudo la barca de otro por miedo a que se la llevase el mar. 

La alcaldesa de Sorvilán, Pilar Sánchez, lamenta que tras el temporal que azota a la Costa durante toda la semana se está cebando con Melicena, "el mar llega en algunos punto casi al paseo marítimo, llevamos muchos años reclamando la necesidad de proteger las playas de la Costa, aquí tenemos una pequeña escollera pero tiene muchos años y está en mal estado, cuando hay un temporal no sirve de mucho. Otros temporales nos han afectado en menor medida, pero este último está siendo muy dañino con nuestro litoral".

Al hilo, explica que, aunque siempre tienen la esperanza de que con un nuevo temporal se reponga la arena perdida, mucho temen que en esta ocasión ha ido demasiado lejos y ni por estas podrán recuperar su ribera sin recurrir a aportes de arena. "Solo esperamos que pueda estar todo solucionado para Semana Santa, dependemos del turismo y si no tenemos las playas en buen estado para el primer gran inicio de la temporada, no sé que será de nosotros". 

En el extremo contrario de la Costa Tropical, el teniente de alcalde de La Herradura y concejal de Playas, Daniel Barbero, pide al Gobierno que acelere la construcción de espigones para evitar de una vez por todas los efectos de los temporales. Allí el de Levante de los últimos días ha dejado casi sin arena a la playa de Cotobro. 

Barbero afea que el Gobierno "echó un millón de euros en arena" en la zona entre el paseo de San Cristóbal y la playa del Muerto, mientras siguen pendientes los espigones y la escollera del parque acuático, algo que a su parecer es "tirar un millón de euros en arena de lo que tendría que ser unos espigones" sin que haya servido para proteger zonas como las de Velilla o Peña Parda, en La Herradura. 

La alcaldesa de Albuñol, María José Sánchez,  incide en que es el momento de que los responsables del Ministerio para la Transición Ecológica "bajen a nuestras playas y vean la dramática realidad en la que se encuentran, mientras sus técnicos llevan años estudiando la viabilidad de los espigones".