"Vi la tabla y no me lo pensé dos veces, me tiré al agua a por el bañista": la rapidez de un Guardia Civil salva la vida a un hombre de 89 años a la deriva

Señala que el aviso de los pescadores fue determinante porque si no podría haber acabo mar adentro

Emilio Matías con una tabla de paddle surf en la playa de Salobreña / Alba Feixas

Prácticamente, ni se lo pensó, no sabía el tiempo que podía llevar dentro del agua ni si sufría algún problema que podía hacer que acabase hundido. Cogió prestada una tabla de paddle surf, se quitó el uniforme y se tiró al mar en busca de un bañista de 89 años que había sido arrastrado mar adentro por la corriente de poniente en la playa de La Charca, en Salobreña. Se trata de Emilio Matías Rivera, un Guardia Civil a punto de entrar en la reserva, que al volver a la playa para recordar el rescate acaba rojo como un tomate después de las felicitaciones de uno de los trabajadores del puesto de alquiler de tablas que lo reconoce. "No me gustan las fotos ni estás cosas, yo solo estaba haciendo mi trabajo y me tiré al agua como habría hecho cualquier persona", señala.

Aún no había ni amanecido, Emilio y su compañero de patrulla estaban dando una ronda de reconocimiento por la zona de la playa cuando entró el aviso de que unos pescadores que se encontraban en la zona del Peñón escuchaban gritos de auxilio. "No se veía mucho y el hombre estaba más o menos a unos 300 metros mar adentro. Realmente no sabíamos si lo que se veía era una persona o un bidón flotando en el agua. A lo lejos se intuía un bulto, había poca visibilidad, estaba amaneciendo. De hecho quién lo localizó fue mi compañero", explica el Guardia Civil que reconoce que para ir nadando era una distancia considerable, "el problema no era llegar, porque podía ir nadando hasta allí sin problema, pero había que pensar en sacarlo del agua, ahí ya llegaban las dudas. Lo de la tabla realmente se me ocurrió porque yo tengo una, suelo hacer deporte con ella, y justo al lado de donde estábamos había un quisco de alquiler de tablas, kayaks y esas cosas. Le pedí prestada una a la persona que está allí vigilándolas, porque aún no estaba el puesto ni abierto, si es que era muy temprano. Y ya con la tabla y el remo sabía que no tenía ningún problema, que podía llegar, asistir al bañista y esperar sin problemas a que llegasen los compañeros del Servicio Marítimo, porque cuando recibimos el aviso, nos activan a los dos grupos". La Central Operativa de Servicios (COS) activó de manera simultánea la intervención del Servicio Marítimo para que se sumase al despliegue en tierra.

Emilio, sin pensarlo dos veces, se quitó el cinturón con el arma, la ropa y zapatos y se tiró al agua. "Tampoco lo piensas mucho. Me quité la ropa más que nada por tener más agilidad y no tener problemas dentro del agua. No había nadie en la playa. Dos o tres pescadores, por suerte, que fueron los que escucharon los gritos de auxilio desde el Peñón", señala. Lejos de lo que pueda parecer, el bañista es un vecino de Salobreña que suele acudir todas las mañanas, más o menos a la misma hora, a darse un baño en la orilla de la playa. "El problema es que una vez dentro del agua le dieron unos calambres en los pies y no podía nadar. Se quedó quieto y mantuvo la calma. La corriente se lo fue llevando a la deriva, pero lo mejor que hizo fue mantener la calma, porque en otra situación lo mismo te pones nervioso, nadie te ve, acabas tragando agua y la historia podría ser muy distinta. También fue cuestión de suerte. Se alinearon los astros, porque si no llegan a escucharlo los pescadores, la corriente se lo podría haber llevado mar adentro y si no pasa alguien por la zona en una embarcación, difícilmente se hubiera visto. Además, el hombre llevaba un tiempo en el agua, con tirones en los pies, no sabes cuanto más aguantará, y aunque físicamente se encuentre bien, el cuerpo tiene un límite, ya no por la edad, porque eso le puede pasar a cualquiera, y puedes aguantar hasta un punto".

Emilio Matías con su compañero de la Guardia Civil / Alba Feixas

El agente consiguió mantener al bañista a flote hasta la llegada de la patrullera del Servicio Marítimo. "Una vez allí, lo acomodé a la tabla, sin subirlo para no perder la estabilidad, pero ya podía respirar tranquilo. Y a los pocos minutos llegaron los compañeros para subirlo a la embarcación. Una vez abordo se comprobó que el hombre estaba bien, que era consciente de todo, a excepción de los calambres que le habían dado en las piernas y el cansancio de mantenerse flotando en el agua, por lo demás estaba estupendo. Así que una vez realizadas las comprobaciones volvimos a la playa, por la zona del chiringuito Bahía, que es por donde él se había metido realmente". Y todo quedó en un susto con final feliz.

"Cuando pasó todo, este bañista, al que además conozco porque suele estar siempre por la playa, nos dio las gracias a todos. Él sabía que tenía que mantener la calma, y muy posiblemente esa fue la clave de todo", indica, a la vez que recalca el trabajo de coordinación que hubo entre todos los implicados. "Yo me tiré al agua, pero en realidad fue un trabajo en equipo y la buena coordinación fue esencial".

Es la primera vez que Emilio Matías Rivera participa en un rescate de este tipo. Durante su carrera como Guardia Civil -lleva en el cuerpo 35 años- ha pasado por diferentes destacamentos, y sus labores han ido variando, lleva en Salobreña, en Seguridad Ciudadana, dos años. Su primer destino en la provincia fue en La Rábita, posteriormente ha pasado por Castell de Ferro, Calahonda y Motril. Entre medias ha estado destinado en Madrid y Algeciras.

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