Las listas del pasado | Crítica

Julie Hayden: donde haya un jardín

  • Muñeca Infinita publica por primera vez en castellano ‘Las listas del pasado’

La escritora estadounidense Julie Hayden (1939-1981)

La escritora estadounidense Julie Hayden (1939-1981) / Bernice B. Perry

En paralelo a la búsqueda artúrica de la gran novela americana, la designación del secreto mejor guardado de la literatura estadounidense ha ocupado no poco espacio en los suplementos más afamados. Parecía evidente, sin embargo, que tal quimera quedaría al abrigo de unos cuantos, sin la revolución pretendida. En 1981, la escritora Julie Hayden fallecía en Nueva York a los 42 años víctima de un cáncer de mama. En 1976 había publicado su único libro, Las listas del pasado,  un volumen de cuentos que incluía los diez que la autora había publicado en The New Yorker, donde había trabajado durante quince años como redactora de noticias. Hayden recibió el diagnóstico fatal poco después del lanzamiento de su libro. Las fobias que sufría desde niña se acrecentaron a cuenta de la quimioterapia, una espiral de dolor y miedo a la que la escritora sólo supo enfrentarse a base de alcohol. Cuando falleció, su libro ya había caído en el olvido con una circulación restringida a la segunda mano. En 2010, la escritora Lorrie Moore, en un alarde de intuición arqueológica, escogió un cuento de Hayden, Ratas bebé de un día de vida, para un podcast consagrado a la lectura de relatos publicados en The New Yorker. Y ahí estaba: la pieza llamó la atención de toda una legión de nuevos seguidores que encontraron en aquel texto extraño, obsesivo, tan cruel como hermoso y dotado de una honda melancolía, una poética acorde con la sensibilidad de su tiempo. El órdago quedó sobre la mesa y, cuarenta años después de su publicación, Las listas del pasado era objeto de una nueva edición. La literatura estadounidense asistía a la revelación del que perfectamente podía ser su mejor secreto, sin identidades pynchonianas ni laberintos insondables, bajo la sencillez y mansedumbre con la que un pájaro se posa en un jardín. Ahora, la editorial Muñeca Infinita acaba de publicar en España su primera traducción al castellano, obra de Inés Garland (cuyo nombre, por cierto, merecería verse en la portada del volumen), en un lanzamiento tan oportuno como estimulante.

Los doce relatos que componen Las listas del pasado ofrecen un implacable retrato de la vida en el Nueva York de los 70, con personajes errantes y solitarios, extranjeros en un ecosistema en el que nada puede arraigar. "Niños gordos como palomas en sus trajes de nieve” pasean por Central Park mientras una mujer se resigna a obedecer a los semáforos: “El ciervo muerto yace entre las rocas, pelado por los gusanos y los crustáceos”, escribe Hayden en Ratas bebé de un día de vida. La esperanza se esboza aquí como un jardín: “La próxima primavera un solitario jacinto va a hacer erupción en la hilera vacía”, señala la narradora en ‘Cuidando el jardín por placer’. Tal poética interpele al lector en tiempo presente. El secreto estaba aquí.

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