El Palacio de Deportes vivió el pasado miércoles una de esas noches inolvidables. El Covirán Granada se ganó el derecho a soñar tras remontar la serie ante el Leyma Coruña y, sin apenas tiempo, ya prepara la cita de mañana en el primer duelo de la gran final de la LEB Oro. Un encuentro que pocos podían imaginar que llegaría tras el cambio en la planificación de la plantilla rojinegra a principio de temporada.

Pero a base de constancia, calma y tratando de quitar presión a sus jugadores, Pablo Pin ha logrado llevar al cuadro nazarí a la última batalla por la única plaza que dará derecho a participar en la próxima campaña en la ACB, siempre y cuando se cumplan los requisitos que exige la patronal de los mejores clubes del país. Queda lo más bonito y lo más duro, pero esta campaña pasará a la historia del club nazarí por muchas razones.

Duro año

En un equipo profesional las lesiones es algo habitual. Son muchos los partidos, los incómodos viajes, la carga de minutos...Pero el Covirán se ha sabido reponer. Como también a estar 43 días sin jugar debido a los casos por coronavirus de sus rivales y regresar a la competición disputando cinco duelos en trece días. Y aún así, mantuvo una regularidad en los resultados que, cuando arrancó la segunda fase, materializó logrando una primera plaza que le otorgó la cancha a favor en todas las eliminatorias del play off, un factor que puede ser decisivo para conseguir el ansiado ascenso con el que la ciudad sueña. El Fundación CB Granada nació con el objetivo de devolver el baloncesto a la ciudad y ha logrado ilusionar en menos de una década al aficionado granadino.

Ambiente

La prueba más evidente se vivió ante el cuadro coruñés. Tras más de un año sin poder acudir ‘en masa’ al Palacio de Deportes, el ambiente que se vivió en la instalación del Zaidín recordó, en parte, a las grandes tardes. La afición sabía que su apoyo iba a ser determinante y, tras un buen arranque de su equipo, se metió en el partido de lleno siendo el sexto hombre. Apretó, presionó y animó a los suyos en el tercer cuarto cuando el rival le endosó un 2-10 para ponerse por delante en el marcador. Pocos dudan que con 7.500 espectadores, la capacidad aproximada del pabellón, el ascenso a la máxima categoría no se escaparía. Pero no será así, aunque a buen seguro que este sábado se dejarán las gargantas.

El Palacio de Deportes fue talismán para la victoria de los rojinegros.

Buena prueba de ello fueron las colas que se vieron este jueves en los aledaños de la oficina del club, situada en los bajos del Nuevo Estadio de Los Cármenes. Pese al calor, los abonados acudieron a por su entrada además de poder comprar las que la entidad presidida por Óscar Fernández-Arenas puso a disposición de los más fieles. Serán de nuevo 1.500 aficionados pero parecerán más. La ocasión lo requiere.

Profesional

A veces se habla mucho de la falta de compromiso de los jugadores norteamericanos cuando acuden a Europa para labrarse una carrera. En muchos casos es así, pero no siempre. Un ejemplo claro es Thomas Bropleh. El alero jugó muy mermado ante el Leyma Coruña. Salió de inicio tras un buen calentamiento para buscar mejores sensaciones en su rodilla derecha pero en los seis minutos que estuvo en pista apenas se le vio. Sin embargo, apareció en el segundo cuarto con nueve puntos y, sobre todo, en el tercero gracias a tres triples que permitieron al Covirán volver a meterse en el partido tras la remontada liderada por Dago Peña. En los últimos diez minutos acusó el esfuerzo. Se le vio cojear, le costaba mucho defender y los movimientos laterales, pero insistió en seguir en pista para ayudar a sus compañeros y así lo hizo.

Un ejemplo, tal y como destacó Pin en la rueda de prensa, que lo calificó como “uno de los jugadores más profesionales que he entrenado”. Sin duda que su participación será fundamental ante Breogán pero, con esa implicación, todo será más fácil. Llevaba tres días con hielo, sin entrenar y aún así, rindió terminando siendo el máximo anotador del choque.

Mentalidad

Apuntó el técnico nazarí que la clave en la eliminatoria fue el cambio de mentalidad de su equipo tras en viaje a tierras gallegas, una vez que se cambió el plan de viaje. El objetivo era “aislar a mis jugadores y centrarnos en las cosas que hacíamos bien. Ahí empezamos a creer y este equipo si algo tiene es capacidad mental”. Pero también fueron determinantes otros aspectos distintos en el juego y es que una serie de play off, sorprender al rival es clave. Todos se conocen pero aportar algo nuevo y fresco, a veces inclina la balanza. Y así fue.

Se jugó más de lo habitual por dentro, con Fall o con Bressan cuando estuvo en pista y, a partir de ahí, se comenzó a ganar. Se tiraron catorce lanzamientos de tres menos que de dos, cuando muchas veces suele ser una cifra similar o incluso superior. En definitiva, se hicieron cosas ‘distintas’ que permitieron mandar durante prácticamente los 40 minutos y acercar a dos victorias la ACB.