El Covirán Granada volvió a perder este sábado. Y otra vez de forma clara. En esta ocasión fue en la pista del Basquet Manresa por 88-73. Lo más preocupante no es ceder ante un oponente directo por la permanencia, que ya se coloca con dos triunfos de renta en la tabla sobre los nazaríes.

Tampoco es lo peor acumular cinco derrotas seguidas, ni llevar ya trece consecutivas a domicilio. Ni siquiera que si este domingo el Betis gana en la pista del Obradoiro, los de Pin caerán por primera vez en la temporada a puestos de descenso, ya que ahora están con una victoria de ventaja sobre los sevillanos.

Lo más grave es la imagen de impotencia que transmite este Covirán Granada, la sensación de que ahora mismo es incapaz de ganarle a nadie, que es difícil pensar que se puede lograr la permanencia en la Liga Endesa si no hay un cambio radical a corto plazo.

Ya pasó algo parecido en las semanas posteriores a las lesiones de Maye y Felicio, cuando cada encuentro era una derrota clara. Hubo reacción y se ganaron tres partidos convertidos en un oxígeno ya casi gastado. La situación hace que cada choque que queda sí sea ya una final. Y no parece este Covirán en las mejores condiciones, ni mentales ni de juego, para afrontarlas.

Mike Moore no tuvo minutos ante un Basquet Manresa liderado por unos letales Taylor, Hill y Jenkins. Maye y Renfroe, dos de los llamados a marcar diferencias en los granadinos, estuvieron fatal. Partido para olvidar, del equipo, de ellos y de casi todos. Jacobo Díaz e Iriarte jugaron más que nunca. Pin tiene que encontrar la solución para mejorar.

El técnico apostó para su primer quinteto inicial por Renfroe, Bropleh, Tomás, Maye y Niang. Y como si fuera una copia del partido ante el Barça, al Covirán Granada le costó un mundo anotar al principio.

Taylor firmó la primera canasta del duelo después de que cada equipo fallara sus tres primeros ataques. Replicó Renfroe, aunque el gran protagonista de los rojinegros -este sábado de blanco en Girona- al principio en ataque fue Maye, acaparando muchos balones (4-5).

El estadounidense se fue al banco a los cuatro minutos y medio, con el duelo igualado y los granadinos sacando faltas con penetraciones y juego cerca del aro.

Varios fallos seguidos, con Renfroe como el más errático, encendieron la primera luz de alarma, porque llegó la sequía atacante, con sólo siete puntos anotados, y el parcial local fue de 10-0, pese al tiempo muerto pedido por Pablo Pin en plena tormenta.

No entraban, como en tantos otros partidos, ni los tiros libres ni los triples, y el 18-7 (7’) empezaba a asustar. Reaccionó el Covirán Granada con buenos minutos de Jacobo Díaz y un gran 2+1 de Ndoye.

Además, Christian 'Thor' Díaz firmó el primer triple, al séptimo intento, del equipo. Esto provocó que el primer cuarto acabara 20-16, cerrándose el parcial en 2-11 al inicio del segundo cuarto (20-18).

Como la fiesta en la casa del pobre nunca es completa, volvió a pegar un estirón en el marcador el Basquet Girona tras un inicio de segundo cuarto malo en ambos equipos, especialmente en un Covirán Granada que falló varias canastas claras bajo aro.

Las dos faltas seguidas de Ndoye le devolvieron al banquillo cuando estaba haciendo daño en zona ajena. Y lo peor de todo fue que el Basquet Girona volvió a encontrar el camino hacia el aro, haciendo daño por fuera y por dentro (26-18, 13’), especialmente un lúcido Kameron Taylor.

Un ataque local en el partido de este sábado en Manresa

Los problemas para anotar del Covirán Granada eran mayúsculos, pese a parar el partido Pin. Maye no metía ni una, pese a no cortarse al intentarlo una y otra vez, y cuando Marc Gasol estaba en pista era imposible por dentro.

Los locales, aunque con irregularidad, sí encestaban. Y se despegaron de nuevo en el electrónico (38-21, 18’ tras un 18-3 de parcial) ante la impotencia e incapacidad de los visitantes y la desesperación de sus aficionados que lo veían por la tele.

Dos triples seguidos de Bropleh levantaron levemente de la lona al Covirán Granada (40-27), y esta vez fue Aíto García Reneses quien pidió tiempo para evitar que los visitantes entraran de nuevo en el duelo.

Segundo tiempo

41-27 acabó el primer tiempo tras varios ataques más de ambos equipos sin anotar. Otra vez a vestuarios con malas sensaciones, sobre todo por un paupérrimo 7/31 en tiros de campo, con sólo cuatro canastas de dos puntos anotadas en veinte minutos.

El segundo tiempo empezó con un triple de Jacobo Díaz. Un espejismo. Fue replicado por otro del omnipresente Taylor y por uno más de Jenkins (47-30), que poco después firmó su quinta canasta de tres para llevar el choque a la máxima renta (52-33, 23’).

Cinco puntos de Tomás evitaron la liquidación del duelo, con intercambio posterior de canastas y una cuarta falta de Miletic que no afectó en demasía a los locales (58-44, 26’).

Pese a que Taylor hizo saltar por los aires la zona ordenada por Pin, eran los mejores minutos en el choque del Covirán, que incluso con 61-48 desperdició algún ataque para que la renta quedara en los diez puntos.

Lo que pasó a continuación fue un 7-0 (68-48) para dejar el choque liquidado definitivamente al término de un tercer cuarto que acabó 68-49. En los siguientes minutos la bajada de brazos fue de las que no se pueden permitir.

El parcial final, con un destacado Jacobo Díaz del que más de uno debería de aprender, fue por momentos algo parecido a un correcalles. Pin tuvo, incluso, que pedir tiempo ante la desidia de los suyos para evitar un ridículo mayor (77-52, 33’).

Se maquilló en parte el marcador en los instantes finales, pero no el enésimo mal partido del Covirán Granada. O cambia el asunto, o el equipo volverá a la LEB. Y sería una pena. Aún hay tiempo de remediarlo.