Casademont Zaragoza-Covirán Granada La Crónica

Derrota del Covirán Granada en Zaragoza (73-57) y lesión de Cristiano Felicio

  • El brasileño se rompe en la primera acción de un choque en el que los de Pin aguantaron en el primer tiempo y sucumbieron en el segundo, mostrándose erráticos, fatigados y sin jugadores que asumieran la responsabilidad en ataque

Lucha por el rebote en el partido entre Casademont y Zaragoza

Lucha por el rebote en el partido entre Casademont y Zaragoza / Efe (Zaragoza)

El Covirán Granada sufrió su tercera derrota consecutiva, y la cuarta en las cinco últimas jornadas, al perder este sábado por 73-57 ante el Casademont Zaragoza, un oponente directo en la pugna por la permanencia.

El equipo que dirige Pablo Pin ya suma más partidos perdidos (seis) que ganados (cinco), aunque mucho peor que este balance, que la mala racha o que la derrota es la lesión del pívot brasileño Cristiano Felicio, que marcó el encuentro jugado en el Príncipe Felipe.

Se lesionó en la rodilla izquierda tras realizar un mate en la primera acción del choque. Sin él, sin Maye y sin Todorovic, el partido se convirtió en una odisea para el Covirán, que aguantó en una primera parte en la que siempre fue por delante, pero que sucumbió en la segunda, con un parcial clave de 11-0 en contra en el cuarto final.

Sin jugadores capaces de asumir la responsabilidad en muchos momentos, los rojinegros estuvieron con pocas ideas y erráticos en ataque, yendo a menos con el paso de los minutos en defensa, siendo claramente inferiores en el rebote.

35 segundos bastaron para que llegara el pellizco en el corazón de todos los aficionados del Covirán Granada que veían el partido por la tele; también en el de muchos maños que estaban en el Principe Felipe, que despidieron con aplausos a un Cristiano Felicio que se rompió.

El brasileño machacó el aro local con violencia para el 0-2 y al caer se fue de forma casi directa al suelo. Manos a la rodilla izquierda, manos a la cara, manotazo de rabia al parqué y el peor de los pensamientos en la mente de todos. Hielo, muletas, a vestuarios, todo el partido sin el pívot y a esperar noticias benignas en los próximos días.

El mazazo no afectó en primera instancia al Covirán, que firmó unos tres primeros minutos perfectos, sin fallos en ataque para arrancar con un 0-10 que obligó a Porfirio Fisac a parar el choque. Casi cuatro minutos tardó el Casademont en anotar su primera canasta.

El problema es que a renglón seguido llegaron muchas más. Tras el 2-12 con el octavo punto de Bropleh, a los granadinos se les cerró el aro y los locales empezaron a anotar. Y también a dominar el rebote con claridad.

El parcial de 10-2 hizo que el partido empezara prácticamente de nuevo, finalizando el primer cuarto 12-15 gracias a un tiro libre de Jacobo Díaz.

El panorama invitaba a los secundarios a ser más protagonistas que nunca y al inicio del segundo cuarto llegó la hora de Ramón Vilá con seis puntos casi seguidos. Los fallos locales y un triple de Bropleh impedían que los maños pudieran tomar la delantera (18-24, 14’).

Ponitka y Yusta encontraron la lucidez que estaba faltando al Casademont ante las defensas cambiantes de Pin, a la caza de soluciones casi sobre la marcha ante el panorama que veía cuando miraba a su banquillo y observaba al desolado Felicio.

Momento en que Felicio abandona la pista tras lesionarse Momento en que Felicio abandona la pista tras lesionarse

Momento en que Felicio abandona la pista tras lesionarse / Efe (Zaragoza)

El técnico movió su banquillo más que otras veces buscando el quinteto perfecto y que los suyos mantuvieron siempre la máxima energía en la pista, aparte de preservar de faltas a sus efectivos.

Niang, manteniendo su excelso nivel de todo el curso, obligó a Fisac a pedir otro tiempo muerto (23-30 a menos de tres minutos para el descanso). Los tiros dejaron de entrarle a Bropleh en el tramo final de ese segundo cuarto, que acabó con un 6-0 de parcial local para coronar el descanso con equilibrio casi total (29-30).

De más a menos

La segunda parte empezó de la peor manera posible. Tan mal que Pin apenas tardó un minuto en devolver a los suyos al banco para buscar soluciones. 5-0 de parcial y la sensación de que los problemas, pese a que Casademont anotaba con facilidad y seguía mandando en el rebote, estaban en la falta de soluciones en ataque.

El parcial se alargó hasta el 10-0 (39-30) en tres minutos y medio, que fue lo que tardó Pere Tomás en anotar la primera canasta visitante tras el intermedio. Con 41-34, tras otra canasta local tras varias capturas ofensivas en el mismo ataque, Pin pidió otra vez tiempo. “Estamos aceptando que nos ganen. Cabeza arriba y no ser cobardes”, dijo a los suyos.

Tras la máxima ventaja local (44-35), los jugadores hicieron caso a su entrenador para agarrarse al partido cuando todo parecía perdido, don que sigue teniendo este equipo, con triples de Costa y Tomás (44-41, 27’). Un 4-0 local con un letal Yusta metió el choque en el último cuarto con nubarrones para los granadinos (50-43).

El intercambio de canastas del cuarto final duró hasta que al Covirán Granada se le apagó del todo la luz en ataque, con ciertas muestras de fatiga en varios jugadores. Simanic y Jessup lideraron el parcial local de 11-0 que lideró el choque (65-50, 37’).

De ahí al 73-57 final al menos fue capaz el equipo de Pin de que la renta no fuera a más, que la temporada es muy larga y nunca se sabe la importancia de los ‘basket average’.

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