Covirán Granada-Castelló | La crónica

El Covirán Granada sufre por sufrir para ganar al Castelló (72-65)

  • Un espeso de Pablo Pin está a un paso de tirar por la borda en el último cuarto una ventaja de 18 puntos

Alo Marín entra a canasta ante el Castelló.

Alo Marín entra a canasta ante el Castelló. / Carlos Gil (Granada)

Éste no es mi Covirán Granada que me lo han cambiado. Sin ritmo en ataque, con escasas ideas, muy fallón y con momentos de ausencia. Aún así, el equipo de Pablo Pin ganó por 72-65.

Lo hizo ante un Castellón que, con importantes ausencias, tampoco anduvo fino en un encuentro malo de solemnidad en el que los locales estuvieron en un tris de tirarlo por la borda. A falta de ocho minutos los granadinos ganaban por 18 puntos y a falta de poco más de uno la ventaja era de sólo cuatro puntos.

La escuadra nazarí no atraviesa un buen momento. Se nota que falta confianza en algunos hombres que deberían ser más importantes y ello arrastra a la totalidad del conjunto. Y se notó sobre todo en un primer tiempo desastroso por parte de ambos contendientes. Tras el descanso, se impusieron las formas del menos malo.

Preocupante inicio

Al ralentí comenzaron los dos equipos. A más ritmo lo hicieron los colegiados, que pitaron todos los contactos que hubo. Muchos parones para los que querían un inicio movido en el parqué del Palacio. Mediado el primer cuarto, con Kapelan con dos personales y entre errores y despistes, el marcador señalaba un esquelético 5-3. Pin movió el banquillo y el partido pareció animarse con un intercambio de canastas que se quedó en una bala de fogueo.

Pablo Pin imparte instrucciones en un tiempo muerto. Pablo Pin imparte instrucciones en un tiempo muerto.

Pablo Pin imparte instrucciones en un tiempo muerto. / Carlos Gil (Granada)

El cuadro granadino desaprovechó no pocos ataques con fallos en tiros fáciles. El rival no le fue a la zaga en un partido que había comenzado muy trabado. Y poco vistoso para jugadores y aficionados. Los diez primeros minutos fueron un suplicio incluso para el que manejaba los mandos del marcador. Un triple de Wade-Chatman puso por primera vez al Castelló poco antes de llegar a la conclusión del primer cuarto.

Con 12-13 comenzó el siguiente acto. Y la primera acción, un triple de un De Cobos que busca recuperar su mejor baloncesto. Pero nuevamente el choque volvió a almidonarse ante la escasez de ideas y demasiadas prisas por resolver. Ello llevó al Covirán a entrar en una espiral marcada por la ansiedad en ambas pistas.

Manu Rodríguez apareció en los momentos importantes. Manu Rodríguez apareció en los momentos importantes.

Manu Rodríguez apareció en los momentos importantes. / Carlos Gil (Granada)

Amago

Con Rubio y Watson en la ‘pintura’ el Covirán intentó dar un pequeño tirón, pero la falta de continuidad mantuvo a los levantinos a rebufo. Otro triple de Wade-Chatman obligó a Pin a parar el partido (19-20, a 6’03’’ para el descanso).

A la vuelta a la pista el técnico quiso abrir el campo con la presencia nuevamente de Kapelan. Y más velocidad con Carlos Corts en el manejo del timón. No cambió mucho el decorado porque ambos conjuntos siguieron alternándose en el marcador a base de acciones aisladas entre idas y venidas de jugadores de un lado a otro de la pista.

En los minutos previos al descanso Covirán se le nubló aún más el centro de toma de decisiones. Los castellonenses, otro tanto de lo mismo. Con estos ingredientes se cocinó un primer tiempo que fue un martirio. Cuando se llegó al intermedio descansaron jugadores... y aficionados. Un triple de Alo Marín, el menos malo hasta entonces, sobre la bocina dejó al Covirán por delante: 32-30.

Se estiran los guarismos

Las primeras acciones de la reanudación no invitaron a pensar en que se iba a ver otro baloncesto. Aún así, se alinearon los planetas para que los locales vieran aro a la par que todo lo contrario para sus rivales.

Como quien no quiere la cosa, en un pispás el Covirán se puso nueve arriba (41-32, 24’). Algo inaudito. Tras el lógico tiempo muerto visitante, la presunta inspiración nazarí se evaporó y un parcial de 0-8 en dos minutos volvió a bajar a la tierra a las huestes de Pin (41-40, 26’). Al técnico granadino le tocó parar la sangría.

Fue el momento en el que emergió la figura de Manu Rodríguez, que en defensa se encargó de parar a Wade-Chatman, el mejor de los visitantes, y en la pista delantera endosó dos triples consecutivos que volvieron a disparar al Covirán (51-42). Otro lanzamiento de De Cobos desde más allá de la línea de 6,75 dio algo de tranquilidad antes de afrontar el último cuarto.

Se complica la victoria

Con 54-43 comenzó un cuarto acto en el que había que nadar y guardar la ropa. Y la mejor forma de hacerlo fue plantando bien los pies en defensa ante un Castelló que buscó a Wade-Chatman desesperadamente.

La victoria se fraguó en unos buenos minutos al final del tercer acto y comienzo del cuarto

A falta de ocho minutos, un triple Manu Rodríguez lo puso imposible para la escuadra levantina (61-43). El marcador dio vértigo a los locales, que entraron en modo caraja superlativa. Los visitantes lo aprovecharon para meter miedo con un parcial impresionante de 5-19 (66-62, a 1’14’’ del final). Menos mal que el partido no duró más.

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