Al Covirán Granada se le sigue resistiendo el triunfo lejos del Palacio de los Deportes. Solamente uno en lo que va de curso… y hace más de un mes.
Ayer, ante un recién ascendido como el Almansa, los de Pablo Pin recibieron una lección de intensidad y ritmo alto. Y eso que el cuadro nazarí comenzó bien, pero sus buenas intenciones se evaporaron demasiado pronto.
Los albaceteños se mostraron superiores en todo momento, sin apenas ofrecer lagunas y haciendo daño a un adversario que llegaba a tierras manchegas con la condición de favorito pero que sufrió un recital de baloncesto.
Comienzo esperanzador
El inicio en ‘La Bombonera’ de Almansa fue eléctrico, con ambos equipos mostrando sus cartas y con dos partes bien diferenciadas. La primera duró algo más de seis minutos y tuvo como gran protagonista al conjunto nazarí, que consiguió entrar de manera inmejorable al encuentro y, a base de triples, logró situar el marcador nueve puntos a su favor (10-19). También acompañó el desacierto local, que no logró frenar las embestidas visitantes.
Sin embargo, fue a raíz de un tiempo muerto solicitado por el técnico de casa, Rubén Perelló, cuando comenzó la reacción del Almansa, que en un abrir y cerrar de ojos dejó atrás todos sus problemas para enchufar todo lo que apuntaba al aro contrario.
Con un Cvetinovic que anotó diez puntos, los manchegos consiguieron no sólo recortar distancias, sino secar al Covirán Granada, que encajó un parcial de 14-1 y se vio superado en el tanteador (24-20). Fue el comienzo de su final.
Tras la pájara granadina, un parcial de 0-4 devolvió la igualdad a un marcador al que todavía le quedaban por agregar tres nuevos puntos para los almanseños (27-24), que vieron como Gilling, con tres, se cargaba de faltas demasiado temprano. El máximo realizador rojinegro fue Guille Rubio, que firmó nueve puntos en un primer cuarto en el que el porcentaje de acierto en el lanzamiento de tres fue del 80 por ciento para los de Pablo Pin.
Se tuerce el partido
Si el tramo final del cuarto inaugural fue discreto por parte de los granadinos, el arranque del segundo también fue un tanto descorazonador. Los albaceteños continuaron con su inercia ascendente, encontrando vías de agua por las que colarse entre la dubitativa defensa nazarí y haciendo de las suyas para seguir ampliando distancias.
Lo que parecía un simple bache de juego por parte del Covirán se fue tornando en algo más serio cuando los azulones superaron la barrera de los diez puntos a poco menos de cinco minutos para el descanso (43-31).
Hasta 14 puntos arriba se colocaron los manchegos, pero fue Kapelan, desde el perímetro, quien frenó la sangría en el inicio de una pequeña reacción que le permitió ver la luz al final del túnel a 1'40'' del intermedio (46-39). Siete puntos que se mantuvieron en los instantes previos al receso (48-41), en el que los rojinegros trataron de recuperar sensaciones frente a un oponente que, con todo, seguía mostrándose superior.
Sin sensaciones
El paso por los vestuarios sentó mejor al Almansa, que, espoleado por su afición, arrancó el tercer cuarto como una moto, neutralizando la posible mejoría del Covirán y continuando con su progresión.
La aguerrida defensa planteada por Rubén Perelló propició que la primera canasta visitante no tuviera lugar hasta superados los dos minutos… y cuando los de casa, con un Chuso González desatado, habían logrado la mayor ventaja hasta ese momento (56-41).
La debacle
La balanza, poco a poco, se iba inclinando hacia el lado albaceteño, más metido, más concentrado y sobre todo, más acertado que su adversario. El tercero fue el periodo en el que quedó visto para sentencia el envite, con el Almansa demostrando su poder tanto ofensivo (anotando 27 puntos) como defensivo (encajando 15), lo que le permitieron afrontar el definitivo con un colchón de casi 20 puntos (75-26).
Muy mal lo tenían que hacer los locales en los últimos diez minutos para no llevarse el triunfo con todo merecimiento.
El Covirán siguió con más corazón que cabeza la manera de meterse en el partido, pero ni a través del juego exterior ni del interior, ni imponiendo un ritmo más alto que aun así tampoco hizo sombra al Afanion, se reencontró con la versión que ofreció durante los compases iniciales. Al final, nueva derrota a domicilio ante un rival crecido que bordeó la centena (97-77).
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