Covirán Granada-Delteco GBC | LEB Oro

El Covirán Granada seca al Delteco GBC (68-58)

  • El conjunto granadino empieza la liga con fuerza al doblegar a uno de los grandes favoritos al ascenso a la ACB en un encuentro que domina de principio a fin gracias a una gran defensa

Carlos Corts, uno de los más destacados ante el Delteco

Carlos Corts, uno de los más destacados ante el Delteco / Carlos Gil (Granada)

Lo había dicho el entrenador del Covirán Granada, Pablo Pin, en las vísperas del encuentro: la primera jornada era un buen momento para recibir al Delteco GBC, equipo que es favorito para volver a ser de ACB. Dicho y hecho.

El Covirán demostró que está más hecho como grupo ante un rival en el que casi todas sus caras son nuevas y logró una victoria de prestigio en un encuentro muy duro en la que la defensa local fue determinante en el resultado final: 68-58.

El equipo nazarí apenas estuvo por detrás en el marcador. Cuando cogió el mando ya no lo soltó y tuvo a los vascos siempre a remolque y remando a contracorriente.

El Delteco nunca estuvo cómodo ante la presionante defensa de los granadinos, que además dominaron el rebote y tuvieron no pocos momentos de ataque fluido. Sólo se perdió el ritmo al inicio el último cuarto, cuando sólo anotó cuatro puntos en cinco minutos. En ese momento Sergio Olmos salió al rescate.

El partido entre granadinos y vasos se jugó con mucha intensidad El partido entre granadinos y vasos se jugó con mucha intensidad

El partido entre granadinos y vasos se jugó con mucha intensidad / Carlos Gil (Granada)

Primeros golpes

Con intensidad en las retaguardias comenzó un choque en el que ambos conjuntos parecían dispuestos a no conceder ninguna alegría al oponente. El duelo entre Olmos y Rozitis marcó los primeros compases.

Según avanzaron los primeros minutos el ataque de los locales ganó en fluidez con triples de De Cobos y Pardina y con un Kaperlan asumiendo su rol con menos acierto del deseado. El primer contratiempo no tardó en llegar. Fue cuando los colegiados señalaron una rigurosa falta personal a Olmos, la segunda, antes de la mitad del cuarto inicial. Salió Watson y no se notó.

Sobre la base de un trabajo defensivo encomiable y el control del rebote, dos tiros libres anotados por el pívot estadounidense puso a los granadinos cinco arriba (16-11, 6’).

Manu Rodríguez, ante John Dee Manu Rodríguez, ante John Dee

Manu Rodríguez, ante John Dee / Carlos Gil (Granada)

Los guipuzcoanos no estaban del todo cómodos ante la intensidad de los nazaríes, que ya habían comenzado con las rotaciones. Con lo de Pin siempre por delante, ambas escuadras intercambiaron canastas hasta la conclusión del primer acto, al que se llegó con una mínima ventaja local: 20-17.

Con protagonismo de los pívots comenzó el siguiente acto. Watson y Guille Rubio capturaron rechaces y aprovecharon balones a la 'pintura' para llevar al Covirán seis arriba (25-19). No acompañó el tiro exterior, pero la defensa siguió siendo una mosca cojonera para la vanguardia vasca, que a pesar de su mayor altura, se las veía y las deseaba para hacer actuar a sus pívots.

Sin bajar la guardia

Tras un triple de Manu Rodríguez (30-23, a 5’ 20’’ para el descanso), los de Marcelo Nicola apretaron atrás y provocaron varias pérdidas de balón en los granadinos. Un parcial de 0-5 volvió a comprimir los guarismos.

Pero el Covirán no sólo aguantó el tirón, sino que durante los minutos finales, con Corts dueño de la batuta, dio magisterio de juego colectivo en las dos pistas, lo que se tradujo en un parcial de 10-2 que llevó a la máxima ventaja local al descanso: 40-30.

Los hombres del Delteco volvieron a la pista con otras intenciones. El Covirán no se amilanó, pero en menos de tres minutos vio como Kapelan y Olmos cometían su tercera falta personal. El alero se quedó en la pista, pero el pívot tuvo que dejar paso a Iriarte.

A pesar de los problemas, el cuadro granadino siguió enchufado porque mantuvo su ritmo en ataque y, sobre todo, siguió cerrando el rebote como si le fuera la vida en ello.

Incrédulos

Mediado el tercer acto la ventaja era de trece puntos. Nicola, que no se creía lo que veía, tuvo que parar el partido. Sollazzo, desde la línea de tiros libres cerró una sequía anotadora de los suyos de casi cuatro minutos. Y es que hubo momentos en los que los vascos parecían descentrados ante lo mucho que apretaban los nazaríes.

Las dos incorporaciones dejaron buenas sensaciones en su primer partido oficial

Como no todo podía ser miel sobre hojuelas, en los últimos segundos del cuarto Watson vio la tercera personal... y la cuarta. Aún así, los de Pin mantuvieron a raya a sus invitados a falta de disputarse el último cuarto.

El peor momento

Con una renta de trece puntos (54-41) comenzó el definitivo acto. Un parcial de 0-4 en medio minuto obligó a Pin a parar el partido y a todos a cerciorarse de que no se podía bajar los brazos en los minutos que restaban para la conclusión. Y es que el Delteco dio un paso adelante en su presión. Y así acortó la desventaja (54-48).

Guille Rubio volvió a aportar su experiencia Guille Rubio volvió a aportar su experiencia

Guille Rubio volvió a aportar su experiencia / Carlos Gil (Granada)

Por primera vez en el partido se vio incómodos a los locales porque los primeros minutos pasaron sin apenas mirar el aro. A los dos minutos y medio, un palmeo de Sergio Olmos hizo mover los números de los anfitriones.

Reacción

Pero siguió pasando el tiempo y el ataque se mantuvo almidonado. Las ideas parecieron esfumarse de un plumazo. Los donostiarras no lo aprovecharon y Olmos se echó el ataque de su equipo a sus espaldas. A sus dos puntos iniciales añadió cinco más, lo que puso el marcador diez arriba a falta de menos de cinco minutos (61-51). Lo malo es que el pívot tuvo que abandonar la cancha poco después al ver la quinta personal. Pero el Covirán había vuelto a coger la manija y un triple de Kapelan a falta de tres minutos sentenció.

Un detalle para terminar la crónica que deja bien claro la concentración de los locales: los jugadores del Covirán llegaron a capturar hasta cinco rebotes ofensivos (cuatro de Bortolussi) en el mismo ataque. Ahí se acabó el partido.

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