"Despedirme así es lo más bonito que le puede pasar a un futbolista"
Un Diego Mainz emocionado repasa sus siete años de trayectoria en el Granada CF Quiere seguir pero acaba contrato y el club no le ha llamado para renovar
Diego Mainz (Madrid, 29 de diciembre de 1982) se va del Granada. Es el típico titular que no gusta escribir, sobre todo cuando se trata de un símbolo de lo que se ha convertido el club de 2009 hasta la fecha. Aterrizó en el equipo de la mano de Quique Pina, y ahora que parece que el presidente va a dejar de serlo, el central se marcha al mismo tiempo. Una metáfora de la actual situación de la entidad, podría pensarse. Con Mainz se va el último mohicano, el último superviviente de la Segunda B, el último nexo de unión del renacido Granada y las cenizas que lo vieron emerger de la muerte que acechaba en los oscuros años 80, 90 y parte de los 2000. Esa conexión ya no estará en el vestuario. Mainz se marcha del Granada dejando al equipo en Primera y con un pantano de recuerdos que a poco que se abran las compuertas, descienden el aliviadero con la fuerza de las alegrías vividas después de casi siete años. Hasta siempre, capitán.
-Acaba contrato, ya se ha despedido de la afición... ¿Cuáles son sus planes de futuro?
-No sé. Mi intención sería seguir aquí pero sin haber hablado nada, a estas alturas de la temporada te lo tomas como que no vas a seguir. Intentaré mirar otros sitios a donde ir. Todavía es pronto.
-Su intención es seguir jugando.
-Por supuesto. Eso siempre. Cuanto más, mejor.
-¿Han llamado ya a su puerta?
-Sí, de algún sitio de fuera de España. Es una de las experiencias que más me apetece. Pero ahora lo más importante es recuperar la rodilla y luego ya miraré. Me da igual donde. Quiero seguir jugando.
-¿Se emocionó mucho en el homenaje del sábado?
-Desde luego que sí. Me faltó poquito para que se me cayera alguna lágrima. Fue muy bonito estar con tu gente, viendo el cariño de la afición... Eso no se paga con dinero. Me he sentido querido por todo el mundo desde que llegué. Para un jugador, acabar así es lo más bonito.
-Llegó al club a la vez que Pina, y lo más probable es que se vaya con él también.
-Sí. Todavía no sabemos lo que va a pasar. Creo que en esta semana ya se decidirá un poco el futuro del club. Ellos se quieren quedar.
-Al menos la temporada ha terminado bien.
-Sí, ha sido otro año sufriendo mucho, en el que hemos estado pasándolo mal, pero siempre digo lo mismo: prefiero pasarlo mal durante el año y acabar contentos, que estar tranquilos y al final acabar cayendo. Pero nos hubiese gustado tener un año mucho más tranquilo y estar en la zona media de la tabla.
-¿Lo ha visto este año peor que nunca?
-No, creo que el año pasado lo vi peor. Hubo una época justo después del partido que perdimos en casa contra el Espanyol, a falta de cuatro jornadas, en que vi la situación bastante peor. Fíjate que al final tuvimos que hacer diez puntos de doce para salvarnos. Lo vi complicado pero hasta que matemáticamente no se cierra la puerta de la permanencia hay que pelearla. Nosotros año a año lo estamos haciendo y creo que es una de las claves.
-Ha sido una temporada complicada para Mainz...
-Sí, he jugado poco y encima, a final de temporada, la rodilla con dolores... Lo he pasado mal. Al final esto es fútbol. Hay veces en las que tienes la oportunidad de jugar más, en otras menos... Cuando estás entrenando lo das todo para que el entrenador te ponga y cuando no es así, poco puedes hacer.
-Pocos jugadores pueden decir que ha subido de Segunda B a Primera con el mismo equipo.
-He tenido la suerte de conseguirlo en dos años con el Granada. Llegué aquí con un proyecto que era ambicioso, subir a Segunda, y pudimos hacerlo. Y al año siguiente, un equipo recién ascendido de Segunda B logró subir a Primera. Fueron dos años fantásticos. Es cierto que poca gente tiene la oportunidad de hacerlo y en poco tiempo.
-¿Qué balance hace de estos casi siete años en el Granada?
-Casi todo lo que guardo son buenos recuerdos, ya te digo que por los ascensos y las cinco permanencias. Todos los años se han cumplido los objetivos. Creo que, por pedir algo más, estando en Primera División haber conseguido, a lo mejor, llegar a Europa, pero eso son cosas más complicadas. Quizás lo menos bonito hayan sido las lesiones y demás, pero eso va con nuestra profesión. Pero he tenido la suerte de disfrutar muchos partidos con esta camiseta.
-¿En qué ha cambiado Diego Mainz en estos años?
-Como persona, creo que poco. Siempre he sido humilde e intento ser lo más cercano posible a la gente. Siempre digo que nosotros somos personas normales a los que se nos da un poco mejor que a los demás jugar al fútbol y ya está. Pero como persona, trato y relación con la gente no he cambiado nada. Los futbolistas debemos tener los pies en el suelo y ser conscientes de lo que somos.
-Repasemos algunos momentos clave. Empecemos por Alcorcón.
-Dentro del nerviosismo de que te estás jugando la temporada en un partido, evidentemente se pasa regular. Pero yo tenía mucha confianza en el equipo. Es cierto que no hicimos un buen partido, el Alcorcón nos apretó mucho, pero la confianza en que íbamos a ascender no la perdí en ningún momento. También teníamos un colchón por el que si nos eliminaban todavía nos quedaban dos eliminatorias más. Sí se pasó muy mal pero llevábamos un resultado relativamente cómodo. No empezamos bien pero el equipo aguantó. Estábamos hechos para ascender. Era un equipo que, aunque nos hubieran empatado la eliminatoria, habríamos subido igualmente porque era un grupo muy maduro, que sabía lo que hacía, y la confianza que teníamos en nosotros después de la temporada que hicimos era enorme.
-¿Qué imagen le viene de aquel día?
-La misma exactamente que el día del ascenso en Elche. Cuando pita el árbitro el final, la primera imagen es ver a Rubén Párraga a mi lado y abrazarme a él. Coincidió que era el que estaba a mi lado en el campo en ambos momentos. Esa imagen con él... ¡Uf!... Es que es tanta la alegría... Es algo que, si tengo que quedarme con algo de aquellos dos ascensos, es con ese.
-¿Cree que fue el año en el que hubo más presión por la necesidad de subir?
-Sí. Aquella plantilla estaba confeccionada para lo que hicimos: ser campeones de Liga, ascender e incluso ser campeones de la Segunda B. Evidentemente, cuanto más piensas en la presión y en la responsabilidad, es peor. Hay gente que la soporta mejor y peor. Nosotros no le dábamos muchas vueltas. De hecho, una buena parte de la temporada no estuvimos en los puestos de arriba. Teníamos presión pero la supimos manejar bien. También el club nos transmitió tranquilidad porque la Liga era muy larga. Siempre que tengas una cierta tranquilidad se la puede manejar bien.
-Y ya en Segunda, ¿cuando empezaron a creer en el ascenso a Primera?
-Creo que a final de la primera vuelta, más o menos, cuando estábamos en una zona cercana al play off. Estábamos peleando. Entrábamos y salíamos de ellos. No teníamos la presión de ascender, pero te ves arriba, en casa éramos un rodillo, lo sacábamos casi todo con victoria y jugando muy bien... Hubo un momento en el que la plantilla cambió el chip y dijo "coño, que podemos estar ahí". Nos lo fuimos creyendo y al final nos metimos en el play off. Luego hicimos lo más difícil, que es superar las dos eliminatorias.
-¿Miraba los penaltis contra el Celta o se daba la vuelta?
-No, yo los miraba. Es verdad que es un momento trágico. Se pasa realmente mal, y más cuando empezamos la tanda perdiendo. Cuando iba a tirar Michu el último penalti pensaba que se acababa el sueño.
-¿Estaba en la lista para tirar?
-Estaba, pero en los de después de los cinco primeros. Yo no soy especialista y cuanto más tardara en tirar, mejor.
-Y después, Elche. Cuando ve a Ighalo sólo pero que no tira...
-Con lo que le gustan los recortes, rizar el rizo... Cuando acabó el partido en casa con empate a cero sabía que íbamos a ascender sí o sí. Estaba tranquilísimo. Cuando vi a Ighalo dije "esta es la nuestra". Y luego hizo la jugada de su vida. Ese chaval es que no se pone nervioso nunca y cuando vi que entró la pelota supe que estábamos en Primera División.
-Cuando firmó por el Granada, ¿se imaginaba que llegarían a Primera tan rápido?
-Desde luego que no. Tenía en mente subir el primer año en Segunda B. Pero en Segunda a veces necesitas un periodo de adaptación a la categoría. Es muy competitiva, hay mucha igualdad y vino gente nueva. Era muy complicado estar arriba. A principio de temporada mi objetivo no era ascender. Era hacer una buena temporada y que el equipo se asentara en la categoría para, en años posteriores, poder pelear por subir. Pero de primeras, ni mucho menos.
-De todos estos años, dígame un jugador y un entrenador con los que se quede.
-(Resopla y piensa un rato) ¿Jugador? Me quedaría con Fran Rico. Y como entrenador, con Lucas Alcaraz.
-¿Y con cuál de todos los jugadores contra los que se ha enfrentado?
-Con Messi, sin duda. Está a otro nivel, superior a todos los futbolistas. No hay ningún tipo de debate sobre quién es el mejor.
-¿Vio claro algún año que el equipo no iba a lograr el objetivo marcado?
-Hombre, he tenido dos momentos. Uno el del Espanyol que he dicho antes, en el que sí que ha sido la vez en la que más he dudado de la permanencia, y luego el primer año en Vallecas. En el momento en el que nos meten el gol, que fue justo al final y sin tiempo de reacción, pensé que estábamos en Segunda. Yo no estaba escuchando nada del partido entre Villarreal y Atlético y en ese momento no daba un duro porque el Granada siguiera en Primera División. Y fíjate que al final marcó Falcao faltando nada y gracias a ese resultados nos mantuvimos.
-¿Qué gol ha sido en el que más ha gritado?
-El de Ighalo en Elche, por supuesto, que fue un gol con el que sabía que íbamos a estar en Primera, y luego, en estos años en la Liga, creo que los dos primeros goles que le marcamos a Osasuna en la segunda temporada, cuando ganamos 3-0 faltando dos jornadas para acabar. Era un partido de ganar sí o sí. Son de los goles que más emoción me dieron.
-¿Es Granada su ciudad para vivir?
-Seguramente viviré aquí. Soy de Madrid y tengo familia y amigos. Pero son siete años. Haces vida. Tengo a mi novia, que es de aquí, a su familia, a los amigos. En el día de mañana creo que viviré en Granada. Es mi intención, aunque nunca se sabe.
-¿En qué sitio de la ciudad le gusta perderse?
-A mí me gusta estar mucho en el Realejo y en el Albaicín. Me encantan. Para pasear, estar tranquilo. Hay terrazas, estás en los miradores, ver la Alhambra en frente es 'acojonante'...
-Y como granadino que se le podría considerar, ¿sabe usar ya el término 'polla' en todas sus acepciones?
-(Risas) No, ni quiero. Es una cosa que no se me ha pegado. No quiero que se me pegue, aunque sea una expresión de aquí. Aunque ya sí sé lo que me quieren decir.
-Ya que el sábado no pudo decirle nada a la afición, hágalo desde estas páginas.
-Sólo tengo una palabra, que es gracias. Gracias por todo lo que he vivido estos años, por el apoyo en los momento buenos y malos. No sé. Ver el otro día cómo te despiden es algo único. Gracias por cada día de estos siete años. Me estoy emocionando. Desearles que les vaya fenomenal y que sigan animando al equipo.
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