Si no existiera la regla del fuera de juego, muy posiblemente Floro Flores llevaría más goles que Messi y sería la estrella de la Liga. Si el italiano había llegado a la cuarta jornada como el tipo que más remates llevaba de los 20 equipos de la Liga, tras la cuarta fecha posiblemente encabece otra clasificación intrascendente más: la de ocasiones en las que incurre en fuera de juego. Ayer fueron hasta siete las ocasiones -todas las de su equipo- que le levantaron el banderín y, salvo una, en las restantes estaba claramente adelantado. No obstante, sin duda el delantero cedido por el Udinese no recordará el choque ante el Deportivo por esa cifra, sino por el uno que, al fin, ya luce en su casillero de goles.

Uno, en los dos únicos disparos del equipo entre los tres palos. Alta rentabilidad, pero un bagaje paupérrimo para tratarse de un choque en casa y ante un equipo presuntamente de 'nuestra' Liga. Los intentos desde situaciones lejanas o no peligrosas fueron muchos más (13 disparos en total), pero lo cierto es que el primer chut bien dirigido no llegó hasta el 62' (Mikel Rico), convirtiéndose el segundo en el gol del empate. Hubo un tercero venenoso, pero que no encontró portería y que pudo haber supuesto el triunfo de haber estado Jaime atinado.

El Deportivo sí hizo trabajar algo más a Toño, pues lanzó hasta seis veces entre los tres palos, incluido el 'gol fantasma', estrellado en el palo y que de fantasma tuvo poco y de gol, mucho.

Sorprende la diferencia de faltas generada entre la primera y la segunda mitad del encuentro. En el primer acto apenas se rozaron los contendientes (solo tres y dos infracciones respectivamente), mientras que las hostilidades se rompieron tras el descanso, cuando el juego se interrumpió mucho más por las continuas faltas de ambos equipos.

No creó ningún peligro el equipo de Anquela con lanzamientos desde la esquina, pese a que gozó de hasta siete oportunidades, por tres de los gallegos.