El Gusano ya es inmortal

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El Salón de la Fama por fin abre sus puertas a Dennis Rodman, uno de los jugadores más competitivos y seguramente el más estrafalario en una cancha · Disfrutó de los 'Bad Boys' y de los Bulls de Jordan, dos de los mejores equipos de toda la historia

Alessio González

10 de abril 2011 - 05:02

'El Gusano' ya forma parte de la inmortalidad del baloncesto. La NBA se desprendió de tapujos y por fin hizo justicia con uno de los mejores competidores que ha pisado una cancha. Unos días después de ver como los Pistons retiraban su dorsal '10' para la posteridad, el Salón de la Fama le saluda como nuevo miembro de su selecto elenco. Bienvenido Mister Dennis Rodman.

El tipo más estrafalario por excelencia de la era moderna de la NBA convivirá para los restos con las leyendas… Y hace mucho que lo merecía. Ganador de cinco anillos de campeón y partícipe de dos de los mejores equipos de toda la historia: los Detroit Pistons de los Bad Boys y los Chicago Bulls de Michael Jordan.

Dennis Rodman encarnó el básket como un instinto, como nunca antes se había visto en muchos sentidos. Un tipo escuálido, escaso de centímetros para destacar como pívot, tímido en sus comienzos incluso. Forjado en esa escuela de gladiadores que Detroit ostentó a finales de los 80. Marcado a fuego con los Bad Boys de Thomas, Dumars, Laimbeer… Desde entonces Rodman se erigió en un reboteador voraz, un defensor asfixiante que estudiaba a compañeros y rivales, un terror en la pintura.

Y todas esas cualidades sobrevivieron a la mutación del Rodman de los 90. Un excéntrico descontrolado fuera del parquet, ganó músculo, los recubrió de tinta de tatuajes, se repintó el pelo una y otra vez, se soltó la lengua… se convirtió en una especie de bufón que jugaba a la canasta como una máquina. En Chicago Jordan encontró un tornillo esencial para que sus Bulls repitieran un segundo ciclo de tres campeonatos consecutivos. Eran los Bulls de Jordan, Pippen, Kukoc, Harper… y de Rodman.

El Gusano, mientras seguía a lo suyo -siete veces máximo rebotedor de la temporada y un fijo en el quinteto defensivo del año-, comenzó a regalar llamativas portadas a las revistas y muchos minutos a los shows más descarados de la televisión norteamericana. Su tórrido romance con Madonna (no perderse su autobiografía), su incursión en el cine con Jean Claude Van Damme (Double Team, un clásico), sus coqueteos en la lucha libre con Hulk Hogan, su visita a los San Fermines… y aquella inolvidable aparición pública vestido con traje de novia.

Rodman, el niño mimado de los medios, chocó con los estamentos más drásticos de la Liga. Ayudaron a la confrontación perlas como "la NBA es mitad sexo, mitad dinero" (no coment) o "no dejes que sean otros los que decidan lo que tú eres" (un palo en toda regla al sistema de franquicias estadounidense). Por todo esto y mucho más, cuando el chico malo puso fin a su carrera deportiva, pocos pensaron que algún día se le reconocería todo lo que hizo por el baloncesto.

Ese día por fin llegó. A punto de cumplir los 50 Rodman se confesó ante el emocionado Palace de Auburn Hills cuando los Pistons alzaron al techo su camiseta. "Creo que es la primera vez que mis hijos ven algo bueno de mí por la tele", bromeó. El Gusano, más humano que nunca pero igual de excéntrico en sus pintas, regaló sus palabras más cuerdas al ser elegido para el Salón de la Fama. "Es algo que esperé durante mucho tiempo. Es casi irreal. Me fue más fácil defender a Michael Jordan que poder decir lo que siento".

"Él nunca se preocupó por eso. Él sólo amó el baloncesto, amó capturar rebotes, defender con agresividad y amó con pasión ganar cada partido". Así lo define uno de los que lo entrenó.

Junto a Rodman la NBA brindó honores también a Chris Mullin (del Dream Team de Barcelona 92), Reece Tatum (de los Harlem Globetrotter), Artis Gilmore (exestrella de la ABA), Tom Sander (nueve veces campeón con los Celtics de los 60), Tex Winter (un veterano de los banquillos en Estados Unidos) y a uno de los mejores europeos de todos los tiempos: el lituano Arvydas Sabonis.

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