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Juntos para sufrir y disfrutar mucho más

  • El Centro Comercial Alhsur reúne en sus instalaciones a cientos de aficionados que vibran con el pase a semifinales

Normalmente, se prefiere ver el partido de nuestro equipo de fútbol en casa, con la tranquilidad del hogar. Pero cuando juega España, muchos prefieren verlo con el resto. El Centro Comercial Alhsur, en La Zubia, facilitó que los aficionados españoles pudieran animar juntos a su selección, con la instalación de una pantalla gigante en el centro del hall principal de sus instalaciones. Los aficionados llegaron poco a poco, e iban cogiendo sitio en las dos plantas dispuestas para ver el partido, la gran mayoría de ellos con la camiseta de la selección, o con la cara pintada con los colores españoles. También había vuvuzelas, que no pararon de sonar en los minutos previos. ''He venido por el ambiente'', dijo Pablo, que fue con sus amigos. El momento del himno español se vivió intensamente, con muchos aficionados levantándose y abrazándose para escucharlo.

Comenzó el partido, y también la emoción. Los minutos pasaron y nadie se movió de sus sitios: los únicos que lo hicieron los trabajadores de los establecimientos del centro comercial, que en cuanto pudieron se asomaron para ver qué ocurría, incluso, los empleados de seguridad pararon sus rondas para ver cómo iba el encuentro. La primera parte estaba siendo mala para todos, y llegó el gol anulado a Paraguay: los nervios arreciaban. En el descanso, los aficionados abandonaron sus puestos para coger aire, aún nerviosos. Una de ellas fue Gabriela, que admitió que había venido a verlo ''por la pantalla gigante'', aunque aseguró no ser aficionada al fútbol. El sufrimiento explotó en los cinco minutos locos del partido: penalti a favor de Paraguay, detiene Casillas, y los aficionados se desatan con su parada. Justo después, penalti a favor de España, anotado por Xabi Alonso, pero que el árbitro mandó repetir, cortando la alegría española. Y Alonso falló al repetir.

Del pesimismo a la alegría, y viceversa, con recordatorios para la familia del árbitro incluidos. Pero aún quedaba lo mejor: el gol de Villa. El éxtasis se apoderó de los aficionados, y los gritos de "Villa Maravilla" tomaron el protagonismo. Todos se abrazaban y sonreían, fijándose sólo en que el contador de tiempo llegase a 90. Hasta que el árbitro pitó. España estaba en semifinales, y muchos aficionados no se lo creían. El "¡España, España!" no paraba de escucharse por boca de los cientos de aficionados. No era día para pensar en Alemania, sino para disfrutar el momento. Y la emoción que se vivió ayer en ese centro comercial, aumentó más si cabe esa felicidad.

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