Justo al revés que el Coyote

Geijo comparece para estar en el lugar y en el momento precisos y se marcha demasiado tarde, en camilla pero con tres puntos · ¿Benítez suplente? Lo que no debió hacer es jugar, visto lo visto

Justo al revés que el Coyote
Justo al revés que el Coyote
Alejandro Morales / Granada

03 de enero 2011 - 05:02

Salió Geijo de inicio pese a que eso suponía coquetear con el riesgo -por su recién cicatrizada lesión- y el suizo no defraudó, como casi nunca. Y como el Coyote nunca llegamos a la hora, ni al lugar ni en el momento preciso, cantaba Manolo García en su primer disco en solitario, hace ya unos pocos años. Pues Geijo, al revés. El ariete hizo el tanto del triunfo apelando a su asombrosa facilidad para estar en el sitio, rompiendo con su gol una maraña defensiva tejida a base de acumulación, más que de eficiencia. Para partidos atascados, un cazagoles en forma es el mejor recurso, y quizá por eso Fabri arriesgó. Lástima que el gallego estuviera lento cuando Geijo ya había culminado su labor, y que no lo hubiera mandado a la ducha un cuarto de hora antes de cuando lo hizo. Nos habríamos librado todos de un susto, incluido el propio entrenador gallego.

Ganó el que lo quiso

No fue una victoria rutilante, aunque el tópico siempre nos recuerda que estas valen igual que las 'manitas'. A diferencia de lo que ha ocurrido otras tardes en Los Cármenes, el equipo no fue certero en sus primeras opciones, ni tampoco en las siguientes, y con el paso del choque tuvo que atravesar varios periodos prolongados de dominio infructuoso y carente de opciones. Sin embargo, logró mantener siempre el control, a lo que ayudó de forma incalculable el rival, que acudió a Los Cármenes descaradamente a por el empate. Eso les hizo a los de Anquela correr mucho más, casi siempre detrás de la pelota, disfrutar mucho menos y, total, al final para perder igual.

Lentos en la salida

El Granada tuvo problemas en muchos momentos para iniciar sus jugadas desde atrás, y a menudo estuvo lento en la construcción, lo que le facilitó la labor a su rival, que pudo reagruparse con presteza. Abel Gómez demostró su calidad en los desplazamientos largos, pero también desnudó una de sus principales carencias: la lentitud.

El eterno gambeteo

La (carencia) de Orellana es otra: el chileno parece Maradona cuando arrancan los partidos, pero termina pareciéndose a cualquiera cuando están terminando, una montaña rusa de rendimiento que a menudo deleita a la grada, pero que también la encrespa cuando acumula varios errores seguidos. Vivir en un eterno gambeteo es arriesgado y muy difícil. Si el 'Poeta' culminara con un buen último pase o un disparo certero solo la mitad de sus proyectos de jugada, estaría en un grande.

Fabri no se equivocaba

Pocos entrenadores conocen y entienden mejor a Dani Benítez como Fabri, pese a que lleven poco tiempo haciendo juntos el camino. El gallego prometió premios para Collantes y en menor medida para Calvo, y ayer sorprendió a todos sacrificando a su pieza más desequilibrante en pos de ese ejercicio de justicia. Sin ninguna molestia física conocida, la decisión de sentar en la banqueta a Benítez debió obedecer a criterios de rendimiento durante la semana sin más remedio. El mallorquín demostró sobre el verde no solo que no merecía jugar de inicio, sino que si hubiera descansado del todo nada habría ocurrido. Lo bueno es que todos sabemos que lo de ayer -facilidad para ser tarjeteado al margen- no es más que una raya en el agua y que, como todos los genios, en cualquier momento volverá a emerger su talento.

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