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Muere Millán, símbolo del primer ascenso rojiblanco

  • Selección. Defensa lateral derecho, fue el primer futbolista granadino internacional. Historia. Con 360 partidos oficiales, sólo Lina supera esta cifra como jugador rojiblanco. Entrenador. Aunque no tuvo suerte al frente de la plantilla del Granada CF, el fútbol español le debe el descubrimiento de Pirri.

José Millán González, granadino de la Pescadería, ex futbolista nacido el 3 de febrero de 1919, murió ayer en Almuñécar, donde residía, a los 89 años de edad.

Con Millán se va el mayor símbolo del Granada Club de Fútbol en la posguerra, época en la que el equipo rojiblanco logró el primer ascenso de su historia a Primera División. El jugador fallecido fue el primer futbolista granadino que alcanzó la internacionalidad –después, también Barrachina (Valencia), Bonet (Real Madrid) y Rafa Paz (Sevilla)– y el único que lo hizo vistiendo la camiseta del Granada CF.

Millán, defensa lateral derecho que al final de su carrera deportiva se alineó preferentemente como central, ostentó durante muchos años la marca de futbolista que más veces ha vestido la camiseta rojiblanca, 360 partidos repartidos en catorce temporadas, una cifra superada a finales de los años 80 por Lina.

Debutante en el Granada CF de la temporada 39–40 en que en España se reanudaron con normalidad las competiciones deportivas tras la guerra civil, Millán contaba entonces 20 años. Junto a Floro, portero, y González en el lateral izquierdo (en un sistema de 3–2–5), el Granada tuvo durante esa y las siguientes temporadas una alineación con música y letra y el recitado de esos tres nombres dio carácter al equipo, compuesto desde atrás y con fama de efectividad. El futbolista fallecido ayer contrastaba por su calidad y elegancia –en un fútbol de posguerra esencialmente agrio, curtido y belicoso– con González, que en el otro carril de la zaga se imponía por entrega, fuerza y dureza. Ambos compusieron una de las parejas defensivas más conocidas en la Liga española de la época y sus actuaciones dentro y fuera de Los Cármenes le dieron aval para ser llamado a la selección nacional que el 11 de marzo de 1945 se enfrentó a Portugal en el estadio lisboeta de Jamor, con resultado de empate a dos.

El cénit de su carrera deportiva comenzó a malograrse esa misma tarde, porque en un choque con el postugués Rafael resultó seriamente lesionado. El Granada, privado de su concurso, se precipitó hacia los sótanos de la clasificación y terminó cayendo inesperadamente en una promoción a partiro único contra el Celta que se perdió en el Metropolitano madrileño (4–1) en junio de 1945.

Con la caída a Segunda, la cotización de Millán perdió enteros y como el Granada se eternizaba en Segunda, el futbolista quiso negociar su baja. Era el verano de 1950 y la asamblea de socios, en agradecimiento a su honradez deportiva, impuso a la directiva el ‘gratis total’. Con la baja en el bolsillo, Millán fichó por el Deportivo de la Coruña, donde jugó otra vez en Primera dos temporadas. Aún tenía un año más de contrato cuando acudió a la llamada de un Granada necesitado que conformaba una plantilla netamente granadina, con el apoyo de los ilustres veteranos. Regresaron Millán y González –del Real Madrid– y, también, Candi, tras una breve etapa en Zaragoza y Oviedo.

Junto a jóvenes como Vicente, Cuerva, Guerrero, Cea, Sueza, Baena... entonces se sembraron las bases del equipo que fructificaría, ya en 1957, en el segundo ascenso del Granada a Segunda. Millán ya no estaba porque un año antes había recibido la baja. Firmó entonces por el Jaén, donde jugó dos temporadas más en Primera División.

Millán aún cuenta en su historial con un último servicio al fútbol en su faceta de entrenador. Aunque no tuvo suerte al frente del Granada, de su paso por la dirección técnica del equipo queda para la historia la incorporación de Pirri al primer equipo, desde donde se catapultaría hasta un sitial de honor en el balompié español.

José Millán González, ‘Pepe Millán’ murió ayer. Descanse en paz.

Un granadino internacional

Por Antonio Lasso

SIEMPRE que hablamos de los logros del club tenemos que referirnos a aquel primer ascenso a Primera División y de los memorables partidos que se jugaron en Los Cármenes, con esos seis goles al Barcelona, ocho al Oviedo, etcétera, resultados que todavía no se han olvidado en la retina de algunos que tuvimos la suerte de ver estos encuentros.

Cuando en 2006 se celebraba el 75 aniversario de la fundación del Granada CF, me vino a la memoria que el mayor ausente en la conmemoración sin duda era José Millán González, quien, por motivos de salud, no podía estar en la capital en esos días. Yo creo que éste es el mejor futbolista granadino y granadinista que ha existido nunca. Por ello y como un pequeño homenaje le dedico este artículo. Da la causalidad de que Millán es el primer futbolista que he conocido en mi vida. Tendría yo seis o siete años cuando mis padres se trasladaron a vivir a la calle Horno de Marina, que está junto a la calle Lucena, donde vivía con su familia Pepe Millán. Desde chico yo empecé a entrar en su casa junto ami hermano y allí me pasaba las horas jugando con su sobrino Manolo Sola a los botones, en unos campeonatos que organizaba otro amigo, Salvador Fenoll. En la calle Lucena jugábamos también al fútbol con todos los amigos de la calle. Por cierto, en la esquina de Lucena con mi calle estaba situada la barbería del padre de Cuerva, quien se vino a trabajar en ella a los 13 o 14 años y se convirtió en mi íntimo amigo. Recuerdo que también vivía allí otro futbolista del Granada, Antonio Conde, que yo por aquel entonces desconocía, porque no figuraba en las alineaciones semanales (tuvo que esperar porque había sido oficial del Ejercito republicano y lo tenía prohibido). Presencié cuando Millán volvió de Portugal, como primer internacional granadino, el 1 de marzo de 1945. ¡Cómo admirábamos aquella camiseta de España y, sobre todo, las botas de tacos, a las que, no sé por qué, los chaveas le teníamos verdadera veneración.

En casa de su madre, de vez en cuando, nos daban una merienda con muy buen pan y chocolate. Esta magnífica familia de pescaderos nos querían a los amigos de sus hijos y nietos como otros hijos más, comían un pan de Alfacar extraordinario.

La afición lo idolatraba porque lo daba todo en el campo y cuando el equipo iba perdiendo los aficionados reclamaban su presencia en la delantera. Como persona era muy amable y cariñoso con todo el mundo y en los tiempos de la posguerra resolvía todos los problemas de aquella gente que lo esperaba cuando volvía de los entrenamientos. Le contaban cómo a alguna mujer que vendía pan blanco en la calle le habían quitado los inspectores el cesto con el pan y, además, eran denunciadas. Pepe Millán era uno de los personajes que más influencia tuvo entre la clase política, por lo que enseguida se ponía en marcha y procuraba resolver el apuro de aquellas personas que recurrían a él. Hablaba con el gobernador, con el alcalde o con quien hiciera falta. El presidente del Granada, Ricardo Martín Campos, que era concejal del Ayuntamiento y tenía ‘mucha mano’, le ayudaba en sus peticiones porque a este futbolista se le idolatraba en todos los estamentos. ¡Qué poderío y que señorío ha tenido siempre!

El último partido que jugó Millán con el Granada, con 36 años, fue en Segunda División contra el Zaragoza, ganándose por 3 a 1 con esta alineación: Candi; Vicente, Millán, González; Valle, Sueza; Guerrero, Olalla, Rafa, Cea y Rodríguez. No acaba aquí la carrera de Millán jugador, ya que con esta edad fichó por el Jaén, dondejugó todos los partidos de la temporada de un ascenso a Primera.

Últimamente, cuando lo veía por la calle, casi siempre acompañado por su inseparable esposa, Carmela, después de darme un fuerte abrazo y enseñarme sus biceps, me decía: “Toca, toca. Qué te parece cómo estoy”.Me daba un paseo con él, con gran satisfacción de ser su amigo. Yo he tenido la suerte de ser su compañero en la Peña del Llano de la Perdiz (por cierto, venía expresamente de Almuñécar, donde vive, para jugar el partido los domingos, ver a sus amigos y marcharse).

A mí me daba una enorme alegría cuando coincidíamos en la alineación y formábamos juntos la defensa. Cualquier cosa: cuando yo al día siguiente lo contaba en la oficina, nada menos que con un internacional. Allí le hacían la competencia otros ex futbolistas del Granada CF como Vicente, Cuerva o Castellanos. Ahora, aunque hay buenos jugadores, no tienen la suerte de juntarse con el primer internacional granadino, al que casi todos los finales de temporada le hacíamos un homenaje porque decía que se retiraba y luego seguía la siguiente. Yo creo que cada año estaba más en forma y le gustaba más esta práctica, aunque entre semana decía que ganaba a todos en las pistas de tenis de la Costa.

No cabe duda que Millán ha sido más que un jugador. Ha sido un símbolo que pervive más allá de las catorce temporadas que defendió la camiseta del club y pervivirá com o ejemplo imperecedero del mejor Granada Club de Fútbol.

Antonio Lasso Rebate es historiador del Granada Club de Fútbol. Este artículo es un extracto del que publicó en este periódico en mayo de 2006, dentro de la serie ‘75 historias de aniversario’, que se publicaron con motivo del 75 aniversario de la fundación del equipo rojiblanco.

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