"Fue la noche más grande de mi vida", comentaba Miguel cuando se le recordaba la goleada, el 6-2 que el Granada propinó al Zaragoza de 'los magníficos' en la anochecida del 18 de septiembre de 1966. Cuatro balones de los seis que los rojiblancos alojaron en las redes del campeón de Copa vigente llevaron el sello del '9' titular del Granada entre 1964 y 1968: Miguel Sánchez Rus, que murió el pasado 14 de abril a los 83 años de edad, hace ahora justamente un mes, en Oviedo, donde residía. Esta pausa en la que el coronavirus nos ha detenido en los arcenes del tiempo no ha permitido conocer una noticia que ha llenado de tristeza y nostalgia a sus compañeros de aquella época. 

Miguel, de militancia rojiblanca en las plantillas que lograron los ascensos de La Rosaleda (1966) y Mallorca (1968), está en el cuadro de honor del Granada CF desde que en la temporada 1964-65, la primera como rojiblanco, se adjudicó el trofeo Pichichi como máximo goleador del grupo Sur de Segunda División.

Impetuoso, de pelea continua, un ariete a la antigua usanza, de los que fijaban a los centrales en su zona, obligados a la vigilancia permanente por la valiente presencia de Miguel en el área y sus inmediaciones, con un salto poderoso y un juego rápido con los pies, sus botas depositaron en la portería enemiga 42 goles en 91 presencias en partidos de Liga, más otros nueve en doce partidos de Copa.

A esos 51 goles hay que añadir el que a la postre sería decisivo en la promoción disputada al Málaga en 1966. Con el marcador de Los Cármenes con empate a uno y a seis minutos del final, Miguel firmó el tanto que desniveló el litigio a favor del Granada y como una semana después se saldó con igualada el partido de vuelta, el Granada logró así el tercer ascenso a Primera de su historia. Partido de La Rosaleda donde demostró una inteligencia de ariete cuando cabeceó hacia adentro un centro de Flores con el que descolocó a defensa y portero malaguistas para dejar el balón en franquía a Eloy, que consiguió a servicio de Miguel el tanto decisivo para el ascenso.

Miguel Sánchez Rus

Con todo, la tarde-noche del 6-2 al Zaragoza eleva por encima de sus muchas notables actuaciones el listón de su recuerdo. El Zaragoza, campeón de Copa, venía a Los Cármenes con vitola de equipo más en forma del fútbol español. Con una 'potencia de fuego' que había bautizado a su delantera como la de 'los cinco magníficos', el Granada aguardaba su visita de la segunda jornada con temores de primerizo porque los mañicos añadían a su justa fama una victoria en el Nou Camp esa misma semana en partido de la Copa de Ferias, antecedente de la UEFA.

Vicente adelantó al Granada con un certero cabezazo y Miguel, a continuación, se fue por pies de su marcador y cruzó el 2-0 que preludiaba el festival de la segunda parte. Aunque Lapetra acortó antes del descanso, la salida de casetas fue apabullante: Lara, extremo también gaditano, se iba una y otra vez del internacional Reija y a Miguel no le quedaba otra que estar en la zona del '9' para amartillar la goleada con otros tres goles. Pais marcó otro para el Zaragoza y Agüero completó el 6-2 que conmocionó aquel arranque de la Liga española 66-67.

Para entonces, Miguel ya era 'Pichi' entre sus compañeros, que así lo bautizaron por sus goles desde el primer día que se alineó en Los Cármenes y trigoleó al Constancia hasta alcanzar esa temporada el título de máximo goleador de Segunda. 'Pichi', al que este miércoles telefoneaba Carolo, uno de aquellos compañeros, para interesarse por su salud y conocer de boca de su viuda la triste noticia de su fallecimiento. Miguel había nacido en Cádiz en marzo de 1937.

Destacó en el Atlético Sanluqueño y jugó dos temporadas en el Cádiz de Segunda siempre como delantero goleador cuya efectividad propició su traspaso al Deportivo de La Coruña, de Primera. A continuación, al Oviedo, también de Primera, para ser traspasado al Granada en el verano de 1964. Titular en sus tres primeras temporadas como rojiblanco, la última, 67-68, cedió ante la presencia emergente de Ureña, más las consecuencias de una lesión muscular al comienzo de la Liga y una sanción por expulsión en Jerez que le apartó de la alineación durante cuatro jornadas. Al término de ese ejercicio, la directiva de Candi le dio la baja. Miguel jugó entonces en el Jerez Industrial, el Salamanca y el Langreo, donde se retiró con 34 años.

Hombre generoso, expansivo, extrovertido, vitalista... sus compañeros lo recuerdan siempre rodeado de amigos, los muchos que hizo en Granada y que al conocer la noticia de su fallecimiento rememoraron las muchas vivencias de una buena persona, bueno en el buen sentido machadiano de la palabra bueno.