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Nadie que la dé ni que la enchufe

  • Con la punta del ataque nula cualquier fallo atrás, como ocurrió, resulta letal

Nada sería el fútbol sin los fallos puntuales. Las desaplicaciones surgen en cada partido y depende del rival, de su capacidad de acierto, que las pifias salgan caras o no. El Granada no estuvo especialmente fallón atrás, aunque sí cometió varios errores que terminaron resultando muy caros, especialmente en los dos primeros goles. De bulto es el error de Abel Gómez y el de Siqueira en el córner del 1-0. El primero por romper, como si fuera un alevín, el fuera de juego; y el segundo por su habitual laxitud a la hora de defender, algo que, después de lo visto ayer, ya conocía el rival de los rojiblancos, que no dejó de buscar el lado del brasileño en el primer tiempo. En la acción del 2-0 quien falló fue el otro lateral, Nyom, que olvidó que estaba dentro del área y cometió un penalti evitable. Sin embargo, son los fallos en la zona de vanguardia lo que casi siempre condena al equipo de Fabri. Fallos o ni eso, porque para errar al menos hay que disponer de la ocasión, como la tuvo Dani Benítez en el primer tiempo. La que falló el balear es de las que no se pueden perdonar, especialmente en una categoría como la Primera y tratándose de un equipo que, como el rojiblanco, apenas goza de oportunidades más o menos claras.

Sin nadie con capacidad para liderar el juego ofensivo por detrás de la línea más adelantada, la presencia de hombres como Geijo y Uche en el campo resulta intrascendente. El nigeriano, salvo alguna aparición puntual en el curso, es un cero a la izquierda partiendo desde la banda.

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