Solo con la casta no es suficiente

España cae ante la República Checa que domina los dos primeros periodos gracias a su mayor calidad Los de Timo Tuomi anotan dos tantos en el último parcial y maquillan el resultado

Patricio Fuentes busca la pastilla ante el checo Jan Skvor.
Patricio Fuentes busca la pastilla ante el checo Jan Skvor.
Enrique López Granada

07 de febrero 2015 - 05:02

No pudo ser. Tras lograr un gran triunfo ante China, España volvió a la realidad de la competición tras caer ante la República Checa. El marcador, 2-5, no refleja la superioridad de los centroeuropeos que vieron como en el último periodo los de Tuomi tiraron de casta para, al menos, dejar un buen sabor de boca. La cita era clave para los dos contendientes, que lograron el triunfo en la primera jornada y al que un triunfo le permitiría encarar el resto de la competición con ventaja. Ahora a España no le queda otra que vencer el domingo a Eslovaquia (20:30 horas) si quiere seguir en la competición.

El combinado universitario era consciente que el duelo ante los checos no iba a ser tan plácido como ante China. Y pronto quedó demostrado, pues en la primera ocasión que tuvieron los checos, abrieron el marcador tras una embarullada jugada en la que Milan Valasek fue el más listo de la clase para introducir la pastilla en la portería de Ander Alcaine. Un jarro de agua fría pero que hizo justicia a lo que se vio en los primeros veinte minutos de partido.

Los checos encerraron a España en su campo a base de movilidad, precisión y sobre todo velocidad, mucha velocidad. Las acciones de ataque del cuadro entrenado por Jaroslav Liska eran eléctricas pero, pese a su claro dominio, España tuvo un baluarte en la portería. Ander Alcaine desbarataba todas las acciones ofensivas de la República Checa gracias a sus reflejos, en especial a un disparo de Brzobohaty a la que respondió con una extraordinaria parada. Los palos también le echaron una mano pero no le restan méritos a su extraordinaria actuación.

Ofensivamente España estuvo muy limitada ante la asfixiante presión visitante intentando el disparo ante Polivka en seis ocasiones en todo el periodo lo que refleja los problemas para sacudirse la intensidad en el juego de los checos, que acribillaron a Alcaine con 30 lanzamientos. Las oportunidades más claras llegaron con un disparo lejano y dos acercamientos de Pablo Puyuelo y Carlos Quevedo, ya en la recta final, que permitieron respirar a España que, al menos, se fue al receso con un marcador con el que seguía metido en el partido.

El segundo tercio arrancó con el combinado nacional mucho más decidido y con menos respeto a su rival. Adelantó líneas y presionó mucho más arriba, reduciendo así el flujo ofensivo de los checos. Lo intentaron pese a generar poco peligro pero conforme fueron pasando los minutos la 'normalidad' volvió al hielo de un Palacio de Deportes que registró una buena entrada, en torno a 2.000 espectadores.

Poco a poco, la República Checa fue haciéndose de nuevo con los mandos del choque, endosando un parcial en los segundos veinte minutos de 0-4, fruto de sus 23 intentos sobre la portería de Alcaine por tres de los locales. El portero español, que en las distancias cortas se mostró infalible, tuvo más problemas para repeler los disparos de media y larga distancia y así llegaron dos de los cuatro goles encajados en este periodo. Vojacek, Zachar, Svaricek y Arnost dejaron sentenciado el duelo a falta del último parcial.

El último tercio, con todo decidido, fue el más vibrante. España salió decidida a recortar distancias y lo logró anotando Alejandro Carbonell y Quevedo dos tantos que hicieron levantar a los asistentes a la instalación de Zaidín, ávidos por celebrar goles de los de Tuomi. El choque se convirtió en una ida y vuelta frenética pese a que los checos tenían asegurados los tres puntos en su zurrón. Al menos, se dio la cara y no se bajaron los brazos. Queda un partido de la fase regular que hay que aprovechar ahora que Granada comienza a descubrir el hockey sobre hielo.

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