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Triple de peligrosidad tras el descanso

  • El Granada mejora exponencialmente sus opciones ofensivas en la segunda mitad · Roberto no para ni un segundo quieto

Fue un partido de alternativas en las áreas, pese a que la sensación fue que Las Palmas dispuso de más opciones y del control del juego, con una mayor posesión del esférico. No hay duda de que el Granada se podía haber llevado la victoria de haber estado más certero de cara al marco rival, pero lo que la mala fortuna (el palo en la acción de Geijo) o la desigual puntería le quitó a los rojiblancos se lo dio Roberto bajo el arco. El del gallego fue, sin duda, el nombre del encuentro con letras mayúsculas, no sólo por sus buenas intervenciones, sino por que los futbolistas rivales le dieron muchísimo trabajo y tuvo que estar siempre alerta. No en vano, intervino hasta en 18 ocasiones, una cifra muy elevada para lo que es habitual.

No todo fueron intervenciones ante disparos. El guardameta tuvo que emplearse a fondo también en acciones laterales, centros a sus dominios y salidas afortunadas ante las internadas de los habilidosos futbolistas canarios que, no obstante, probaron fortuna en numerosas ocasiones, contabilizando un total de 17 disparos, con un alto porcentaje de ellos (12), encaminados entre los tres palos.

El Granada llegó menos y también chutó en menor medida ante la portería de Barbosa, aunque finalizó el partido con unos números ofensivos más que aceptables, con 13 tiros y ocho de ellos a meta. Resalta significativamente la diferencia entre el primer y el segundo tiempo, pues los de Fabri triplicaron tras el descanso sus disparos dirigidos entre los tres palos, a lo que ayudó tanto la apertura de más espacios por el cansancio de los amarillos como la presencia en el campo tanto de Orellana como de Carlos Calvo.

Si Roberto tuvo trabajo, no menos se esforzó la defensa, que tuvo que defender hasta ocho saques de esquina. En esa faceta el equipo se mostró seguro, gracias al dominio del juego aéreo ejercido por Mensah y Manolo Lucena. El Granada tuvo muchas menos oportunidades a balón parado, pues sólo botó tres córners. Sin embargo, consiguió el tanto del empate tras el lanzamiento de una falta, demostrando que las jugadas de reanudación son vitales para enderezar partidos que se han torcido.

No fue un partido brusco, lo que lo demuestra el bajo número de tarjetas y de faltas, especialmente de Las Palmas, que apenas cometió once infracciones. Lo malo es que, como ya ocurriera en el partido de Copa del Rey ante el Betis -cuando fue expulsado Abel Gómez sin que ningún otro compañero estuviera amonestado-, Geijo vio prematuramente el camino de los vestuarios pese a ser uno de los tres único futbolistas apercibidos con amarilla.

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