Covirán Granada

"Me llamo Pin, Pablo Pin"

  • El técnico, que entrena al Fundación CB Granada desde su nacimiento, se ha convertido a base de esfuerzo y trabajo en el gran artífice del éxito rojinegro

Pablo Pin lleva entrenando al Covirán desde su inicio.

Pablo Pin lleva entrenando al Covirán desde su inicio. / Granada Hoy

Pocos tienen dudas a la hora de elegir al mejor de esta temporada en el Covirán Granada. El MVPin es Pablo, con un Juan por delante y un Tamayo para completar el nombre.

Juan Pablo Pin Tamayo, el técnico de los cuatro ascensos, el granadino que ha sido profeta en su tierra, el entrenador de un equipo inolvidable, el líder de un club que partió del subsuelo y ha tocado el cielo.

Lo suyo no es nada habitual. Diez temporadas consecutivas al frente del cuadro rojinegro, al que empezó a dirigir en Primera Nacional y con el que se estrenará el próximo curso en la ACB. No hay una mejor manera que esa para cumplir once años en el cargo.

Óscar Fernández-Arenas, presidente de la entidad, dijo en 2013 que no hay ninguna persona en la faz de la tierra que lleve el sentimiento del baloncesto granadino como Pablo Pin, que es de la quinta del 82, por lo que actualmente sólo tiene 39 años. Menos de cuatro décadas vividas por y para el baloncesto.

Lo que está claro es que la vida de los Pin Tamayo, no sólo la de Pablo sino la de toda su familia, no se entiende sin el deporte de la canasta.

Su padre, que en paz descanse, fue entrenador y jugador profesional durante lustros; su madre militó en el Alhamar de las míticas Tamayo; su hermano Nacho tuvo una larga trayectoria en distintos equipos, hasta el punto de que Pablo llegó a tenerlo a sus órdenes en una de las primeras temporadas del Fundación; mientras que su también hermano Javier llegó a disputar con el extinto CB Granada cuatro partidos en la ACB a finales del siglo pasado.

Pablo se ha pasado media vida en la cancha, el banquillo o la grada. Y gran parte de la otra media preparándose para ser lo que ya es: un gran entrenador de baloncesto.

Otro hijo de la Facultad del Deporte

A eso influyó decisivamente su paso por la Facultad de las Ciencias del Deporte de la Universidad de Granada.

Como en el caso de Diego Martínez, se considera un hijo de la Facultad del Deporte de Granada. Presume de ello y ha acudido a ella en varias ocasiones como invitado o para recoger distintos galardones.

Ha coincidido en charlas y actos en más de una ocasión con el exentrenador del Granada CF. Como el gallego, él también es un líder nato en lo suyo y un hombre JASP (Joven Aunque Sobradamente Preparado).

Pablo Pin empezó a jugar al baloncesto en Maristas y fue con trece años cuando pasó a los equipos de la cantera del CB Granada, donde alcanzó la categoría sénior.

Militó tres años en el Cazorla, conjunto de categoría menor casi siempre plagado de granadinos, para regresar a la provincia y pasar de nuevo con el filial de los capitalinos, Las Gabias y el Motril.

La etapa de técnico no comienza tras colgar las zapatillas, sino que desde los 16 años ha compaginado como ha podido ambas labores.

Empezó a dirigir en Agustinos, luego lo hizo en equipos de la cantera del CB Granada y estuvo un par de años como segundo preparador en el Tíjola antes de integrarse en el Fundación, donde empezó su andadura con el equipo cadete.

Cuando se produjo la extinción del anterior club y el actual tomó el relevo, Pin cogió la batuta. Y ahí sigue. Ni la ha soltado ni tiene pinta de que vaya a hacerlo a corto plazo. La melodía suena mejor que nunca.

De hecho, al cargo de entrenador une el de máximo responsable de la dirección deportiva de la entidad. En este club no hay discrepancias entre el técnico y el director deportivo a la hora de fichar o no a un jugador, o de decidir cuestiones importantes del futuro. Ambos son la misma persona.

El Pin más personal

Estudioso, reflexivo, tranquilo, metódico, inteligente y siempre dispuesto a seguir aprendiendo y mejorando. Familiar, hogareño, buen conversador y amante siempre de los pequeños detalles, en todos los ámbitos de la vida. Entrenador en mayúsculas.

Su otra gran pasión, aparte del baloncesto, es su familia. El árbol genealógico ya explicado lo completa con su mujer y sus tres hijos, a los que dedica todo el tiempo que puede. Fernando Simón se hubiera estremecido ante una cena de Nochebuena en casa de los Pin Tamayo.

Si tiene que elegir una actividad para el relax se decanta por la lectura, ya que es poco menos de un devorador de libros. Si lo que toca es escoger otro deporte que no sea el baloncesto también claro, ya que le encanta jugar al pádel.

Es posible que la próxima temporada, en cualquier cancha española de la ACB, alguien pregunte por ese desconocido entrenador del equipo granadino. Él soltará la pizarra y el rotulador para esbozar una sonrisa en la boca y decir lentamente: “Me llamo Pin, Pablo Pin”.

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