Una bofetada con guante de seda

El perímetro de España y Francia se muestra desacertado aunque la intensidad de Llull decanta el duelo para los locales

Sergio Llull es víctima de un bloque del equipo francés durante el partido de anoche en el Palacio de Deportes.
Sergio Llull es víctima de un bloque del equipo francés durante el partido de anoche en el Palacio de Deportes.
Gonzalo Cappa Granada

04 de septiembre 2014 - 05:02

Nicolas Batum, en la previa del partido, afirmó que Pau Gasol es el mejor jugador del mundo. Le faltó decir que, en las frías noches de Portland, escribe poemas de amor a Juan Carlos Navarro, el mismo al que hace dos años, en los Juegos Olímpicos de Londres, le propinó un puñetazo en el estómago cuando los galos hincaban la rodilla ante los españoles. Ayer, dos años después, recibió como castigo una bofetada con guante de seda como hacían los nobles de la época. Las esperanzas del equipo entrenado por Vincent Collet pasaban en buena medida por las manos del alero de Portland para suplir los 25 puntos de media que anota Tony Parker cuando se pone la camiseta de Francia. Acabó con 11 puntos, por debajo incluso de su media en la NBA, 13 puntos por partido aunque, aquí, tiene la disculpa de compartir vestuario con Lamarcus Aldridge y Damien Lilard, dos de esos jugadores que, de madrugada, se despiertan con sudores fríos después de soñar que pasan el balón a un compañero. Y eso que lo intentó, con 5 de 15 en tiros de dos y un 1 de 5 desde la línea de 6'75.

Enfrente, Orenga decidió que fuera Rudy el que se encargase de defender a Batum en el primer cuarto, aunque Navarro no se cortó un pelo en emparejarse con el jugador francés después de seguir un duro entrenamiento para fortalecer su zona abdominal.

Rudy y Batum, que durante años fueron compañeros en Portland, se estuvieron midiendo en los inicios, como dos boxeadores que se estudian antes de decidirse a lanzar un directo. Rudy, que estuvo bastante comedido en el tiro y sólo miró a canasta en cuatro ocasiones, hizo un partido más que correcto porque todos los balones que encestó fueron en esos momentos que separan un partido intenso, pero favorable, de un enfrentamiento a cara de perro hasta los últimos minutos.

Por su parte, Juan Carlos Navarro volvió a enfrentarse a un viejo amigo, Michael Gelabale, al que ya se enfrentó con el Barcelona cuando el galo jugaba en el Madrid y lucía unas rastas ideales para cantar reggae. Como curiosidad, Gelabale tuvo que cortarse finalmente su frondosa melena para evitar lesiones cervicales. No tuvo el problema que padeció Sansón porque el galo tampoco tenía mucha fuerza que perder. Ayer anotó 4 puntos que demuestran que sus mejores años pasaron, aunque su cuenta corriente sigue engordando en el baloncesto ruso.

Y ahora, en este análisis de los aleros de ambos equipos, cabe decidir si incluir o no a José Manuel Calderón, que ha deambulado en este Mundobasket como escolta, pero que ayer tomó las riendas del equipo en el último cuarto para dar un mayor sentido colectivo al juego español. Estuvo errático desde el perímetro con un 0 de 7 pese a disponer de tiros liberados. Igual que Rudy hace un año, que tuvo un momento de desencuentro con la línea de 6,75, Calderón retomará su romance con el tiro exterior después de ser uno de los jugadores con mejor porcentaje desde el perímetro de toda la NBA y de ser quien desbloqueó el partido de semifinales contra Rusia de los Juegos Olímpicos de Londres a base de esas suspensiones tan estéticas y perfectas como un anuncio de coches.

Por su parte, Sergio Llull anotó 7 puntos pero aportó unos intangibles en intensidad defensiva que le hicieron ser, quizás, el exterior más destacado del partido. Junto a Marc Gasol es el jugador español con más coraje, un hombre de esos que, si uno se pone en el pellejo de un contrario, debe estresar con sólo verle aparecer en cancha. Si hubiera en los Juegos Olímpicos la disciplina de 100 metros lisos con balón de baloncesto, a buen seguro que haría un papel más que digno con permiso de los Derrick Rose y toda la compañía.

Al final, con España 20 puntos arriba, apareció el jugador de Denver Nuggets Evan Fournier, "el hijo de Heraclio" según un periodista acreditado para este Mundial. El pupilo de Bryan Shaw, un base de 1,98 que anota casi 10 puntos de media en la liga estadounidense, demostró que, si hay que buscarle sustituto a Tony Parker en el futuro, tiene todas las papeletas para asumir la dirección del equipo francés, por delante incluso de Nando de Colo, más frío que Humphrey Bogart cuando despide a Ingrid Bergman en Casablanca.

En resumen, ha habido ferias con más acierto en los puestos de encestar canastas que en el partido disputado ayer, aunque fue la intensidad quien decidió el triunfo para España.

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