Covirán Granada-Real Madrid | Crónica y resultado

El rebote y la mayor calidad del Real Madrid condenan al Covirán Granada (62-82)

Los interiores del Covirán tuvieron muchos problemas ante la intimidación del Real Madrid.

Los interiores del Covirán tuvieron muchos problemas ante la intimidación del Real Madrid. / Antonio L. Juárez / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

El Covirán Granada dio la cara ante todo un Real Madrid, que finalmente se llevó el choque gracias a su mayor calidad y la capacidad reboteadora en ataque que posee. Los rojinegros tenían claro que para tener opciones debían ir a un tanteo bajo pero en ataque les costó mucho ante la intimidación de Tavares y Poirier. Debutaron Moore y Caicedo a los que, lógicamente, se les notó tácticamente despistados. El final del tercer cuarto fue determinante para el triunfo madridista por 62-82.

En un gran ambiente con más de 8.000 almas presentes en el Palacio de Deportes, el cuadro de Pablo Pin opuso resistencia ante uno de los mejores equipos de Europa. Y lo hizo a base de defender, sobre todo en los dos primeros cuartos. El cuerpo técnico tenía claro que la vía para estar en el partido era apretando atrás. Y lo logró dejando al cuadro de Chus Mateo en 19 puntos en el primer cuarto y 13 en el segundo. Además, lo hizo con muchos minutos de Mike Moore y Michael Caicedo, dos de los tres recientes fichajes, que apenas han entrenado con sus nuevos compañeros.

El rebote

Enfrente, los de Pin tenían a un rival con un enorme potencial sobre todo en la pintura. Sobre todo con Tavares, que hizo muchísimo daño. Y ya no sólo por su envergadura cambiando numerosos lanzamientos, sino en ataque con sus rebotes ofensivos. Y ahí estuvo una de las claves del choque, cerrar el rebote defensivo. Siete en el primer cuarto y dos en el segundo dieron segundas y terceras opciones, pero los madridistas no estuvieron acertados sobre todo en el perímetro. Su pobre 2 de 17 en triples dejó vivo a un Covirán que, hasta que restaron 2:24 para el descanso, tan sólo habían anotado sus tres bases. Renfroe, Costa y, sobre todo, Christian Díaz llevaron el peso en ataque. El canario tiró de descaro, ese que le hace ser un jugador especial, para mantener en el partido a los rojinegros. El resto fueron tres tiros libres de Pere Tomàs hasta que llegó el mate de Moore, su primera canasta que levantó al Palacio.

Tavares fue determinante gracias a su dominio en la pintura

A la afición granadino no le hizo falta mucho para venirse arriba pese a la mandarina de Llull sobre la bocina del primer cuarto. Por momentos, y con un quinteto con escaso poder anotador, al Covirán le faltaba puntos en la zona. Pero es que si no estaba Tavares, era Poirier el que impedía que los intentos de los interiores locales llegaran a buen puerto. Cinco tapones al descanso, más los que no lo fueron pero cambiaron los tiros, dejaron claro el potencial de un equipo con una extenso fondo de armario.

El escaso poder anotador de ambos equipos llevó al descanso con un pobre 10-13 de parcial y una renta de ocho al descanso de los blancos, tras un parcial de 0-6, la máxima renta que gozaron en los veinte primeros minutos de partido (24-32). Estaba claro que el margen de mejora estaba en ataque pero era fácil decirlo.

Segunda mitad

Arrancó la segunda mitad con un 2+1 de Bropleh, que se estrenó así en el partido. Sus puntos eran claves. Renfroe, con una bandeja-bomba desde muy lejos ante la intimidación de Tavares, dejó la renta en tres con los locales en zona. Ante el escaso acierto en triples de su rival no era una mala decisión. Bropleh dejó en uno la renta y un tapón de Niang llevó la euforia en la grada. El inicio de segunda parte no pudo ser mejor.

Christian Díaz cuajó una muy buena primera mitad. Christian Díaz cuajó una muy buena primera mitad.

Christian Díaz cuajó una muy buena primera mitad. / Antonio L. Juárez / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

Renfroe puso por delante con una nueva bandeja tras un parcial de 11-2. El intercambio de canas pasó a ser la tónica con los rojinegros imprimiendo un ritmo más alto a sus ataques. Volvieron a correr pero siguieron teniendo un agujero en el rebote defensivo y eso el Madrid no lo perdonó. En un pispás del 37-36 se pasó a un 37-44 tras un parcial de 0-8 que llevó a Pin a parar el choque con 4:51 por jugar. El esfuerzo realizado tras el paso por los vestuarios quedó en nada ante la mayor calidad de los de Chus Mateo.

Punto de inflexión

Renfroe y Niang mantuvieron a su equipo en el partido que se pudo poner a uno con hasta tres triples intentados pero ninguno entró. Sí el 2+1 de Tavares y un bandeja de Causeur que devolvió un colchón de nueve puntos, la máxima diferencia del partido (44-53) que obligó a Pin a solicitar tiempo muerto. Llull superó la barrera de los diez puntos. Fue el punto de inflexión del partido en el último minuto del tercer cuarto, al que se llegó once abajo (46-57).

Cansancio

En el cuarto decisivo, el desgaste físico se acusó ante un Madrid que fue un rodillo, mostrando todo su catalogo en ataque. Poco a poco, la ventaja fue aumentando ante un Covirán que bajó los brazos. Las fuerzas tienen un límite en un equipo que dio la cara ante Baskonia y Real Madrid, de los mejores de la Euroliga pero cuyos recursos no son los mismos. Finalmente, el choque concluyó con 20 puntos abajo pero los asistentes al Palacio ovacionaron a sus jugadores pese a la derrota. Un partido histórico para la entidad que se vivió como lo que era, una fiesta.

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