Covirán Granada-Río Breogán | A aro pasado

Mucho hecho y mucho por hacer para el Covirán Granada

  • Los de Pablo Pin realizaron ante el Río Breogán el mejor choque del año en defensa

Díaz intenta lanzar a canasta ante Quintela.

Díaz intenta lanzar a canasta ante Quintela. / Antonio L. Juárez / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

Será más que complicado para Pablo Pin, técnico del Covirán Granada, repetir el discurso que ofreció en la previa del choque ante el poderoso Río Breogán tras el partido visto el pasado sábado en el Palacio de los Deportes. El preparador granadino repitió por activa y por pasiva en los días anteriores al duelo que su plantel lo encararía “sin presión” ya que esta pertenecía al cuadro lucense, “hecho para subir”. Bueno, pues si el Covirán Granada no está hecho para el ascenso juega como si lo pareciese. La presión, en un principio escasa o inexistente, la han reajustado los rojinegros a base de trabajo, esfuerzo e intensidad. La pelota del gigantesco pase a la ACB ahora está en su tejado.

Paciencia

“Capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse” es la paciencia según la RAE. El cuadro nazarí, pese a lo abultado del marcador final y las buenas sensaciones que transmitió en el encuentro, comenzó muy nervioso y descolocado pero supo esperar con temple y tesón su momento en el partido. Ya sea por la trascendencia del mismo o por las bajas –Edu Gatell y Joan Pardina no pudieron estar presentes– el primer cuarto fue claramente de dominio lucense.

Un dato para ilustrar esto: el Covirán Granada tardó más de dos minutos en anotar su primer punto. Los problemas en la zona, tanto ofensiva como defensivamente, lastraron el juego de los rojinegros, damnificados con el ida y vuelta al que les estaba sometiendo el conjunto de Diego Epifanio.

Pese a que la reacción local no tardó en llegar con un parcial de 9-0, el retorno de las dudas tampoco se hizo esperar y los gallegos respondieron con un 0-12 que los colocó a seis puntos de ventaja cerca del final del primer periodo. La ocasión de hacer daño por parte del Granada estaba aún por llegar y hallaron su virtud en saber aguardarla.

Cuarto clave

Los complicados minutos en ataque del primer cuarto se vieron claramente agraviados por la ineficacia en el rebote. Al desesperanzador uno de nueve en tiros de tres se sumó la escasa cifra de seis rebotes por los trece del Río Breogán. Pablo Pin, consciente de que se escapaba el partido en esta estadística, despertó a los suyos realizando varios ajustes defensivos, como la entrada de Gonzalo Bressan, y vio cómo Thomas Bropleh e Iriarte materializaron con puntos sus movimientos desde la banda.

En la segunda mitad del segundo cuarto el Covirán Granada fue un vendaval en todos los aspectos. Alex Murphy se sumó a la fiesta de Bropleh, que llegó a anotar once puntos, y se colocó con doce. Los pupilos de Pin, que sólo consiguieron once unidades en el primer cuarto, llegaron al descanso con cuarenta.

El propio entrenador destacó el trabajo atrás de los suyos tras la finalización del choque: “Hemos realizado el mejor partido en defensa del año. Hemos sabido aguantar los tirones de Breogán y hemos bajado el ritmo del partido para tener un final tranquilo”. Incluso el entrenador rival, Diego Epifanio, señaló el segundo parcial del encuentro como la llave que abrió la puerta de la victoria para los granadinos: “El segundo cuarto ha sido la clave del partido. Recibimos muchos puntos y en los últimos cinco minutos nos meten un parcial que nos lastró mucho a nivel de confianza”.

Equipo

Una vez terminada la primera mitad, el Covirán no soltó el timón del partido ni un solo segundo. Bropleh y Murphy prosiguieron con su buen ritmo de anotación y Bamba Fall apareció como baluarte defensivo impenetrable. La buena actuación colectiva de la escuadra nazarí derivó en una pobre anotación de los visitantes y en un partido mediocre de Kevin Larsen, la gran estrella lucense. El danés terminó el choque con sólo cuatro puntos y siete de valoración, muy por debajo de sus números habituales.

Pin, conocer del fantástico trabajo del grupo al completo, destacó que “muchas veces” caemos en el típico error de ver “sólo la estadística” de los jugadores, pero que lo que a él le gusta destacar es la labor “del equipo”. El entrenador granadino acabó recompensando a varios de sus puntales en los últimos instantes del choque. El quinteto final fue difícilmente reconocible: Andriassi, Germán Martínez, Manu Rodríguez, Bortolussi y Bressan.

‘Factor palacio’

Sería injusto obviar la importancia que tuvo el Palacio de los Deportes en el resultado final del duelo. Está claro que los aficionados no bajan a la pista a lanzar tiros libres ni deciden sustituciones o emparejamientos, pero el empuje de la hinchada nazarí deja fuera de toda duda la trascendencia del ‘jugador número seis’. El graderío estuvo metido desde antes del inicio. La gran mayoría de los mil quinientos asistentes, que sonaron como muchos más, acudió al coliseo rojinegro con antelación para que el plantel de Pablo Pin se sintiese arropado.

El buen hacer del equipo incluso permitió que la hinchada repasase en varias ocasiones todo el repertorio de cánticos y aplausos que tanto gusta reproducir. Los móviles con la linterna al viento iluminando el Palacio, la firme mirada a la pista de los espectadores, las reacciones del palco –con ‘el presi’ a la cabeza–, el apoyo en los momentos más difíciles… La conexión fue total. Y así todo va más rodado.

A un paso

Está claro que aún queda mucho por jugar, pero el primer golpe lo ha asestado el Covirán Granada. No hay que olvidar eso pase lo que pase. El próximo jueves, en el Pazo dos Deportes de Lugo (20:30 horas), los nazaríes deben, como mínimo, repetir la excelsa defensa que hizo que sumasen el asalto uno. No será fácil aunque ya tienen una hoja de ruta que seguir ‘a pies juntillas’.

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