Covirán Granada-Valladolid | Resultado

Muñecos que vienen y van en el Palacio

  • En el choque de los lanzamientos de peluches, el conjunto de Pablo Pin demuestra la irregularidad de su juego en un choque ante el líder marcado por el mal primer cuarto

  • El técnico rojinegro declara que creo que su equipo es "víctima de la buena temporada pasada"

Carlos Corts fue el mejor jugador del Covirán ante el líder Valladolid.

Carlos Corts fue el mejor jugador del Covirán ante el líder Valladolid. / Carlos Gil

En una época como la Navidad donde las tradiciones están tan presentes, el Covirán Granada no quiso ser menos y volvió a ofrecer la imagen de equipo irregular que viene mostrando en la presente temporada. Esa que es capaz de terminar un primer cuarto con un paupérrimo 1 de 15 en tiros de campo, o de voltear el electrónico con dos triples seguidos en el arranque del último parcial. Pero para ganar partidos hay que ser muchos más constantes, no salirse de los mismos y, sobre todo, jugar en equipo. Algo que en ocasiones no es así, con lanzamientos por momentos incomprensibles cuando apenas han transcurrido cinco segundos de posesión. Por no decir de los banquillazos a jugadores, en teoría, fundamentales. En Alicante les tocó a Carlos de Cobos y Earl Watson. Frente al líder Valladolid, a Josep Pérez.

Con todos esos ingredientes, lo normal es que el conjunto de Pablo Pin cayera ante el mejor equipo de la categoría aunque, al menos, se vieron brotes verdes de cara al futuro, como el nivel defensivo tras el descanso. Sin embargo, no fue suficiente para sumar la victoria y ya son nueve las derrotas cosechadas en quince jornadas.

Un 9% de acierto

La historia del duelo ante los vallisoletanos comenzó mal. Tan mal que en los primeros diez minutos, los rojinegros apenas anotaron ocho puntos con un 'histórico' 9% en tiros de dos. De hecho, únicamente anotaron una canasta porque el resto fueron seis puntos desde la línea de personal. Pese a ello, su rival no lo aprovechó porque pudo haber sentenciado prácticamente el choque y no lo hizo. El fantasma de Alicante sobrevoló el Palacio de Deportes pero, afortunadamente, los nazaríes reaccionaron en el segundo cuarto. Tan sólo hay que ver la valoración de uno y otro equipo para comprobar el horroroso inicio de partido de los locales (5-24). Excepto David Iriarte y el lesionado Alo Marín, el resto de componentes de la plantilla saltaron a la cancha y estuvieron igual de desacertados.

Los rojinegros iniciaron el duelo sin acierto y llegaron a ponerse por delante pero no culminan en el último cuarto

El guión del segundo parcial no varió en exceso. Es más, fue a peor. Un parcial de 2-7 con un triple de Adekoya provocó que Pin parara el partido con su equipo 14 abajo. Los pitos se comenzaron a escuchar en la instalación del Zaidín y no era para menos (10-24). Desde el banquillo se buscaron soluciones, dando la oportunidad a David Iriarte que va a tener que jugar más a partir de ahora pues Bortolussi va a parar un mes por un problema en una de sus rodillas. Pero la renta en contra no descendía. Tuvo que ser Carlos Corts con un triple el que levantara al Palacio, que sigue confiando en sus jugadores pese a la campaña que están realizando.

Watson captura uno de los nueve rebotes que sumó a su estadística. Watson captura uno de los nueve rebotes que sumó a su estadística.

Watson captura uno de los nueve rebotes que sumó a su estadística. / Carlos Gil

A partir de ahí, se vio a otro Covirán. Mucho más suelto en ataque aunque a algunas de las piezas claves como De Cobos se le ve falto de confianza. Un mate de Watson y, por fin, la primera canasta de Kapelan a cinco segundos del descanso tras un 0 de 7 en tiros de campo, llevó la esperanza de la remontada a la grada. Un 27-35 con el que ambos conjuntos se fueron a los vestuarios. El Covirán seguía vivo pese a su desacierto en el tiro (29% en lanzamientos de dos y 22% en triples) y eso ya era mucho.

Reacción

La 'Pinina' en el receso debió surgir efecto pues el cuadro rojinegro salió con un nivel más de intensidad. Se impuso en dicho periodo pero fue la mejora en pista trasera y los tiros libres los que les mantuvo en el choque. Dos canastas seguidas de Sergio Olmos y Kapelan redujo la diferencia a cuatro puntos. Pero una vez más llegaron las lagunas en el juego de los de Pin. Un parcial de 0-7 obligó a parar el juego, volviendo a ascender la renta para los castellanos-leoneses a once puntos. El Covirán hacía la goma pero el cuadro de Hugo López no es tan inestable y supo mantener las distancias pese a que, en un arreón final y gracias a los tiros libres, se terminó cuatro abajo. Y pudieron ser dos si Watson no llega a fallar en el último segundo bajo el aro.

Dos triples de Pardina y Corts permitieron a los de Pin ponerse por delante

Pero lo mejor llegó en el arranque del último cuarto. De inicio, dos triples de manera consecutiva obra de Joan Pardina y Carlos Corts le dieron la vuelta al marcador y levantó al Palacio. Desde el banquillo se ordenó una zona 2-3. El base granadino otorgó la máxima diferencia, cinco arriba (55-50) pero a partir de ahí volvió la peor imagen de los granadinos. Abuso del triple, poca fluidez y acierto en los lanzamientos y demasiada ansiedad por momentos. La situación no es fácil y se nota en los jugadores. Frank Bartley, el máximo anotador de la LEB Oro, apareció por fin y, pese a sus errores desde el tiro libre, asumió la responsabilidad en ataque junto a Sergio De la Fuente, un seguro de vida. De ahí al final, los locales se frenaron en seco en ataque y terminaron encajando un parcial global de 8-20.

La puntilla

Los lanzamientos desde la línea de 6,75, que permitieron remontar, esta vez no entraron. En especial uno de De Cobos que le hizo la 'corbata' y que, de haber anotado, habría supuesto el empate en el marcador a poco más de tres minutos para el final. Pero no entró, y sí el de De la Fuente, que puso la puntilla a un equipo que cerró 2019 con una nueva derrota fruto de los picos en su juego. El Covirán está tocado, sobre todo a nivel mental. Hay tiempo para mejorar pero las lagunas en su juego no ayudan y ante Valladolid volvió a quedar demostrado.

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