El Covirán Granada no pudo ampliar en Oviedo su racha de cuatro victorias conseguidas y dejó de estar invicto a domicilio. Lo primero se suele dar en la competición, lo segundo es más complicado hacerlo en la LEB Oro, donde los arbitrajes no suelen ser tan beneficiosos. O eso, al menos, se desprenden de las declaraciones de Pablo Pin al término del encuentro en Pumarín.

El técnico rojinegro se quejó de un par de acciones pitadas en contra a su equipo que fueron determinantes. En especial, un reverso de Arteaga sobre Edu Gatell en el que rodeó al pívot catalán, que terminó con un 2+1 y que supuso el empate a 70 a falta de tres minutos para el final. Incluso se vio al presidente de la entidad, Óscar Fernández-Arenas, en dicha acción reclamar falta a los colegidos desde su posición, a pie de pista junto al banquillo granadino.

Sin excusas

Lo cierto es que el choque en tierras asturianas pudo caer para cualquiera de los dos equipos. Finalmente, y gracias a dos triples seguidos de Harald Frey y Mathieu Kamba, la balanza cayó de bando local. Pero se tuvieron opciones siempre a lo largo del choque, aunque la máxima ventaja que tuvieron uno y otro equipo fue de cinco y seis puntos, respectivamente. Y es que lo bueno del Covirán es que compite siempre. Y ese es uno de los aspectos más importantes en este arranque liguero.

Pere Tomàs está ayudando mucho en el rebote.

Se ha ganado compitiendo con siete jugadores, con ocho, con dos y hasta tres lesionados y se han sacado los encuentros adelante. El calendario tampoco ha ayudado. En ocho jornadas se han medido a cinco de los nueve primeros y el próximo sábado llega el sexto, Lleida. Pero lo importante es que se sigue en lo alto de la tabla clasificatoria aunque ya no como líder, puesto reservado para el gran favorito, un Estudiantes que visitará el Palacio de Deportes en menos de un mes.

El rebote

Señaló Pin al término del duelo ante Girona que su equipo tácticamente tiene aún mucho margen de mejora. Pero, además, había una faceta en la que debían trabajar más y esa era el rebote defensivo. Y razón no le falta vistos los números de capturas ofensivas que han realizado sus dos últimos rivales. Los gerundenses hicieron mucho daño y ante Oviedo ocurrió lo mismo. Nada menos que 18 rebotes ofensivos capturaron los de Nacho Lezcano y de ellos, la mitad fueron de Herve Kabasélé, que casualmente no estuvo en pista cuando su equipo remontó en la recta final el marcador. Entre tres jugadores de los cuatro interiores con los que cuenta Pin (Iriarte, Gatell y Niang) sumaron siete capturas en defensa. Al menos Jacobo Díaz pudo ayudar con cinco más pero doce rebotes para cuatro jugadores se antoja una cifra escasa. Toca incidir más en ese aspecto.

El base

Tras la lesión de Christian Díaz, Lluís Costa ha tenido que asumir más responsabilidad y estar más tiempo en pista. Era previsible y así está sucediendo. Es el jugador que más carga de minutos acumula y una pieza esencial. En Pumarín se vio a la mejor versión del jugador de Sant Just Desvern, que aprovechó los bloqueos por detrás de su defensor para poder armar el lanzamiento y anotar. A su capacidad de repartir juego va sumando poco a poco en ataque. En tierras asturianas fue, de largo, el máximo anotador de su equipo y encima tuvo enfrente a Harald Frey, el repartidor de juego del contrario que cuajó un gran partido. Su acierto desde más allá de 6,75 mantuvo a su equipo en el partido aunque fue en las entradas a canasta donde flaqueó con un pobre 2 de 9 (22%).

En cualquier caso, es esencial que mantenga el nivel. El sábado llega al Palacio de Deportes Lleida, un conjunto con el mismo balance de victorias y derrotas y ante el que Costa y sus compañeros esperan volver a la senda del triunfo antes del parón de la competición.