Sin fecha de caducidad
SQUASH
Francisco Molina, a sus 40 años de edad y en un estado de forma envidiable, se mantiene entre los 15 mejores jugadores de España · Renuncia a plantearse la retirada de la competición profesional
La adrenalina de la competición corre a través de la sangre de Francisco de Paula Molina Martos (Granada, 1970), que pese a su edad renuncia a plantearse la retirada de las pistas. Una preparación física constante durante más de 15 años, entre canchas de bádminton y squash, es su principal fuente de maná para mantener un estado de forma extraordinario. Con 40 años se ha consolidado entre los mejores jugadores del circuito nacional.
Las expectativas para una nueva temporada no decaen y el nivel previsto para desplegar tampoco. "El objetivo fundamental era conseguir lo que había hecho los años anteriores, mantener la estabilidad y no tocar fondo", dice.
Y así ha sido, ya que los éxitos han acompañado a Francisco Molina también durante este año, que ha tenido como colofón el primer subcampeonato de España para un equipo andaluz, el Squash Fuengirola, del que formó parte el jugador granadino, y en el que tuvo un papel relevante.
No obstante, una carrera competitiva extensa pasa factura a nivel físico y psicológico, debido a la concentración persistente que provoca la sucesión de torneos sin descanso. "Aunque sé que dentro de muy poco empezaré a perder partidos, como es natural por el físico más potente que traen los jóvenes, ahora mismo en ningún momento se me ha pasado la cabeza dejar este deporte. Con el tiempo me lo iré tomando más como una afición", asegura Molina.
Otro año más dentro de la alta competición permitirá al granadino tratar de arrancar su eterna espina clavada, en cuanto a torneos de squash se refiere, que es el Circuito Andaluz, en el que se ha quedado a las puertas del título en ocho ocasiones. De entre todos los competidores, el inglés afincado en Fuengirola Marcus Hall ha sido su principal verdugo durante estos once años, impidiéndole de esta forma cerrar un inmaculado palmarés.
Estos jugadores, que se encuentran entre lo mejor del país, superan con creces la treintena de edad, lo que es muy extraño en una competición profesional de cualquier deporte. Esto viene generado por una falta evidente de una cantera de squash nacional estable y consolidada que genere jóvenes promesas capaces de conseguir escalar a lo más alto de los ránking internacionales.
Este hecho es una de las principales preocupaciones de Francisco Molina (licenciado en Educación Física), que incluye la labor pedagógica y formativa hacia los más pequeños como una de sus posibilidades laborales fuera de los circuitos competitivos. "Cuando lo deje, quiero seguir cerca del squash entrenando a chavales y siguiendo como gerente de este club -en referencia al Abarlés de Granada-", el cual está recibiendo cada vez más niños que buscan practicar esta modalidad deportiva.
La aparición de jóvenes interesados en el squash supone un verdadero orgullo en profesionales activos como el granadino, que ven humildemente cómo pueden ser superados por jugadores de muy corta edad y una preparación excelente. Es el caso de su paisano y compañero de entrenamientos Enrique González Ballesteros, que, con sólo 23 años, le propuso un partido muy reñido en el último torneo realizado en la ciudad.
El fomento del squash como una alternativa del deporte de raqueta pasa por una promoción efectiva que conlleve la aparición de más clubes dedicados principalmente a esta práctica. Esto, según Molina, y el desprestigio que ha soportado esta modalidad durante años, considerado por muchos cercana a las élites económicas y círculos empresariales, tiene gran parte de la culpa de que muchos hayan rehusado acercarse a practicarlo. "El squash no es un deporte para ejecutivos", asevera Francisco Molina.
También te puede interesar
Lo último