El mejor base fue Djordjevic
Los directores de juego de ambas selecciones firman un partido que no pasará a la historia del baloncesto
Este artículo se centra en los bases de España y Serbia, aunque el más destacado de ayer fue un exjugador, Sasha Djordjevic, el que fuera director de juego del Barcelona y del Real Madrid y que fue quien puso más intensidad sobre el parqué sin necesidad de enfundarse en sus míticas coderas.
Orenga, que se ha convertido en una especie de Louis Van Gaal, fiel a su libreta, rotó a sus bases con un guión tan previsible como una película de la saga Fast and Furious, con Ricky saliendo de inicio y con Sergio Rodríguez apareciendo en pista con el segundo cuarto. Calderón, el tercero en discordia, no apareció hasta bien entrado el según do cuarto y, con la losa de su 0 de 7 desde 6,75 del partido ante Francia, demostró su carácter y acabó firmando su mejor partido en estadísticas de todo el torneo, con 15 puntos y un inmaculado 2 de dos desde la línea de tres.
DIFERENCIA
Una persona nota que se va haciendo mayor cuando empieza a hablar de sus recuerdos y, por la cara del contertulio, es como si a uno le estuvieran hablando de cómo se vivía en Orce en el Pleistoceno. Pero con Serbia en el parqué es inevitable acordarse de la, con permiso de España, mejor selección europea que ha pisado una cancha de baloncesto, la de Yugoslavia en el Europeo de Italia de 1991. Por entonces subía el balón un tal Drazen Petrovic, Danilovic enchufaba de tres como quien pisa a una hormiga, Kukoc jugaba al poste o tiraba desde ocho metros, Divac bailaba claqué en la pintura y Radja metía puntos con sigilo, como un marido que llega a deshoras y que deambula por la casa como Tom Cruise en la famosa escena de Misión Imposible. Pero los tiempos han cambiado y ahora es Milos Teodosic quien, por parte de Serbia, lleva las riendas del equipo. Aunque peor lo tienen en Croacia, que tiene que recurrir a americanos de medio pelo nacionalizados como Lafayette o Draper para vestir una camiseta que visitó el gran Petrovic. Sólo el esloveno Goran Dragic es digno heredero de estos recuerdos de bases balcánicos.
Teodosic, el base de CSKA de Moscú, estuvo en la órbita del Barcelona tras el primer año de Marcelinho, cuando el carioca no acaba de tomar las riendas del equipo. Pero el megacontrato del jugador Serbia hace que siga en Moscú, aunque ya ha perdido ese áurea de anotador frío y calculador que, entre otras ocasiones, se cimentó durante el último Mundobasket de 2010, cuando fulminó a España con un triple en el último segundo. En la actualidad, aunque sigue siendo un gran jugador, es tan anodino como la vida en pareja de Chabelita y Alberto Isla.
Teodosic salió de inició junto a Markovic, el base de Unicaja, conscientes de que Orenga no iba a sorprender con una novedad en el quinteto. Pero el partido se rompió en primer término con Navarro y Gasol. Llull apareció al final del segundo cuarto y volvió a demostrar que es el jugador español que más está creciendo a medida que avanza el campeonato. Ofrece una intensidad que va a ser muy necesaria en una hipotética final contra EEUU, porque parece que le tocará a él lidiar con Rudy Gay, un alero de 2,08 que en principio tendría que ser pareja de baile de Víctor Claver. Pero el jugador valenciano, si en lugar de estar en una cancha estuviera en una discoteca, sería de esos que están en la barra mientras los más atrevidos bailan con la más guapa en la pista. Así que parece que, como en los Juegos Olímpicos de 2012, cuando le tocó intentar parar Kevin Durant, el jugador balear será otra vez el comodín del seleccionador español ante la falta de un tres alto de garantías.
Y sin llegar a ser preocupante, los últimos partidos de Sergio Rodríguez están dejando alguna incógnita. Es el revulsivo del equipo, pero contra Francia, y con el Chacho en pista, la selección sólo tuvo un +2, exactamente lo mismo que en el partido de de ayer. Por un lado, estos encuentros ya estaban casi rotos cuando apareció la barba de Rodríguez, pero es incuestionable que, en defensa, el equipo baja muchos enteros. Ricky, por encima de su ya endémico problema con el tiro, asfixia con su defensa al base rival, que comienza las jugadas ya con ganas de soltar el balón y dejar de sentir el aliento del base español por mucho que se enjuague la boca con Listerine antes del partido.
Así que, si de bases se trata, el protagonista de ayer llevaba polo y pantalón y estaba en el banquillo de Serbia.
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