Cuando se regalan 45 minutos...

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Los rojiblancos se muestran a merced de su rival en el primer acto y no crean peligro ante el arco de Toño La reacción tras el receso no es suficiente pese a los cambios ofensivos

Cuando se regalan 45 minutos...
Cuando se regalan 45 minutos...
Enrique López Granada

18 de octubre 2014 - 05:02

Hay ocasiones en las que con una alineación se envía un mensaje al rival. Eso fue lo que ocurrió ayer en Los Cármenes. Antes de los cambios era previsible que el Granada CF no fuera protagonista con el balón sino su rival. Y así sucedió. Pero Caparrós tenía un plan, un potencial en el banquillo que fue entrando conforme fue avanzando el choque pero que no fue suficiente para volver a la senda del triunfo. Un gol en la última acción hizo que se pierda un nuevo partido sobre todo si se regala la primera mitad.

REVOLUCIÓN

El técnico rojiblanco quiso dar un golpe de efecto y tratar de romper la dinámica negativa del equipo con la entrada de jugadores que hasta el momento no eran habituales como Sulayman, Sissoko y Ortuño en punta de lanza. Le acompañó Piti, que tras sus declaraciones durante la semana, jugó donde más le gusta, como segunda punta, sin excesivas obligaciones defensivas y con total libertad para moverse por todo el frente de ataque.

SIN BANDAS

Viendo la alineación que ordenó Caparrós, iba a ser harto complicado que el Granada CF tuviera profundidad en las bandas y desgraciadamente fue así. Ni Fran Rico ni Sissoko, por mucho que el utrerano se empeñe, son especialistas en los flancos, por lo que esta función quedaba para los laterales. A Foulquier a pierna cambiada le cuesta mucho sorprender por la izquierda aunque ayer lo intentó más sobre todo en el segundo acto y solo Nyom, aprovechando el espacio que dejaba Rico en la derecha, quería profundizar por su lado. Sin bandas, los locales fueron muy previsibles en ataque. Una vez más.

PROTECCIÓN

El mensaje que envió el entrenador rojiblanco con el centro del campo que alineó era claro: la iniciativa sería rayista como así fue en gran parte del choque. Sin balón, Piti no se encontraba cómodo y encima cuando se tenía la posesión del cuero, éste duraba muy poco en las botas de los locales. Fran Rico tan escorado en la banda apenas participaba y su misión fue estar más pendiente de hacer las coberturas a Nyom que de aportar en la construcción. Con todos estos ingredientes, la única esperanza de generar peligro era por medio de una contra o la estrategia ante la nula continuidad en el juego. Pero ni por esas.

PLAN B

Tras aguantar el primer acto sin encajar gol, Caparrós tenía un plan y éste no era otro que ir introduciendo en el césped todo el arsenal que tenía en el banquillo. Entró Rochina por Sulayman, con riesgo de ser expulsado, y el Granada CF comenzó a ser, con un punto más de intensidad, otro. Pero tuvo los mismos problemas para llegar a la portería de Toño. Con la salida de Ortuño, El Arabi refrescó el ataque antes de que Juan Carlos ingresara en el verde. Un plan más ofensivo, más del gusto de la afición, pero que no se tradujo en una excesiva mejoría de cara a gol.

OTRO AIRE

Hay una cosa que está clara en el cuadro de Caparrós. Y no es otra que la intensidad que suele poner su equipo en las segundas partes. Será consecuencia de las charlas del míster pero lo cierto es que la actitud suele ser otra. Pero en ocasiones no es suficiente como ocurrió anoche.

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