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Poco que reprochar salvo la puntería

  • Los rojiblancos ofrecen intensidad, presión y generan ocasiones pero fallan en la definición La actuación de El Arabi y la entrada de Buonanotte lideran el ataque de los de Alcaraz

Cuando un equipo lo da todo, ofrece intensidad, va hacia arriba y genera innumerables ocasiones de gol pero su porcentaje de acierto es mínimo, poco se le puede reprochar. La imagen de la grada aplaudiendo ayer a sus jugadores al término del choque reconociendo el esfuerzo realizado dejó claro que, al menos así, hay opciones de salvarse. Pero hay que ir más allá. No es una novedad que al Granada CF le falta gol, mucho gol. Ayer no fue más que un reflejo de toda la temporada de los rojiblancos, pero elevado a la máxima potencia. Tan sólo la escasa puntería evitó sumar los tres puntos. Se perdió una gran oportunidad. La única nota positiva es que al menos así se gana en confianza de cara a próximas citas.

Metido

La actitud de El Arabi fue una de los aspectos que más destacaron ayer. El marroquí estuvo presente en casi todas las acciones de ataque. Se le notó comprometido, supo controlar el cuero de espaldas a portería y remató casi todos los envíos laterales y saques de esquina. Se le echaba en falta. Además ayudó en defensa, cayó a banda y anotó el tanto del empate. Ha tardado en marcar veintidós jornadas. Casi nada.

Intensidad

En otras citas, a los rojiblancos la intensidad les duraba apenas 20 minutos. En el partido de ayer, aunque hubo fases en las que se bajó el ritmo como no podía ser de otra manera, sobre todo en el arranque del segundo acto, se mantuvo una línea de regularidad en cuanto a presión y ocasiones de gol. En la primera faceta destacó Mikel Rico, que se desfondó dando mucho equilibrio al equipo y recuperando innumerables balones en las contras de los pucelanos.

Desequilibrado

Gozar de dos bandas que rindan en defensa y ataque equilibra a un equipo. Pero ayer, sobre todo en la primera mitad, el Granada CF estuvo cojo en la fase ofensiva. Y lo estuvo porque Guilherme Siqueira estuvo más pendiente de controlar a Ebert que de hacer hacer trabajar en defensa al extremo alemán. Esto hizo que Nolito se la jugara en solitario casi siempre cuando recibía el cuero, al no tener a nadie que lo doblase. De hecho, el brasileño subió por primera vez en el minuto 30, algo poco habitual. Al menos en el otro costado Allan Nyom si estuvo mucho más incisivo y su equipo lo agradeció. Pero todo cambió tras el descanso y más cuando se adelantaron los de Djukic. El carioca se fue hacia arriba y cuando lo hace su calidad marca diferencias.

Mazazo

El tanto de Ebert apagó los ánimos no sólo de la grada sino también de los jugadores de Alcaraz, pero no quedaba otra que seguir remando. Se generaron numerosas oportunidades de gol, se empató el partido y a partir de ahí el Valladolid desapareció. La entrada de Buonanotte, que volvió loco a Balenziaga, y sus diagonales permitieron a Nyom darle mucha más amplitud al ataque rojiblanco. Se sucedieron las llegadas pero una vez más la falta de puntería fue la nota predominante de un equipo al que ayer no se le puede reprochar nada... salvo la falta de gol. Y van...

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