Queda la vuelta en Marbella dentro de una semana, pero que al Universidad de Granada le quiten lo ‘bailao’. Cumplió ganando el partido que debía, el de ida de la eliminatoria de promoción a División de Honor B frente al Marbella, el equipo que quedó penúltimo del grupo C en la segunda categoría nacional.

Y los universitarios demostraron que sí que pueden estar en la división de plata del rugby patrio, aunque sea por abajo, porque como se ha visto toda la temporada, en sus manos tienen juego, mucho juego, y aunque falte siempre el componente físico para poder competir más arriba, los conceptos están claros. Tanto, que los dos puntos de diferencia (20-18) son pocos en función de lo visto ayer sobre el césped de Fuentenueva. De no haber sido por la precipitación en la toma de decisiones, con los consiguientes fallos, Marbella tendría una losa mayor que remontar en su feudo dentro de una semana.

La clave del partido estuvo en el apartado físico. Menos fuerte el Universidad, pero con más fondo, los minutos finales fueron clave para desnivelar la balanza. Hasta ese momento el duelo fue cerrado, con un Marbella que propuso poco, fue demasiado práctico, y pensó que le podía valer con su melé, que en el primer cuarto de partido fue fundamental para cobrar ventaja con un ensayo del mítico Nacho Molina Ohm. En las patadas de Álvaro Aguilera y Franco Scaldaferri mantuvo el tipo en el partido el equipo arlequinado, que se fue al descanso con ventaja mínima de 6-5.

El Universidad niveló el pack de delantera en la segunda parte, aunque en la primera jugada Vingevogel se escapara a la salida de una melé para adelantar a los malagueños, que desde ese momento renunciaron a ir al choque y buscar patadas a convertir en cada golpe. El Universidad iba a lo suyo, respondiendo al pie hasta que Franco tapó una patada defensiva marbellí cerca de la línea de marca para ensayar. Tras otro golpe visitante (17-18), la patada de la victoria la firmó Álvaro Aguilera a dos minutos del final con otro penal centrado para que Fuentenueva levantara los brazos para soñar con volver otra vez a DHB.