Tanta seriedad no es buena

El conjunto rojiblanco se estrella otra vez con su apuesta por el fútbol directo · Nula capacidad de reacción de un Granada, que todavía no sabe lo que es remontar

Enrique Abuín / Granada

25 de noviembre 2012 - 05:02

Siendo de la tierra de la 'malafollá' se entiende que el Granada CF no sea la alegría de la huerta, pero un poco de espontaneidad de vez en cuando nunca viene mal. Sin Brahimi, lesionado para al menos dos jornadas, el conjunto rojiblanco perdió la frescura de las semanas anteriores y no le bastó con plantarse bien sobre el campo y bregar. El fútbol de Primera pide algo más y el 'plan b 'rebelde de Anquela tras el gol de Manucho fue estéril para sacar puntos de Valladolid. Una sesión de risoterapia le vendría bien a este Granada de gesto torcido.

La vida es una tómbola

Si a Diakhaté o Borja Gómez alguna vez les va mal en esto del fútbol, que no se preocupen, que tienen un puesto asegurado en la tómbola. Y es que tanto los dos centrales como Toño tienen experiencia en rifar balones. La primera pelota que tocó el Granada la convirtió en una patada a seguir en toda regla. Anquela se ha empeñado en el fútbol directo, pero ya se ha estrellado varias veces con este modelo.

Con el mazo dando

Lo más elogiable del juego de ataque del Granada fue la rapidez con la que montó varios contraataques en la primera parte. Las pocas veces que el Valladolid se desordenó, el cuadro rojiblanco supo crear contras que a la postre fueron sus mejores ocasiones. Sobre todo, aprovechó los saques de esquina del conjunto pucelano para sorprender por la banda de Benítez.

Un Granada zocato

Si recortaran las medidas de los campos de fútbol, al equipo de Anquela le iría mucho mejor. Primero por que serían más efectivos los pelotazos y segundo porque este Granada sólo juega por una banda, la izquierda. Otra vez Benítez y su fiel escudero Siqueira fueron los que más bola rascaron. Si el brasileño hace una galopada, inmediatamente después el mallorquín baja para hacer la cobertura. Entre los dos frenaron al peligroso Ebert y enviaron suficientes balones al área para que alguno se hubiera convertido en gol. Mientras tanto, Torje y Nyom cada vez tienen menos peso ofensivo. Eso sí, el rumano realizó varias intervenciones defensivas providenciales.

¡Brahimi, vuelve pronto!

Si alguien sabe sonreír en este equipo ese es Brahimi. El '3' rojiblanco tiene eso que los franceses llaman la 'fleur', que viene a ser la flor, esa chispa que enciende la llama. Otrora, Orellana cumplía esa función, pero de eso hace por los menos dos temporadas. El chileno, que sustituyó al francés por su lesión, intentó participar del juego ofensivo y moverse entre líneas en la primera parte. Pero en este Granada de pelotazo y tentetieso, los mediapuntas no lo tienen fácil. Al final, Orellana volvió a salir del terreno de juego con el rabo entre las piernas.

A la lona

Hasta el minuto 63, cuando Manucho abrió la lata para el Valladolid, Toño había pasado desapercibido pese a su equipación de amarillo chillón. El Granada contuvo bien las embestidas blanquivioletas y no sufrió en exceso hasta el momento del gol gracias al enorme trabajo de ayudas defensivas y al acierto de Diakhaté. Tras el duro mazazo de verse por debajo en el marcador, los de Anquela se vieron contra las cuerdas y se desconectaron del combate. Sólo el portero 'limón', con varias paradas descomunales, evitó que la sangría fuera mayor. En este curso el cuadro rojiblanco no ha sido capaz de darle la vuelta al marcador en ningún partido y sólo contra el Deportivo fue capaz de empatar después de ir perdiendo. Hay muy poco gol y lo peor de todo, muy poca capacidad de reacción. Este equipo no sabe salir de las cuerdas cuando está arrinconado y, tras un tanto rival, siempre ha acabado noqueado y besando la lona.

El grito de Anquela

Desde fuera del 'ring' Anquela intentó cambiar el destino del partido. Su receta fue colmar al equipo de delanteros, un 'plan b' que, como en anteriores ocasiones, no funcionó. Primero entró Floro Flores por Orellana para buscar más segundas jugadas con dos puntas. Además, de intentar que El Arabi pudiera hacer alguna genialidad bajando a la mediapunta. En el siguiente cambio salió del campo Nyom para dejar su sitio a Machís, que volvió a jugar después de muchas jornadas . El venezolano, cuya posición natural es la de delantero, se colocó en la banda derecha y Torje pasó a ser lateral, aunque realmente ambos acabaron como pollos sin cabeza de un lado para otro. Ya en el 86' llegó un cambio, que por excéntrico no deja de ser habitual: Diakhaté se marchó para que Íñigo 'Alexanco' López, también central, se pusiera de delantero centro. Las tres permutas dibujaron un cuadro, el del grito desesperado de Anquela, que terminó el encuentro con un equipo caótico, repleto de delanteros a los que no les llegó ni un balón. Precisamente, porque se partió tanto el Granada que entre Mikel Rico e Iriney y los de arriba había 'kilómetros' de distancia. Y es que en el fútbol se necesitan pases, como el 'caviar' que Óscar le puso en bandeja a Manucho para fusilar a Toño. Con tantos arietes se perdió la colectividad y comenzaron las guerras personales. Y otra vez más, el Granada no fue capaz de agobiar a su oponente hasta el pitido final.

stats