Caparrós repitió la misma alineación del partido anterior con la única novedad de Fran Rico en la medular en el sitio dejado por Eddy. El sistema 1-4-4-2 volvió a ser el elegido y la forma de plantear el duelo en Balaídos fue similar a la utilizada ante el Real Madrid, aunque la ejecución del plan y el resultado de éste fue, afortunadamente, diferente. Dejar la portería a cero ante uno de los equipos más en forma de la Liga en su estadio, maniatar durante muchos minutos al ofensivo Celta y rozar la victoria en el tramo final del choque, cuando los jugones salieron al campo y el bagaje atacante pasó de la nada al bastante, fueron los principales logros del Granada en Vigo, lo que da el aprobado, esta vez sí, al planteamiento del técnico. Con todo, los triunfos siguen sin llegar y la pregunta sigue estando en boca de todas. ¿Con los jugadores que tiene, sería capaz este equipo de jugar a otra cosa?

línea de seis

La apuesta, como ante el Real Madrid, por Foulquier y Sissoko para los puestos de interiores tenía una clara justificación defensiva: evitar las acciones en banda de Nolito y Orellana, los dos jugadores más peligrosos del Celta. Cuando los gallegos tenían el balón, ambos llegaban a colocarse a la derecha y a la izquierda, respectivamente, de Nyom y de Juan Carlos, muy preocupados de impedir las diagonales de los extremos locales hacia el área, hasta formar en varias ocasiones una línea casi perfecta de seis defensores. En ataque los dos tuvieron más presencia que contra el los blancos, aunque menos de la deseada y sin trascendencia para su equipo.

pelotazos

Y es que, pese a que el Granada tuvo más posesión de balón en el primer tiempo que en la mayoría de choques anteriores y Fran Rico trató de comandar los ataques de los suyos jugando por abajo, una vez más la principal táctica ofensiva del Granada consistió en dar pelotazos hacia arriba, con El Arabi como principal destinatario y una prolongación del marroquí hacia Jhon Córdoba como acción más repetida. Demasiado previsible, muy pobre.

los cambios

Las sustituciones, realizadas en la primera mitad de la segunda parte, fueron positivas, ya que mantuvieron la aceptable seguridad defensiva mostrada por los rojiblancos durante todo el choque y, sobre todo, posibilitaron que el equipo creara peligro, algo que no había hecho en toda la noche. En el dibujo del Granada se produjeron dos pequeñas variaciones tácticas usadas en otros encuentros: Rochina jugó como segundo punta pero algo más retrasado que Success, casi como enganche entre la medular y el nigeriano, y Fran Rico pasó a ser falso interior diestro, pero siempre muy volcado al centro para apoyar a un notable Javi Márquez.

sin sustituciones

Acertó Caparrós con los cambios pero cometió un error, ya que con Roberto tocado fue demasiado arriesgado no guardarse una sustitución. De hecho, el gallego acabó el choque muy dolorido y, si hubiese sido posible realizar un relevo más, seguro que habría entrado Oier por él.