Las 'vuvuzelas', el polémico aliado local

El instrumento que los sudafricanos usan para animar a su selección ya levanta algunas críticas

L. Trankovitz (Dpa) / Ciudad Del Cabo

11 de junio 2010 - 05:02

El equipo sudafricano lleva 12 partidos sin perder, pero su entrenador, Carlos Parreira, espera contar con algo más que las habilidades de sus hombres para el partido inaugural que disputarán contra México. "Tiene que haber ruido, tanto como sea posible", insistió varias veces encomendándose al sonido atronador de las vuvuzelas, el accesorio preferido de los hinchas sudafricanos.

El brasileño se ríe cada vez que escucha críticas al ruido ensordecedor que emiten las populares cornetas. Para Parreira la modesta Sudáfrica, número 83 en el ránking de la FIFA, tiene derecho a buscar en las tribunas a su "jugador número 12".

"Decenas de miles de vuvuzelas dejarán hechos un flan a los mexicanos", escribe el diario Times. "La verdadera ventaja de los Bafana Bafana vendrá de las vuvuzelas". Y en esto coinciden muchos sudafricanos. La FIFA, por el momento, descarta prohibirlas.

Las especulaciones del anfitrión, sin embargo, podrían volverse en su contra. El infernal ruido de las vuvuzelas puede llegar a dar algún éxito al equipo, pero también minar las simpatías por Sudáfrica en muchos sitios.

Incluso si el equipo queda eliminado y los hinchas locales se vuelcan a otro equipo con el ruidoso instrumento, la vuvuzela podría hacer un flaco favor al intento de Sudáfrica de mejorar su imagen y su reconocimiento en el exterior. Las críticas son, hasta ahora, más bien moderadas. Nadie quiere herir el orgullo del anfitrión. Pero al mismo tiempo ya no se discute que la corneta puede representar un riesgo a la salud con su bramido de hasta 123 decibelios. "Exponerse más de 15 minutos a un ruido de más de 100 decibelios puede dañar la audición", advierten los expertos.

La vuvuzela, convertida ya en todo un símbolo del Mundial 2010, tendrá hoy su particular estreno. Y todos esperan que quede como recuerdo de una Copa armónica y sin estridencias.

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