Revés para Navantia

El Gobierno insiste en que el contrato de las fragatas de EEUU no generaba empleo en España

  • El Ejecutivo recuerda que Navantia actuaba como socio tecnológico mientras que la construcción se habría realizado en el astillero estadounidense Bath Iron Works

Una fragata italiana del tipo Fremm, en la que se basará la nueva familia de buques de la US Navy.

Una fragata italiana del tipo Fremm, en la que se basará la nueva familia de buques de la US Navy. / D. C.

El contrato de las fragatas FFG(X) no habría repercutido "de forma significativa" en el empleo en España si el consorcio en el que participaba Navantia hubiera resultado adjudicatario. El astillero italiano Fincantieri resultó finalmente el ganador del megacontrato, valorado en más de 5.000 millones de euros si se desarrolla en su totalidad y que supone la construcción de diez buques para la marina estadounidense. Navantia, que partía como una de las favoritas, volvió a quedarse fuera de una gran puja, después de los reveses que sufrió en Australia y Canadá

"Este programa hubiera supuesto para Navantia una mejora importante en el posicionamiento internacional y habría impactado positivamente en la cuenta de resultados aunque, al tratarse de una participación centrada en la transferencia de tecnología, la mayor parte del contrato era para el astillero americano para la construcción local, por lo que no hubiera afectado de forma significativa al empleo en España", ha señalado el Gobierno en respuesta escrita a una pregunta formulada en el Congreso por el grupo parlamentario de Vox.

El Gobierno recuerda que Navantia se asoció en 2014 con Bath Iron Works (BIW), filial de General Dynamics, que es la firma que actuaba "como licitador principal". "En febrero de 2018, BIW fue seleccionada junto con Navantia para desarrollar el diseño conceptual, que Navantia realizó bajo contrato las actividades de ingeniería para el desarrollo conjunto de una oferta técnica que cumplía con los requisitos de la Marina de los Estados Unidos", recuerda el Ejecutivo.  

El diseño se basaba en el de la fragata australiana AWD clase Hobart, que a su vez  deriva de los buques F-100 de la Armada Española, que también han servido como referencia para las fragatas construidas por España para Noruega. Este modelo integra el sistema de combate Aegis, desarrollado por Lockheed Martin y que aplica la marina estadounidense.

Pese que este diseño debía ser adaptado a los requerimientos de la US Navy, el hecho de que ya estuviera probado con buques en servicio supone un ahorro en costes y tiempos de desarrollo que inicialmente ponían por delante al consorcio de Navantia frente a sus competidores.

Sin embargo, Navantia había perdido opciones frente al resto de candidatos en los últimos meses. La Administración Trump acabó decantándose por la oferta presentada por Fincantieri, que cuenta con un alto grado de desarrollo técnico, basado en la clase Fremm (Fragata Europea Multimisión), y que tiene unidades en servicio en las marinas de Italia, Francia, Egipto y Marruecos.

A ello se suma que la construcción se va a realizar en los astilleros de la filial estadounidense de Fincantieri, situados en el estado de Wisconsin, que es vital para la reelección de Donald Trump en las elecciones presidenciales del próximo mes de noviembre. Hay que recordar que Trump se impuso allí en los comicios de 2016 a Hillary Clinton por apenas el 0,7% de los votos.

En España, la oposición interpreta la decisión de Estados Unidos como una consecuencia de la retirada de la fragata Méndez Núñez del grupo de combate del portaaviones Abraham Lincoln para no entrar en el Golfo Pérsico el año pasado, en un momento de gran tensión entre Estados Unidos e Irán. El buque de la Armada, perteneciente a la clase F-100 Álvaro de Bazán, navegaba con la flotilla del portaaviones para mostrar las bondades de su diseño, tal y como recogía la prensa especializada estadounidense.

La singladura también iba a servir para celebrar el quinto centenario de la vuelta al mundo de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano. De ahí que PP, Vox y Ciudadanos hayan lanzado al Gobierno una batería de preguntas en las Cortes sobre esta cuestión que el Ejecutivo está empezando a contestar ahora una vez cumplidos los plazos parlamentarios.

El Gobierno alude de pasada a este incidente en la respuesta parlamentaria. "La compañía ha recibido el apoyo de la Embajada y la agregaduría de defensa españoles en Washington en ésta y otras oportunidades comerciales en EEUU. Y la colaboración del Ministerio de Defensa y la Armada, que ha brindado a la compañía la oportunidad de organizar eventos a bordo de los buques de la clase Álvaro de Bazán, que han realizado escala en puertos norteamericanos", apunta el Ejecutivo. Asimismo, subraya que "en todo este largo proceso de licitación la delegación de Navantia en EEUU ha participado ha participado apoyando las gestiones necesarias".

Otro elemento que ha podido lastrar las posibilidades de la F-100 es que aún no está listo el informe final del accidente sufrido en 2018 por la fragata KNM Helge Ingstad, construida para la Armada noruega en el astillero de Navantia en Ferrol y que colisionó con un petrolero cerca de Bergen. La primera parte de la investigación achaca el accidente a a errores humanos de las tripulaciones de ambos buques y del centro de control de navegación. 

El informe, presentado justo un año después del siniestro, analiza solo lo ocurrido hasta el accidente. Una segunda parte del informe, que se centrará en el naufragio y la evacuación de la fragata, está en marcha y aún no tiene fecha de publicación.

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