Economía

La empresa familiar se reivindica como uno de los pilares fundamentales de la sociedad civil

Andrés Sendagorta, presidente del IEF, durante su discurso de clausura de la asamblea.

Andrés Sendagorta, presidente del IEF, durante su discurso de clausura de la asamblea. / M. G.

Andrés Sendagorta tomó este miércoles el mando del Instituto de la Empresa Familiar y lo hizo defendiendo el legado de sus antecesores en su tarea de dar visibilidad y valor al papel de los empresarios, y aun más de los que mantienen durante generaciones su apuesta por crear empleo y riqueza, pero también reclamando la legitimidad como interlocutor válido en el tejido productivo español. 

“Cualquier observador objetivo llegará a la conclusión de que la empresa familiar es uno de los pilares clave sobre los que se asienta la sociedad civil española”, dijo Sendagorta, que se apoyó para argumentarlo sólo en las cifras, que de por sí son muy relevantes –el 90% de las compañías, el 70% del empleo y el 60% del PIB–, sino porque su “peso hay que medirlo por lo que la empresa familiar representa en nuestro modelo de sociedad”.

“Nuestras empresas atesoran la creatividad, la iniciativa, la perseverancia y la valentía de personas que, en algún momento, concibieron una idea distinta para atender mejor una determinada necesidad que tenía la sociedad”, y a esas personas se les llama “empresarios”.

Porque para Sendagorta ya “es hora” de que todos utilizar el término “empresario  asociándolo a una connotación de creación de riqueza económica y de progreso social, dándoles el reconocimiento que merecen a las muchísimas vidas, discretas y ejemplares”, un ejemplo que dijo, los presentes han visto en sus familias a lo largo de los años.

Previamente, Fernando Ruiz, presidente de Deloitte, había detallado lo que representa el IEF: un centenar de las mayores empresas familiares de nuestro país, con una contribución muy destacada a nivel económico y social, como atestiguan algunas de las cifras que dio: aglutinan 172.000 millones de facturación total a nivel mundial, emplean a 1,084 millones de personas(533.000 en España), abonas salarios por valor de 24.000 millones de euros, contribuyen con 3.000 millones de euros en Impuesto de Sociedades y asumen 5.200 millones de euros en cargas sociales. 

Sobre todas esas cifras, Ruiz destacó una conclusión por encima de cualquier otra circunstancia: pese al impacto brutal de la pandemia en la actividad económica, ninguna de las compañías que integran el Instituto ha cerrado.

Para el nuevo presidente de la empresa familiar, no se trata sólo, además, del impulso creador que llevan asociado, sino que también representan el esfuerzo y la dedicación de todos aquellos que, día a día, con su trabajo, han contribuido a hacer realidad  nuestros proyectos, dijo en relación a las decenas de miles de empleados en las compañías del IEF o en las 1.500 que son parte de las asociaciones territoriales autonómicas. 

Precisamente por eso, Sendagorta reivindicó la capacidad de interlocución que tienen: “Tenemos legitimidad suficiente para hablar y para que se nos escuche”, afirmó.

Porque el nuevo presidente del IED proclamó que “es esencial potenciar y defender a las empresas españolas” y dejó claro que ha de hacerse “sin proteccionismos retrógrados, pero sin ingenuidades peligrosas·.

Por eso declaró que su “propósito, como oresidente del IEF, es defender ante los poderes públicos, centrales, autonómicos y locales, la importancia de preservar nuestro acervo empresarial”. Esto es, “la importancia para España de tener unas empresas familiares robustas, bien articuladas, modernas”.

Sendagorta dejó claro que las empresas familiares no piden “favores” ni quieren “privilegios”. “Lo que pedimos es que se nos tenga en cuenta y se nos permita competir en el mundo sin lastres ni desventajas”, afirmó.

Sendagorta también expresó el compromiso de las empresas familiares con el cambio climático, incluso recordó que las empresas familiares impulsaron “ la cultura ESG antes de que se hubiese acuñado ese término”, y animó a todos los socios del Instituto a impulsar la conciliación de la vida familiar con la laboral.

Es más, el nuevo presidente del IEF dijo que esa apuesta por la conciliación va a ser una dedicación en su mandato, porque en su “modesta opinión, eso diferencia a las empresas familiares del resto y que es también la esencia última del ESG: ponemos nuestros mejores esfuerzos para poner a las personas en el centro”.

“Queremos mejorar las vidas personales y familiares de todos los que forman parte de nuestros proyectos porque creemos que eso es lo mejor para todos como personas, pero seguros también de que ese equilibrio, entre el trabajo y la vida familiar, facilitará que atraigamos talento que haga nuestras empresas más competitivas”, enfatizó. 

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