Elecciones

El futuro de Granada está en sus manos: los candidatos se juegan una de las alcaldías más codiciadas

El futuro de Granada está en sus manos: los candidatos se juegan una de las alcaldías más codiciadas

Escrito por

· Juan José Medina

Redactor

La Granada del futuro. En mayúsculas, no sólo la de los próximos cuatro años. Eso es lo que se pone en juego a partir de esta medianoche con el inicio, ahora sí formal, de la campaña para las elecciones municipales del domingo 28 de mayo. Por delante algo más de dos semanas donde la lucha en la capital se centrará en saber quién capiteaneará la ciudad, y su cada vez más amplio cinturón metropolitano, hacia ese nuevo modelo productivo que pretende que Granada sea una ciudad de ciencia, que base su riqueza en el conocimiento y no condicione su modo de vida al turismo tradicional. Un impulso que ha ganado fuerza después de la pandemia tras demostrarse la volatilidad del sector turístico, ya de por sí condicionado a los mercados y a las temporadas, que ya tiene ante sí el reto de construir el acelerador de partículas IFMIF-Dones, que mantendrá la apuesta por la inteligencia artificial, a pesar del palo del Gobierno con la sede de la Aesia, y seguirá incidiendo en dar valor y contenido al Campus de la Salud. El 28M saldrá el Gobierno municipal para la legislatura que tiene que consolidar ese paso hacia el porvenir.

Las elecciones en Granada capital se presentan con cinco caras nuevas en la carrera por coger el bastón de mando de la plaza del Carmen y con la primera mujer con opciones reales de convertirse en alcaldesa de la ciudad. A diferencia de hace cuatro años, esta vez el pulso parece mucho más claro entre los dos candidatos de los partidos mayoritarios y tradicionales, PSOE y PP, encarnados en las figuras del actual alcalde, Paco Cuenca, y la anterior consejera de Fomento de la Junta de Andalucía, Marifrán Carazo. Si hace cuatro años, nadie vaticinaba qué podría pasar, por la unión de los partidos de izquierda y la aparición fulgurante de Vox por la derecha, el pronóstico para estos comicios se centra en saber, por un lado, cómo afectará la división de los partidos de izquierda, la pérdida de influencia de Ciudadanos, y si Vox mantiene el tipo. Son detalles pero en ellos está el diablo, porque un concejal más o un concejal menos van a decantar una balanza muy ajustada sobre el papel.

Ganar y gobernar

Paco Cuenca vuelve a concurrir a las elecciones municipales por segunda vez buscando la reelección, aunque nunca tras la noche electoral salió con todas las papeletas para ser alcalde. En sus dos primeros intentos, en 2011 José Torres Hurtado (PP) salió electo con mayoría absoluta y en 2015 el ‘juego de tronos’ hizo que, a última hora, Torres Hurtado pactara con Cs y Luis Salvador para que los populares mantuvieran la alcaldía. El estallido de la operación Nazarí y la dimisión de Torres Hurtado le entregó la alcaldía a Cuenca, que se presentó como regidor vigente en los comicios de 2019. Pudo capitalizar entonces su gestión y logró la victoria, pero no le fue suficiente para gobernar. Como cuatro años antes, Paco Cuenca se vio de nuevo envuelto en un House of Cards rocambolesco que le apartó de la alcaldía, que acabó con Cs, y sus cuatro concejales, gobernando con Salvador a la cabeza, en teoría a cambio de que a mitad de mandato se relevara al alcalde en la figura de Sebastián Pérez. No se cumplió el pacto. Salvador se agarró al cargo y el PP dimitió. Ciudadanos se desintegró. Manuel Olivares y Lucía Garrido se hicieron independientes y Luis Salvador y José Antonio Huertas pasaron a apoyar la PSOE, por lo que Paco Cuenca volvía a agarrar el bastón de mando a mitad de una legislatura. Ahora su objetivo estará en salir de la noche electoral con la vara bien amarrada.

Tabla rasa

Pero tendrá delante a Marifrán Carazo, que frente a la gestión de Cuenca en la alcaldía, pondrá por delante su paso durante casi cinco años por la Consejería de Fomento de la Junta de Andalucía en el Gobierno de Juanma Moreno. Ese es su aval y su carta para que el PP recupere una alcaldía que perdió en 2016 y de manera abrupta con el caso Nazarí. Carazo se presenta con la esperanza de aunar el voto descontento con el PSOE sobre todo a nivel nacional y, desde un perfil moderado, hacerse con los votos de un depauperado Ciudadanos y tratar de recuperar algo de terreno por el extremo de Vox, al que habrá que ver si le pesa dejar de ser la novedad. Además, el PP ha optado por todo lo contrario que el PSOE. Mientras los socialistas mantienen gran parte del equipo de Gobierno actual en los puestos altos de las listas, en el PP se ha hecho tabula rasa y ninguno de los actuales concejales de la formación en el Ayuntamiento están en la candidatura de Carazo. Una ruptura con el pasado total, que además le interesa remarcar a la postulante ya que durante esta campaña se le va a recordar su pasado en los gobiernos de Torres Hurtado.

El pastel de Cs

A partir de aquí, los posibles pactos. La posibilidad de que alguno de los candidatos obtenga mayoría absoluta con 14 concejales se antoja, a día de hoy, complicada. Por un lado, el flanco derecho tratará de mantener los tres concejales obtenidos por Vox en las pasadas elecciones, ahora con una cara nueva, Beatriz Sánchez Agustino, que cuenta ya con la experiencia de cuatro años en el Ayuntamiento donde fue la número 2 durante casi toda la legislatura hasta que Onofre Miralles dio el salto al Congreso de los Diputados hace un año con la salida de Macarena Olona. Sánchez Agustino tiene la labor de mantener el suelo de votos obtenido por Vox hace cuatro años y ser la llave del Gobierno municipal, al que no renunciaría a entrar si sus concejales fueran necesarios. Por el lado izquierdo, la fragmentación a última hora de la confluencia de Unidas Podemos puede resultar clave por la asignación de escaños de la Ley d’Hondt.

No sumar los votos suficientes puede restar concejales tanto a Granada Unida, la confluencia encabezada por Paco Puentedura que además suma los partidos Más País y Vamos Granada, entre otros; y Podemos-Alianza Verde-Independientes, con Elisa Cabrerizo como número 1. Y eso puede condicionar y mucho las cuentas para el PSOE, que para poder gobernar los dos últimos años no le bastó con los tres ediles que ahora tiene UP.

La clave está en saber a dónde se irá el voto de Ciudadanos. Concha Insúa vuelve a asumir la responsabilidad de encabezar a la formación naranja, que ha perdido toda la influencia ganada en la última década, tal y como lo hizo en las autonómicas del año pasado. Será la clave para el gobierno municipal, pero quizás de la forma más agridulce. Si sacan concejal, pueden condicionarlo todo, pero pocos llegan a ese vaticinio. Se espera que sea del reparto de su pastel de donde saldrá el futuro Consistorio. ¿Se irá al PP si sigue en una línea de moderación? ¿Se irá su caladero de votos al PSOE en como castigo al PP por romper el 2+2? ¿O incluso a Vox? Son 16.183 papeletas en juego.

Y la Diputación

De la batalla de la capital va a depender mucho el futuro de la Diputación Provincial de Granada. El órgano enfrentará a José Entrena (PSOE) para un tercer mandato y Francis Rodríguez (PP), alcalde de Alhendín, que lleva esperando este momento desde que prácticamente aterrizó en la presidencia provincial del partido. En el Área Metropolitana estarán gran parte de los sufragios para el organismo en juego. El PSOE tratará de mantener todos sus Ayuntamientos en la Vega norte, donde solo Salustiano Ureña gobierna para el PP en Albolote, siendo el resto el ‘cinturón rojo’ obrero e industrial granadino. La cornisa centro-sur, de Churriana de la Vega a Monachil, viste de color azul salvo otra de las joyas de la corona, Armilla, donde Loli Cañavate (PSOE) aspira a la reelección. Motril repetirá la batalla de hace cuatro años entre Luisa García Chamorro (PP) y Flor Almón (PSOE), que marcará la batalla electoral en la Costa. En la zona Norte, el PSOE con Manuel Gavilán aspira a seguir cuatro año más en Baza y Jesús Lorente (PP) en Guadix.

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