José Moreno Arenas | Dramaturgo

“Lorca pudo irse de España, pero no se fue porque estaba enamorado”

José Moreno Arenas.

José Moreno Arenas. / DS

El dramaturgo José Moreno Arenas (Albolote 1954) acaba de recoger de la imprenta su última obra titulada ‘Federico, en carne viva’, que lleva ilustraciones de José Manuel Darro. En la obra el autor trata de reivindicar las obras surrealistas o indigestas de García Lorca y señalar su apasionado y breve relación sentimental con un joven albaceteño como determinante a la hora de decidirse el trágico futuro del poeta. Moreno Arenas es autor de una extensa obra dramática. Su teatro ha sido traducido a decenas de idiomas y estudiado en universidades de medio mundo.

–Ha escrito usted la obra de teatro ‘Federico, en carne viva’. ¿Con qué pretensión?

–Primero para reivindicar la obra surrealista de Federico García Lorca y segundo para poner en valor su postrera relación sentimental con Juan Ramírez de Lucas (el Rubio de Albacete). Lorca dijo que en las comedias imposibles estaba su verdadero propósito, y porque el teatro “bajo la arena” –concepto lorquiano marcadamente utópico– es una mirada catártica de Federico a su propio interior. Por otra parte, la apasionada y breve relación con Juan será determinante para el futuro inmediato de Federico.

–¿Quiere usted decir que en los textos surrealistas de Lorca estaba el verdadero Lorca?

–Sí. En una entrevista con Felipe Morales, confesó que era en estas comedias imposibles donde estaba su verdadero propósito, pero para demostrar una personalidad y tener derecho al respeto había escrito otras cosas. Mantengo que el “teatro bajo la arena” constituyó un grito de libertad, una respuesta a la necesidad de transmitir al lector y espectador sus sentimientos, sus pensamientos; en definitiva, su yo. En cambio, las obras que dio a la escena respondían a la realidad del momento, a historias de una sociedad de la que el propio Federico participaba. Lo cierto es que los estudiosos e investigadores han preferido mirar para otro lado e ir en dirección contraria a los deseos de Federico.

–Dice usted que esa relación sentimental con el joven de Albacete fue determinante en el tráfico final del poeta.

–Sí. A Lorca, como a tantas otras personas relevantes del momento, varias embajadas le ofrecieron la posibilidad de abandonar España. Sin embargo, Lorca no lo hizo. ¿Por qué? Una causa por la que el ser humano muestra comportamientos “irresponsables” es el enamoramiento. Federico estaba viviendo un apasionado romance con Juan, que, al ser menor de edad, no podía acompañar a Federico sin el consentimiento paterno. Esa espera fue fatal.

–¿Por qué se ha decidido por Margarita Xirgu como personaje principal junto a García Lorca?

–García Lorca es el gran protagonista de Federico, en carne viva, pero necesitaba otro personaje, sacado del entorno real del poeta, que viviera con él las escenas más importantes de la historia. Margarita Xirgu me pareció la más idónea, pues no solo dio vida sobre el escenario a los grandes personajes creados por el de Fuente Vaqueros, sino que dramaturgo y actriz compartieron también una gran amistad.

–Me imagino que ha intentado usted llegar a las entrañas del poeta.

–Ha sido un viaje interior que ha durado tres años. Todo viaje tiene algo de iniciático; pero toda aventura interior, cuando se hace de la mano de un tercero –en este caso, Lorca–, permite descubrir al otro. Como equipaje, la lectura o el estudio de la obra completa de Federico, toda su correspondencia y las entrevistas que concedió.

–He visto que en el texto usted huye de la biografía oficial del poeta y se acerca más a su realidad como hombre.

–Es resultado de lo anterior. Lorca animaba a que tuviésemos criterio propio, a no dejarnos arrastrar por lo que pensasen otros. Por supuesto, hay que acercarse a las biografías, pero con sumo cuidado de no contaminarse. En cuanto a las oficiales, con más razón, ya que siempre esconden un interés oculto.

–También trata de desmontar a García Lorca como mito. ¿Por qué?

–Siempre he sido consciente de que acercarse al corazón de Federico era una misión casi imposible, pues había que desvestirlo de todas las capas míticas que se le han ido añadiendo a través de los años. No hay vuelta de hoja: o conocemos al ser humano o apostamos por el mito. Ambas cosas a la vez es tarea imposible; son conceptos antitéticos. Toda sociedad, como tal, necesita de hombres y mujeres de leyenda.

–¿Cree usted que Federico, en carne viva molestará a muchos estudiosos de García Lorca?

–No lo creo, aunque no me quita el sueño. Podría ser que ambientes lorquianos tradicionales mostraran algún descontento. Hay que tener en cuenta que Federico es un “recinto arqueológico” y que aún quedan por salir cosas que darán luz a su vida y a su obra. Cuando se trabaja con rigor y desde el respeto, con la intención de acercarse a la verdad, la disparidad de criterios no hace sino enriquecer la cuestión.

–He visto que también intervienen en la obra personajes como Bernarda Alba o Buster Keaton. ¿Con qué propósito?

–Lo reclama el propio conflicto de la obra, surgido de la sencilla clasificación que Federico hace de su teatro imposible. Había que encontrar dos personajes como representantes de ambas opciones. Tras barajar varias posibilidades, me incliné por Buster Keaton, conocido y adecuado para estar al frente del bando surrealista, y Bernarda, cuya acusada personalidad podría dar mejor juego como cabeza visible del costumbrismo.

–¿Cuándo se estrenará en Andalucía?

–Aunque la noticia aún está sin confirmar, parece que pronto. Posiblemente, para el verano se estrenará en Granada.

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