Sergio López | Experto en cómics

"El cómic español vive una etapa dorada en todo el mundo"

Sergio López, en su reconocida tienda Nostromo.

Sergio López, en su reconocida tienda Nostromo. / Juan Carlos Muñoz

Sergio López, gerente de Nostromo Cómics Sevilla (Sevilla, 1975), dio sus primeros pasos en la rama en la distribución de juegos de mesa en la empresa sevillana Millennium (una de las más importantes del país). En noviembre de 2015 ya era el máximo responsable de la tienda Nostromo, ganadora del premio Will Eisner a la mejor tienda de cómic del mundo por la Cómic Con de San en 2020. También fue reconocido por la prestigiosa revista Forbes como uno de los 100 empresarios más creativos del año, también en 2020.

–¿Recuerda su primer contacto con un cómic? –No sabía ni leer los primeros cómics que tuve ante mis ojos. Mi hermano mayor me leía las onomatopeyas y me fui familiarizando con algunas palabras (risas). A clientes que buscan para sus hijos las primeras lecturas les comento siempre ese impacto visual que da la primera sensación de leer un cómic, lo que nos lleva a convertirnos en devoradores de historias. Recuerdo Spiderman y sus encuentros con El Duende Verde. O el Guerrero del Antifaz, el Capitán Trueno…

–Era un descubrimiento todo en esos años ochenta, pero ahora el cliente llegará a la tienda resabiado, con un volumen de información previo.

–Antes conocíamos al personaje, hablábamos sobre él en nuestras reuniones de seguidores. Hoy en día, las referencias van más hacia el cómic de autor, qué autor ha realizado el cómic, más que el personaje. Y llegan pidiendo obras de David Rubín, Paco Roca, de Albert Monteys o incluso de Kieron Gillen o de Lee Bermejo.

–Cuando no había redes sociales, ¿cómo quedaban vuestras comunidades para charlas e intercambios?

–Había revistas especializadas que trataban de crear su comunidad, pero el gran salto llegó con las tiendas especializadas. Antiguamente, sucedía que faltaban números en los quioscos. Las tiendas dieron lugar a que fuéramos conociendo las historias completas.

–Cuando abrió Nostromo en el 97, todo era papel. Lo digital también sería un espaldarazo al poco tiempo.

–Lo digital no se nos ha convertido en un enemigo, como al principio se pudo temer. Crea comunidades y fomenta la afición. Pero el cómic te pide visualización y contacto con el papel. Los chavales más jóvenes que ahora acuden a la tienda, lo hacen porque el primer contacto visual, digital, con un cómic no acaba de saciarles lo suficiente. Cuando la serie les gusta y ven por ejemplo ese manga en la tienda, les llena. Es como cuando tú ves un cuadro de Goya, cómo va a ser lo mismo verlo en vivo que en una reproducción, por alta calidad que tenga. La gente cuando entra en la tienda suele decir “qué bien, aquí huele a cómic”. Lo tangible es una manera única de disfrutar. El papel persiste en los cambios de generación.

–Las traducciones también habrán evolucionado.

–Mucho, porque también el público cada vez es más exigente. En los 90, muchas veces, las traducciones al español de un manga japonés eran del inglés. Hoy, llegan esas traducciones directas del japonés al español. Un ejemplo, ha sido un éxito rotundo la nueva edición de Akira, clásico de los 90, que es muy, muy fiel al original, y se tradujo directamente del japonés. Las primeras ediciones de manga se hacían aquí con encuadernación occidental, y el público demanda la oriental, que se lee de derecha a izquierda.

–¿La del cómic es una cultura de friquis?

–El cómic se ha considerado el hermano pequeño de la literatura y al final la aparición de tantos autores españoles que triunfan a nivel internacional ha ayudado a que el cómic esté ya donde se merece. Han tenido que triunfar antes en el mercado francés o el americano para esa consagración, eso sí. En Marvel o DC hay muchos dibujantes españoles, hay cómics de autor como Paco Roca, Albert Monteys... O Diego Galindo, gran dibujante sevillano que ha tenido un éxito rotundo con Stranger Things. En la tienda se vende muchísimo.

–Las plataformas digitales se prestan mucho, por el formato de series, a volcarse en buenos cómics.

–Ha sido la clave de que hayamos llegado al público en general, antes el círculo era más cerrado. El cine y la televisión se fija más en los grandes guiones que hay en el cómic. Son sorprendentes las historias, continuamente surgen nuevos clásicos.

–¿En Sevilla y Andalucía hay más talento para el trazo, o para los guiones?

–Últimamente ha destacado más el dibujante, pero surgen casos como el del sevillano Isra, autor completo de San Juan de Aznalfarache, que funciona muy bien. Publica sus obras en EEUU.

–¿Los juegos de rol estuvieron desde el primer día?–Los juegos de rol potencian la imaginación y la creatividad, y si tuvieron mala prensa por algún suceso que llevó a confusión por el desconocimeinto de los medios, está superado. Hoy estamos acostumbrados a que nos lo den todo hecho, el rol ayuda a desarrollar, a tomar iniciativa. Y en la educación se tienden a eso, a razonar más que memorizar.

–Hablando de roles, ¿echa en falta apoyo después de haber llegado tan lejos a nivel internacional?

–Nosotros reivindicamos que la ciudad de Sevilla nos reconozca como un comercio emblemático, nos hemos convertido en un nuevo reclamo para la ciudad, se organizan firmas con principalísimos autores internacionales, como Lee Bermejo. Reclamamos eso porque atraemos gente de toda España con nuestros eventos.

–Ganar el premio Will Eisner en 2020 sería un impulso.

–Europa sólo ha logrado ese premio cinco veces. Es un reconocimiento a la etapa dorada que vive el cómic español en todo el mundo.

–Sevilla apuesta por el cómic. Estos días se ve.

–Es un buen punto de inicio. Celebramos por segundo año el Día Nacional del Cómic y Sevilla se ha volcado para que sea una fiesta, se haga un homenaje a nuestro amigo Carlos Pacheco, pionero en los cómics de superhéroes, y debe invitar a que otras ciudades se sumen. Es una entrada cultural para el público juvenil. Se dice que la juventud no lee y vemos año tras año que tenemos un público cada vez más juvenil.

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