José María Solís: "Me asustan los psicópatas a los que dejan actuar impunemente"
Este escritor madrileño acaba de ganar el premio de novela de la Policía Nacional con 'Henares'
José María Solís (Madrid, 1972) es licenciado en Derecho y actualmente compagina la escritura con la jefatura de un servicio jurídico en el Ayuntamiento de Madrid. Su novela Henares, sobre un crimen cometido en los años sesenta y en la que hace un estupendo retrato de una época, acaba de ganar el premio de novela de la Policía Nacional, que conceden la Fundación Policía Española y el Grupo Planeta, a través del sello editorial Martínez Roca.
Pregunta.Sorprende que haya ganado el premio de la Policía Nacional con una novela en la que apenas salen policías nacionales, ¿no le parece?
Respuesta.Fue Lorenzo Silva, que se enamoró de la novela. Yo estaba escribiendo otra novela que es la que iba a presentar a este premio, pero no llegué. Escribo lo que puedo, cuando puedo e incluso a destiempo. Esa otra novela la protagoniza un policía que ha vestido los cuatro uniformes, que ha ido de gris, de marrón, de los dos azules, y que se va a jubilar y echa la mirada atrás a un caso del año 90 en Alcalá de Henares. La de Alcalá fue la primera comisaría que hubo fuera de la ciudad de Madrid y yo quería utilizar eso. Pero no llegué y tenía esta otra que, efectivamente es una novela muy poco policial.
P.Bueno, sale un policía militar...
R.Que es un personaje real de verdad, fue un profesor mío. Pero es verdad que hay muy poco de investigación y muy poco de la Policía. Cuando me llamó el jurado, no me lo creía. Ya luego la editora me explicó que Lorenzo Silva, que estaba en el jurado, se había enamorado de la novela. Cuando hablé con él, me dijo que había que premiarla, que es una maravilla. Imagínese lo que supuso para mí que ese hombre me dijera eso. Hay que tener en cuenta que en el jurado había también tres inspectores jefes y un comisario principal de la Policía Nacional. Quiero entender que les gustó la novela en sí, tanto que me perdonaron el hecho de que hubieran tan poco de la Policía.
P.Dice en el libro que si no hubiera sido premiada, Henares estaría en un cajón digital, ¿tan mal está el negocio literario?
R.Yo sólo he conseguido publicar con premios. También es cierto que me he pasado más de 15 años preparando a opositores y soy tan empático que hacía míos los problemas y preocupaciones de mis alumnos. Me he pasado 15 años pensando en ellos de lunes a domingo. Es un trabajo muy bueno, se gana mucho dinero y tienes muchas satisfacciones. Voy por cualquier oficina pública y me encuentro a algún antiguo alumno. Pero a cambio tiene un peaje, que es el de no poder escribir algo medianamente largo. Podía escribir relatos y microrrelatos, pero no una novela. Retomé la escritura en 2023. Empecé con un ensayo sobre la maldad, que está inédito, y dos novelas a la vez. Pero cuando miro el mercado editorial, veo que no hay posibilidad si no es a través de los premios.
P.Entremos en la novela. Sitúa gran parte de la acción en los años sesenta y tenemos a un cura, un señorito, un portero y una sirvienta. Qué buen retrato de la España de la época, ¿no?
R.Es un retrato muy real, porque yo he trabajado en un colegio como el de la novela. Entré con 14 años y tuve contacto con gente mayor que yo que había vivido esta situación. Se contaban historias y a mí me fueron interesando. Esas chicas que venían del pueblo con 15 años y las metían a trabajar, que eran pura inocencia y no sabían distinguir la realidad de la ficción, que se podían creer cualquier cosa. Siempre cuento una anécdota que es muy llamativa. Un día que libraban fueron al cine y en la pantalla, a mitad de película, apareció un reloj que marcaba las 9:15. Pensaban que esa era la hora real, se levantaron y se fueron. Imagínese cómo podían actuar esas chicas cuando se encontraban con un sinvergüenza. Me interesaba también el ricachón, como un pobre hombre, que lo ha tenido todo siempre fácil, pero al que le ha faltado el cariño y el apego. Y luego están los diferentes roles dentro del colegio, que me salieron solos. He intentado que no fueran clichés.
P.El portero es un adolescente llamado Chema, que estudia y acaba convertido en funcionario del Ayuntamiento de Madrid, es obvio que es un trasunto suyo, ¿no?
R.No, nada, nada... Lo que pasa es que soy muy despistado. En una primera novela que escribí hace muchos años confundí algo. Y así me lo dijo Joaquín Leguina, que estaba en el jurado que la premió. Desde ese momento siempre pongo nombres que me valgan de referencia. Tiene una parte autobiográfica, que es el punto de partida, pero el resto es totalmente inventado.
P.Pero hay personajes que sí son reales, ¿no? Al menos dice usted eso al final.
R.No, es mentira...
P.Anda, como en la serie de Fargo... ¿Entonces ese Pascual Quesada que abandona a su familia tras la guerra y funda otra en Londres es una trola?
R.Bueno, se parece a alguien que existió, que es el abuelo de una amiga mía, pero no es exactamente igual. Me contó la historia y me pareció tremenda. Ramón J. Sender hizo algo parecido. Se fue a EEUU y dejó aquí a su mujer y a su hijo y allí anduvo con otras. Intentó llevarse a Carmen Laforet cuando se divorció. Era un elemento. A lo mejor él no lo veía tan mal. Es decir, España estaba muy lejos, era imposible que volviera, pues igual empezaba de cero, no lo sé.
P.Dice usted que ha escrito un ensayo sobre la maldad. Yo en su libro, sobre todo en los pasajes del malo, veo ecos de Muñoz Molina. No sé si ha leído Plenilunio.
R.¿Sabe quién me ha dicho que le recordaba a Plenilunio?
P.No, ¿quién?
R.Un inspector jefe de la Policía que estaba en el jurado, Carlos Sánchez. Pues mire, yo de Plenilunio recuerdo sólo el final, que me pareció brutal. Debe parecerse en algo cuando ya es el segundo que me lo dice.
P.Seguro. Hay una frase del libro que parece sacada de Quantico, de una escuela de perfiladores del FBI...
R.En la novela hay mucho de perfiladores, de esos que se pusieron de moda con Mindhunter.
P.Le leo la frase: "Los monstruos más terribles son aquellos que caminan a plena luz, aquellos a quienes la sociedad ha otorgado el derecho a la máxima visibilidad". Es una reflexión interesante porque hemos tenido casos reales de depredadores camuflados en la sociedad.
R.A mí me asustan mucho los psicópatas. Dicen que un 10% de las personas en determinados ámbitos, como es la administración, son psicópatas. Hace cuarenta o cincuenta años, en EEUU había como 400 asesinos en serie activos. Ahora hay 20. ¿Dónde está el resto? Porque están... ¿Qué ocurre? Que ahora hay móviles, cámaras, ahora es más fácil que te pillen. Me preocupa muchísimo dónde está esa gente. Y está en el día a día, ¿eh? Yo he visto en el ámbito laboral a auténticos psicópatas machacando a personas con depresión y cómo los de arriba no hacen nada. Me asusta mucho el psicópata al que dejan actuar y que es impune.
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