“Sin nada que amar, sin nada por lo que luchar, somos perfectos siervos que producen, consumen y obedecen”

Irene González. Jurista

Irene González durante la presentación de su libro en Sevilla.
Irene González durante la presentación de su libro en Sevilla. / M. G.
Juan Parejo

14 de julio 2025 - 03:15

Licenciada en Derecho por la Universidad Complutense, técnico de Auditoría del Estado. Analista en prensa de la realidad política. En Salvar Europa (Ciudadela Libros), su primer ensayo político en solitario, escudriña los problemas clave del derrumbe de la sociedad en Occidente.

Pregunta.–Salvar Europa, un título tan sugerente como inquietante ¿Cuáles son los males que afectan al Viejo Continente?

Respuesta.–Muchos, pero sólo puede entenderse lo que sucede si vemos la unidad en la amenaza, pero ramificada en diversas acciones. Estamos ante una guerra espiritual mucho más profunda que la superficial batalla cultural ideológica. Con salvar Europa me refiero a la civilización cristiana occidental, que no puede confundirse con una organización burocrática como la Unión Europea, una de las principales amenazas para Europa como civilización. En el libro desgrano cómo el globalismo antihumanista supone un cambio de valores radical. Vivimos en una dictadura emocional como base para implantar una tiranía tecnocrática. Se sacraliza una falsa libertad para ensalzar el aborto, la eutanasia, el fin del amor verdadero entre hombres y mujeres al considerar el amor una opresión, una carga que limita los deseos y emociones de ese adolescente absurdo sintiente que es el hombre moderno. Se busca acabar con nuestra identidad a todos los niveles y romper los vínculos con lo que nos trasciende y nos salva. Sin nada que amar, sin nada por lo que luchar somos los perfectos siervos que producen, consumen y obedecen. En este proceso de destrucción de nuestra identidad la islamización y la inmigración masiva son un instrumento fundamental. El decrecimiento planificado en nombre de un dios pagano como el clima o el transhumanismo como ruptura del orden humano. Todo ello se lleva a cabo bajo una sacralizada y falsa democracia que legitima el proceso de destrucción, que tiene como origen y como final la descristianización de Europa.

P.–La civilización europea está construida sobre tres pilares, fundamentalmente: la filosofía griega, el derecho romano y el humanismo cristiano. Actualmente, todo lo que huela a religión (católica, claro) se persigue sin piedad…

R.–La descristianización es la clave de todo para poder entender la profunda destrucción a la que nos enfrentamos. Desde la Revolución Francesa se expulsó a Dios de la sociedad para poder erigir al Estado como el nuevo dios, la única fuente de moral para ser sus perfectos siervos sin otra fuente de verdad que nos trascienda. La verdad así puede establecerse solo por el Estado. Los verdaderos enemigos buscan acabar con el catolicismo porque reconocen al verdadero Dios. Un hombre que no ha roto este poderoso vínculo con él y es consciente de su verdadera identidad es un hombre libre con sentido, poco manejable por los tiranos que quieren ocupar el lugar de Dios.

Vivimos en una dictadura emocional como base para implantar una tiranía tecnocrática"

P.– Dedica un capítulo del libro a lo que llama “el laicismo islamizante”, ¿de qué se trata?

R.–El laicismo ha sido la principal puerta del islam a una Europa que ha despreciado su propia identidad cristiana, como hemos visto en Francia, paradigma del acérrimo laicismo del modelo “el Estado es Dios”. No es casual que desde la Revolución Francesa y el genocidio de la Vendée, allá donde se han perseguido católicos, quemado iglesias y derribado cruces desde entonces, sea el país más islamizado de Europa. Ha sido el vacío de cristiandad y el páramo espiritual creado por el laicismo lo que han permitido la libre y fructífera expansión del Islam. Nos han obligado a vivir en la anormalidad antinatural del laicismo en Europa que niega la necesidad existencial e intelectual de Dios que tiene el hombre creando un vacío que no puede llenarse con una Constitución. Todo para que sólo rindamos culto y obediencia a un Estado dirigido por hombres que se creen dioses y buscan expoliarnos. El laicismo como la islamización son proyectos descivilizatorios de descristianización de Europa. El cristianismo ha pasado de ser lo común en toda Europa a ser el gran tabú de la sociedad absurda posmoderna. No se puede admitir ese consenso impuesto desde el poder de considerar el laicismo como elemento de cohesión de sociedades multiculturales. En primer lugar, porque la negación de Dios es una posición religiosa, cuando Europa se crea desde el Cristianismo. Ante este vacío, el Islam es una identidad fuerte que no encuentra obstáculos poderosos a su avance. Si sacas de una escuela la Cruz, no será una Constitución la que impida la proliferación del hiyab.

Irene González con su libro.
Irene González con su libro. / M. G.

P.–¿Es Trump una oportunidad para Europa?

R.–Aunque Trump haya supuesto una victoria ante un globalismo desnortado dispuesto a implantar una agenda antihumanista hasta el punto de no retorno, es el presidente de los EEUU, no de Europa. No esperen que haga algo que no sea exclusivamente de sus intereses.

P.–¿Qué es lo más urgente por hacer?

R.–Salvar Europa empieza por salvarnos a nosotros mismos, pero no como ejercicio de individualismo, sino siendo conscientes de nuestra identidad, volver al origen, al bien común, a lo que creó una civilización de belleza, bondad y verdad. Para ello, hemos de recuperar la virtud cristiana del coraje, perder el miedo a decir la verdad y volver a levantar la Cruz, se crea o no en Dios, como única forma de evitar el derribo y sustitución.

P.–A pesar de todo, lanza un mensaje de esperanza de cara al futuro ¿estamos a tiempo de revertir la situación?

R.–Sí, aunque estamos en la prórroga. Venceremos, pero no hay tiempo de mirar a otro lado.

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